17. Matt Bomer

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Suficiente.
Matt x Anne💕




Camino deprisa. Mirando a todos lados para confirmar que no haya nadie a los alrededores.
En la entrada de la cocina, me fijo que sólo esté él adentro. Cuando me aseguro, entro y lo halo hacía una esquina opuesta a la entrada ya que no hay puerta y si alguien pasa por el pasillo nos ve fácilmente.

—¿Que haces? —Dice sujetando firme su café cuando estuvo a punto de derramarlo por la fuerza de mi empuje.

—No sabes cuánto he pensado en ti hoy —Susurro mientras lo abrazo por la cintura e intento darle un beso, él mueve su rostro para evitarlo.

—No, no, espera —Pone su café en la mesada. Separa su cuerpo del mío y echa un vistazo a la puerta—. Anne, nos van a ver.

—No, somos los únicos en el edifico —Vuelvo a acercarme a él y esta vez lo sujeto del cuello. Trata nuevamente de separarse pero lo que hago es eliminar los centímetros que me impedían besarlo, aunque él se aleja en menos de cinco segundos.

—Sabes que aquí uno nunca está solo —Eso era cierto.

—En este piso, si —Me niego a darme por vencida y no acepto un no por respuesta, ahora lo halo de la camisa, sacándosela un poco del pantalón, pero consiguiendo pegarlo a mi otra vez—. Por favor, bebe. Me has tenido hoy desesperada. Ya sabes como me encanta cuando usas azul —muerdo mi labio mirándolo directo a esas dos luces que tiene por ojos—. Y te ves tan guapo con ese corte.

Una curva casi imperceptible cruza sus labios.
Y me mira con esa intensidad que me pone a temblar las piernas.

Le robo un beso antes de preguntarle: —¿Me llevas a casa?

Él sabe perfectamente que es una invitación implícita.

—No te lo has ganado pero ¿como me resisto cuando me lo pides con esa sonrisa? —Dice con sus labios casi rozando los míos.

—Puedo portarme mejor —Muerdo mi labio inferior y deslizo mi dedo índice por su pecho, sabiendo cómo convencerlo. Aunque no es que tuviera que hacer mucho tampoco.

Obviamente, esto no era una escena nueva. Ya habíamos dormido en la casa del otro en innumerables ocasiones en los últimos cuatro meses, cuando todo esto comenzó. Nuestro romance, que honestamente era algo más sexual que amoroso, no podía ser público por varias razones.

Primero, Matt era jefe de planta de la fábrica y yo era supervisora de piso, no estábamos supuestos a relacionarnos más allá de lo laboral. Él me había contratado hace casi un año y yo me encargué de que las cosas se dieran cuando acepté que le tenia unas ganas enormes a mi jefe después de tres meses de estar trabajando juntos.

Segundo, Matt solo estaba aquí por un año. Había sido enviado desde otra ciudad para crear el nuevo departamento, del que yo había salido escogida supervisora.

Tercero, y más importante, Matt estaba casado. Y tenía una hermosa familia, de esposa y una hija, que iba a ver cada dos o tres semanas. Aunque me sentía fatal cada vez que caía en cuenta de que estaba posiblemente metiéndome entre un matrimonio estable, tan estable como podría ser con un esposo que era infiel, y no era algo de lo que me sintiera orgullosa, tampoco le prestaba mi energía. Ni siquiera sabía quienes eran, mientras menos sepa mejor para mi consciencia.

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