Digo muchas estupideces.Tom x Anne💕
Mis pasos son lentos cuando entro al gran salón. El largo vestido rojo de tirantes ceñido al cuerpo me hace sentir casi como si estuviera flotando. Y aunque estoy aquí mas por compromiso que por placer, sonrío sincera cuando Zosia llega hasta mi.
—Kochanie! —Dice a la par que me envuelve en un abrazo—. Que feliz me hace que estés aquí.
—Y yo estoy feliz de verte. Feliz cumpleaños, Zosia. Espero celebrar muchos mas contigo—. Le agrado mientras la abrazo otra vez.
Le entrego lo que era su regalo y ella sonríe encantada.
—Espero que te guste, una vez te lo prometí y aquí están.
Los accesorios de Ámbar y Larimar eran sus favoritos, los había mandado a buscar directamente de la República Dominicana.
—Se que me encantara, tu me conoces muy bien —Dice honesta y toma mi mano—. Te he extrañado mucho, de verdad.
—Y yo a ti, Zosia. Demasiado.
Su mirada es melancólica y yo bajo el rostro para que no vea mis ojos acuosos. Estaba muy sensible últimamente y solo Dios sabia las ganas que tenia de tener una amiga con la cual hablar.
—Pero ven que te muestro tu mesa, es la número dos. Te iba a sentar con mi familia, pero se que estarías incomoda y te senté con Ella y su esposo, a ella por lo menos ya la conoces. Aun no llega, ¿Te molesta si te dejo sola un segundo?
—No, para nada. Sigue atendiendo a tus invitados, cumpleañera. Estaré bien qui.
—Tu pide lo que quieras—. Dice mientras camina a un grupo de persona que aclamaban su nombre.
Sentada sola en aquella mesa para seis, me sentí mas pequeña de lo normal. Habían tantos pensamientos volando en mi mente que en cualquier momento me daría una jaqueca terrible. Cuando mi tormento principal vuelve a hacer acto de presencia decido que definitivamente hablaría con Zosia.
Zosia era lo mas cercano que tenia a una amiga. Fuimos compañeras de trabajo por cinco años hasta hace apenas ocho meses y nos convertimos en confidentes. Ella era una polaca radicada en Nueva York y yo una neoyorquina con raíces latinas y europeas, eramos una combinación de culturas, nunca nos aburríamos.
Nos conocimos trabajando para Adal Ferrer, presidente de una de las agencias de publicidad mas famosas de Nueva York. Yo era Asistente de Presidencia y Zosia, Asistente de Director Comercial. Y aunque ya no trabajemos juntas porque yo conseguí una oferta imposible de rechazar, nunca perdimos comunicación.
Como si lo hubiese invocado, mi vista se posa en una pareja caminando hacia mi. No puedo evitar ponerme de pie cuando llegan a mi lado. Mi antiguo jefe, que mas que eso es uno de esos modelos a seguir que te inspiran y te enseñan un montón de cosas, se encuentra de pie frente a mi, con los brazos abiertos para regalarme un gran abrazo.
De repente siento unas fuertes ganas de llorar. Hace mucho tiempo que no veía a Adal, y no sabia que había extrañado sus abrazos paternales hasta este momento. No fue solo un instructor en el ámbito profesional sino también de la vida, mas de una vez me había dado un hombro donde apoyarme cuando me daba algún consejo en un tema personal. Y en este momento, en el que mi cabeza era un lío y estaba algo asustada, ese abrazo no me cayó nada mal.
—Mucho tiempo sin verte, Anne —Dice con una gran sonrisa.
—Señor Ferrer, no se imagina lo mucho que me alegra verlo —Saludo con un suspiro, tratando de controlar mis emociones.