10. Machine Gun Kelly (Colson Baker)

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Miradas.


Tocó la puerta casi haciendo malabares para evitar que su bolso resbalara de su hombro o que el gran regalo que tenía en las manos se cayera. Se removió en su lugar cuando sintió que la falda se le levantó un poco y tenía las manos ocupadas para arreglársela, claro que estaba siendo paranoica por que este no era el estilo de ropa que solía llevar pero su mejor amiga/roomie había insistido en que ya era tiempo de vestir como una mujer de veintitrés años hermosa y llena de confianza como la que ella era. Todavía no sabía cómo se había dejado convencer... aunque en realidad no se veía tan mal.

Su prima abrió la puerta y dio un brinquito de felicidad cuando notó quien era.

—¡Que bueno que viniste! Pensé que nos dejarías plantados como por cuarta vez en lo que va de año.

—Muy graciosa —Mofó con sarcasmo—. ¿Me dejarías pasar? Esto es más pesado de lo que se ve.

Solo había venido por que su prima le había prometido que esta no era una típica fiesta de fin de semana, era más una reunión informal para celebrar el ascenso de Mark, su esposo, a vicepresidente de la compañía en la que trabajaba. Decidió ir cuando puso su vida en retrospectiva y se dio cuenta que en los siete meses que iban de año, solo había salido cuatro veces un fin de semana, dos de ellas a una reunión familiar y dos de trabajo. Claro que se sintió patética y no creyó que lo más recomendable era quedarse. Nunca se había quejado del estilo de vida que llevaba, al contrario, era feliz con como era pero también estaba consciente de que estaba en plena flor de juventud y no estaba disfrutando de sus amigos, familia o simplemente de la vida como debería.

La casa estaba perfectamente decorada, había una fuente de champagne, un bufete, una barra llena de postres, bar abierto y una mesa lista para aproximadamente treinta personas. Si, Alina y Mark tomaban muy en serio lo de ser buenos anfitriones.

—Amor, mira quien se dignó a venir. ¡Y hasta te trajo un regalo! —Exclama Alina entre alegre y burlona.

—¡Bubbles! —Grita Mark desde el otro lado de la sala y todos miran hacia ella. Rueda los ojos por ese ridículo apodo. Mark la llamaba así desde los nueve años, cuando estaba obsesionada con los sopla burbujas. Claro que eso fue hace siglos pero eso a él no parecía importarle en lo más mínimo.

—No me llames así, ya supéralo.

—Es el único nombre que saldrá de mis labios dirigido a ti por el resto de mis días, solo gózalo —Comentó mientras abrazaba a su pricuñada favorita—. ¿Eso es para mi? No tenías que molestarte. Ya dámelo, es mío.

Los tres rieron y Mark tomó el regalo de sus manos mientras le daba sus más sinceras gracias y la abrazaba otra vez. La amistad con Mark había sido una de las más duraderas en su vida, era hija única así que Alina y Melina, mellizas, habían sido como sus hermanas.

—Ven, cuéntame cómo haz estado. Melina morirá cuando te vea, está arriba todavía vistiéndose.

Alina tomó su mano y la arrastró hasta el segundo piso. Cuando entraron a la habitación donde se encontraba Melina, a esta no le importó tirar el maquillaje de sus manos y correr a abrazar a su prima.

—¡Bubbles! —Reía mientras la apretaba en un fuerte abrazo.

—¿En serio? ¿Tu tampoco lo has superado?

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