6. Tom Hiddleston

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Será rápido, lo juro.
Smut





Escuche los pasos de Tom mientras terminaba de colocarme algo de perfume.

—¿Ya estás? —Preguntó apareciendo por la puerta. Sonrió y la abrió por completo dándome una mirada de pies a cabeza.

—¿Ya se fue Laura? —Le dije mirándolo caminar hacia mí. Laura había sido la encargada de arreglarnos para la ceremonia de los BAFTA a la que tenemos que asistir esta noche. Exactamente en treinta minutos.

—Sí —Respondió sin dejar esa mirada pícara que llevaba desde que entró a la habitación.

Me quitó el perfume de las manos para dejarlo en su lugar, las suyas fueron a parar a mi cintura y entonces escondió su cara en mi cuello.

–De verdad amo cuando utilizas esa colonia —Me dijo dejando un beso en mi hombro.

—Por eso la uso tanto —Conteste sonriendo. Él se alejó unos centímetros para entonces darme un beso que probablemente haya arruinado mi brillo labial.

—Y te ves preciosa con ese vestido —Sus dedos se clavaron en mi cintura cuando hizo un leve apretón. Sus labios se movieron esta vez en dirección a mi cuello. Lamiendo en ciertos puntos y mordiendo en otros.

—Tom... —Dije en advertencia, estaba entendiendo a donde quería llegar.

—Tenemos tiempo —Susurró enredando sus brazos en mi cintura cuando vio que mis intenciones eran alejarme.

—No.

La respuesta salió casi como un quejido. Él no había detenido sus besos en ningún momento y mi fuerza de voluntad se vería afectada en cualquier segundo a causa de ello.

Sus manos bajaron a mi trasero donde acarició y apretó a su gusto. Volvió a darme otro beso de esos que sabe que me deshacen, mordiendo mi labio inferior antes de separarse.

—Tom, vendrán en cualquier momento por nosotros. Además, ya estamos arreglados, terminaremos hechos un desastre, lo sabes —Dije como pude.

—Prometo mantenerte perfecta. Preciosa, me has tenido con una erección desde esta mañana, no puedo soportarlo más. Y vienes y te pones ese vestido —Sus manos me acercan más a él y suelta un gruñido. Ataca mis labios y esta vez el beso es más salvaje y demandante.

Como era de esperarse, termino cayendo en sus caricias y me dejo hacer. Su mano derecha acaricia mi pierna que salía por la abertura del vestido. Trato de acariciar su caliente abdomen pero el saco me estorba y termino quitándoselo para dejarlo en la cama. Desabrocho su camisa y al fin siento su piel contra mis palmas. Lo abrazo por la cadera mientras él se encarga de subir mi vestido para tener más acceso a dónde quiere llegar. Sus manos se pasean seguras contra mis muslos y tiemblo un poco cuando sus dedos llegan a mis bragas ya mojadas.

—Estás tan lista para mí —Susurra con su voz más profunda a causa de la excitación. Esa maldita voz que me calentaba en segundos. Era capaz de decirle si a todo si él me hablaba de esa manera—. Será rápido, lo juro.

Camina unos cuantos pasos y termino chocando con la pared. Mis manos se dirigen a su cuello y las enredo ahí a la par que continuo besándolo. Él abre sus pantalones y los baja hasta sus muslos llevándose su bóxer en el proceso. Toma mi pierna y la sube hasta su cintura, la mantiene sujetada ahí y con la otra mano aparta mi ropa interior a un lado. No hubo un aviso ni juego previo antes de que en una sola estocada lo sienta llenarme por completo. Jadeo cuando empuja tan profundo y el sube aún más mi pierna para enterrarse totalmente en mí.

Su cuerpo cubriendo el mío en su totalidad, su rostro en el hueco de mi cuello y sus embestidas marcando un vaivén alucinantemente delicioso. Lo abrazo a mi cuerpo y muerdo su hombro tratando de controlar los gemidos que se me escapan sin control, no necesitamos que todo el piso del hotel se entere de lo que estamos haciendo. Aunque eso parece importarle una mierda a Tom que gruñe y gime sin moderar el volumen de su voz. Escucharlo tan perdido y sin control solo me calienta más y comienzo a moverme a su ritmo aumentando más el placer de ambos. Siento su aliento caliente en mi cuello y me retuerzo en sus brazos ante la sensación. Tiene una mano en mi nuca y sé que se está conteniendo para no halar mi pelo y estropear mi peinado.

Aprieto su camisa en un puño en reacción a todas las emociones que me golpean, pero no quiero arrugarla así que muevo mis manos rápidamente hasta su espalda y termino arañando sus hombros mientras lo acerco a mí lo más que puedo. Suelto grito tras grito cuando él toca los lugares adecuados.

—Muñeca, si, Dios —Musita jadeante y agitado. Suelta gemidos bajos y suspiros que solo causan que yo me eleve más alto al escucharlos—. Nena, estoy ahí. Vas a llegar conmigo, muñeca —Dice y mueve su mano de mi nuca a mi barbilla. Me sujeta de una manera posesiva mientras clava sus ojos en los míos. Su pecho subiendo y bajando pesadamente—. Vas a llegar conmigo, ¿de acuerdo? —Sus estocadas se hacen más rápidas y profundas, cierro los ojos cuando siento mi cuerpo ser acogido por una ola de calor— Abre los ojos, quiero que me estés mirando cuando te haga tocar el cielo.

Gimo por lo demandante de sus palabras y él me besa duro y sensual, explorando mi boca y derritiéndome en el acto.

—¡Tom! —Chillo cuando siento el orgasmo formarse— Por favor, mi amor, por favor —Digo sin saber bien por que pedía.

—Abre los ojos, mírame —Pide a centímetros de mi rostro.

Ni siquiera supe en que momento los había cerrado. Lo siento tensarse y suelta un sonido gutural extremadamente caliente. Ataca mis labios otra vez y se separa cuando sollozo en medio del beso, lo siguiente que se escucha en la habitación es el chillido que suelto cuando el orgasmo me hace ver estrellas. Él sonríe frente a mi sin dejar de moverse y mirándome directo a los ojos. Me penetra unos segundos más y vuelve a esconder la cabeza en mi cuello dando las últimas estocadas antes de que el orgasmo lo golpee y él gruña sobre mi piel.

Lo siento sacudirse un poco a causa del clímax y agradezco que siga sujetándome de la pierna porque estaba echa una gelatina. Había sido tan intenso, supongo que por la prisa de que teníamos menos de treinta minutos.

—Te amo —Dice besando cortamente mis labios y dejándome estable en el suelo.

Sonrío y lo beso otra vez. Él toma una toalla húmeda de las que descansaban en el buró y que yo utilizaba para retirar mi maquillaje, me la pasa y toma otra para él.

Camino al baño, me quito las bragas que ahora están pegajosas y trato de limpiarme un poco. Lavo mis manos y camino a la gaveta donde guardo mi ropa interior. Mientras busco una adecuada escucho que el teléfono de la habitación suena, me apresuro a terminar de colocármelas y me acomodo el pelo y el vestido mientras Tom contesta.

—Ya vinieron por nosotros —Dice cuando cuelga. Tira el papel con el que secaba sus manos y me hala hacia su cuerpo— ¿Viste? Te deje perfecta. A lo mejor un poco sudada pero eso solo te hace ver más caliente —Deja un beso en la comisura de mis labios para luego darme otro apropiadamente.

—Cierra la boca —Reímos y él sujeta mi mano para luego caminar hacia la puerta.

No me molesto en colocarme brillo otra vez porque tengo muy en claro que no me durara ni dos segundos.

One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora