Capítulo 4

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En multimedia Anastasia Hardeski


Después de una extenuante jornada académica llena de clases inservibles como etiqueta, cocina, historia y demás cosas aburridas. Decido irme a mi hogar, donde me han de esperar mis padres para almorzar.

Llego y me encuentro a mi madre en el comedor almorzando sola, cosa que ni me sorprende, ya que, mi padre siempre está afuera por cuestiones de negocios.

-Hola madre, ¿cómo estás?- digo sentándome para acompañarla.

-Llegas tarde Samantha,-dice reprochándome otra vez- tuve que comer sola porque la niña no llega a la hora.

Decido no contestar para evitar otra pelea. Bastante tengo con lo que va a pasar esta noche. Estoy tan ansiosa pues no se con quien me enfrentare.

An siempre se encarga de decirme con quien voy a pelear, pero esta vez no lo ha hecho y me preocupa un poco.

-Bueno, ya comí, ya me fui-digo levantandome de la silla- hoy me quedaré a dormir con An.

Y antes de que diga algo, subo rápido a mi búnker personal digo mi habitación.

Ella consta de una cama gigantesca en la cual cabrían diez personas acostadas cómodamente; un balcón donde se pueden apreciar cada amanecer y atardecer que me proporciona mi linda Rusia; un baño, cuyas paredes están revestidas de espejos, una bañera amplia, una ducha espaciosa y cómoda, y un baño digno de una reina; un armario del tamaño de otra habitación, donde todo esta perfectamente acomodado; un escritorio sobrio y elegante, un televisor plasma de 64 pulgadas; una mecedora de caoba, una biblioteca que ocupa la mitad de una pared, llena de primeras ediciones; las paredes pintadas cada una en honor a una estación del año, y el suelo revestido de una alfombra color violeta. Siendo así la habitación deseada de cualquier adolescente.

Después de buscar todo lo que necesitaba para quedarme donde An, agarre mi bolso, mis llaves y decidí irme cual ninja. Sin que nadie se diera cuenta. O eso creí hasta que mi Nana Gabriela me atrapó en plena huida.

-A dónde vas mi niña?- dijo en voz baja y con un tono amoroso.

-Voy donde An-digo susurrando- me atrapaste mientras huida jajajaj

-Ay niña! ya le dijiste a tus padres?-dijo y en seguida asenti- ya saben a donde vas a estar?

-Nana a ellos no les importa. Y sí, si les dije pero les dio igual- dije restándole importancia- sabes Nana? Ya se me esta haciendo tarde, nos vemos mañana! Te quiero- termino diciéndole mientras salgo directo a mi carro.

Nana es la única persona en esta casa que se ha preocupado por mi desde que nací. Tanto así, que era ella la que me alimentaba y no mi madre, cuando me caía era ella la que me curaba mientras mis padres me decían lo descuidada que era.

Y con ese pensar me fui directo a mi segunda casa, al apartamento de An.

El Ángel de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora