Capítulo 78

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Escenas +18

Pasamos toda la noche haciendo el amor, teniendo sexo salvaje y haciéndonos cariñitos hasta altas horas de la noche.

Drag no había exagerado al decir que era un hombre de verdad, esa noche había logrado contenerse para poder prolongar mi placer, para así después obtener el suyo. Reconozco que descubrí que era multi-orgásmica gracias a él. Perdí la cuenta en mi quinto orgasmo, pero él había logrado venirse tres veces.

Cuando acabamos ya era bien entrada la noche, y soy consciente de que habíamos empezado a mediados de la tarde. Y no conforme con ello, al despertar tuvimos el mejor mañanero de la historia. Y si hubiera sido por mí, hubiera seguido. Pero Drag me dijo que tenía asuntos por resolver, entre ellos mi regalo para mañana, sólo por eso lo deje ir.

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Estuve toda la mañana enredada en las sábanas y rememorando todo lo ocurrido hacia tan sólo unas horas.

Tan sólo pensar en eso, me hizo dar cuenta de que cualquier cosa se puede convertir en un vicio. Porque ya estaba extrañando como loca su cuerpo, sus besos, sus caricias, todo él. Quiero pensar que sólo se trata de algo carnal, pero sé qué mi corazón de una u otra forma siente por Drag.

Para evitar dar rienda suelta a mis pensamientos, decido alistarme y dirigirme a la sala de entrenamiento.

Aunque no era obligatorio que fuera, ya se había convertido en mi rutina.

Pasé el resto del día entrenando en el ring de boxeo, pelee con varios guardaespaldas de Drag y afortunadamente les gané.

Ya no era un secreto que me había vuelto el "arma secreta" de Drag. Los trabajadores sacaron sus propias condiciones. Y si antes me miraban con respeto y miedo ahora era peor.

(...)

Por fin mi cumpleaños número veinte, había llegado y con ello la dichosa sorpresa de Drag. A diferencia del año pasado, esta vez no había recibido regalos o felicitaciones por parte de mis padres. Las únicas personas que me habían felicitado eran los empleados de Drag, todos excepto María, la cual convenientemente había viajado a Alemania para evitar inconvenientes. Creo que ese fue un gran regalo.

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Nana me estaba ayudando a ponerme el dichoso vestido, y sin ánimos de parecer egocéntrica, el vestido me quedaba perfecto.

La prenda hacía resaltar todos mis atributos, cada cosa en su lugar. Los tacones me dieron elegancia. Y el maquillaje básico resaltó mi belleza natural.

Al verme al espejo sonreí por el resultado obtenido. Al final había decido dejar mi cabello suelto y al natural, mis rizos se hicieron presentes debido al clima.

A eso de las 6 pm, Drag me buscó en mi habitación. Y verlo boquear varias veces me hizo sonrojar de manera sobrenatural.

-Estás ... guao-dijo o intentó decir.

-Vamos a ver esa sopresa-digo guindándome de su brazo- Sabes que soy muy impaciente. Y tu sopresa me tiene con mucha curiosidad.-dije mientras bajábamos las escaleras.

-Recuerda que la curiosidad mató al gato.-dijo cuando ya nos acercábamos a una de las camionetas.

-Pero al menos murió sabiendo-digo entrando en el auto.

-Toma- me tiende una bolsa oscura-Pontelo.

Al decir eso imagino mil cosas pervertidas. Pero sí que estaba lejos de la realidad. Al abrirla, veo una especie de capucha, como la que usaban los verdugos en la edad media, salvo que ésta no tenía los orificios de los ojos ni de la boca. Era igual por delante y por detrás.

El Ángel de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora