San Valentín.
Evan x Hailey💕Salto de la cama cuando escucho el inconfundible sonido de la puerta abrirse. Chequeo que mi pelo y mi vestido estén perfectamente acomodados. Mis tacones hacen ruido mientras camino apresurada a recibirlo.
Cuando llego a la sala, él está dándome la espalda poniendo algo en la mesa que no puedo llegar a ver, para seguido quitar su chaqueta algo mojada y poner la sombrilla empapada en una esquina de la puerta, estacionarse frente a mi edificio era imposible, siempre había que terminar casi una cuadra más abajo. Se gira y me encuentra parada con una sonrisa radiante esperando que el viniera a saludarme.
—Wow —Susurra caminando en mi dirección. Sus brazos rodean mi cintura y besa mis labios cortamente antes de continuar hablando—, ¿cómo es posible que cada vez que te veo te encuentre aún más hermosa?
Sonrío hecha mantequilla ante sus palabras.
—Tu estás muy guapo —Le digo planchado una arruga imaginaria en su camisa blanca con mi palma.
—Gracias, hermosa. Me esforcé para ti —Me guiña un ojo juguetonamente. Mira detrás de mi y sonríe aún más—. Esas son unas muy bonitas flores.
—Lo son. Gracias, mi amor —Le agradezco sincera. Un arreglo de 30 girasoles reposaba en mi estante. El primer regalo del día que encontré cuando llegue al trabajo en la mañana. El segundo aún no había llegado a mis manos—. ¿Está lloviendo mucho afuera, cierto? —Pregunto arrugando la nariz. ¿Como iríamos a nuestra cena al aire libre en el restaurante frente al río?
—Si —Responde. También frunce el ceño al darse cuenta de que sería una terrible idea decidir salir a cenar. Probablemente esten llenos todos los lugares y ahora más debido a que solo se podrían utilizar las partes techadas—. Supongo que estamos atascados aquí dentro.
—Pero aún podemos tener nuestra cena —Lo miro sugestivamente—. Tengo pizza y vino. No es una cena lujosa pero te juro que será igual o más divertida.
Ambos reimos mientras Evan asiente.
—No importa donde sea, nena, si es contigo —Murmura, besa mi frente antes de que caminemos a la cocina.
Me deja sentada en un taburete y se dispone a buscar en los estantes y el refrigerador lo que necesita. Deja la pizza en el horno, para seguido colocar dos copas frente a mi y servir del vino francés que consiguió en la repisa.
—Es dulce —Digo cuando saboreo el primer trago—. Está rico, me gustan los dulces.
Él asiente probándolo.
—¿De donde sacaste esto? —Frunce el ceño— Pense que no te gustaba el vino.
—Lo dieron de souvenir en una fiesta del trabajo.
—Está bueno —Evan se termina todo el contenido de la copa en un solo trago.
—Si, vaquero pero es vino no jugo. Toma mas despacio —Niego divertida, bebiendo del mío apenas un sorbo.
Me deshago de mis tacones dejándolos caer con un ruido sordo, si íbamos a estar en casa no había razón para ocuparlos.
—¿Cuanto le das a esta? —Pregunta mirando la pizza dentro del horno.
—Siete minutos normalmente.