Algo no tan peculiar

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Si pudo definir a Jennie en una sola palabra podría ser espontánea pues ella era del tipo de personas que hacen cosas las cuales nunca te las veías venir.

Muchas personas al pensar en la escuela, viene a su mente cosas como estudios, deberes maestros, bancas, comida de la cafetería, pero para mi es el lugar en el que mi mente finalmente se abrió, pues gracias a mis amigas deje de pensar en ese millar de cosas de la cuales mis padres me solían decir que eran incuestionablemente malas para mi.

Algunos pueden acusarme de que en realidad haya sido mi culpa dejar que ella entrara en mi vida y en pocas palabras me pervirtiera y fuera aplastando cada parte racional de mi, pero les ruego que no me jueguen por anticipado, pues mis razones van más haya de ser un poco inocente, o sumisa.

Ya que en un principio el miedo a lo que ella creyera de mi era lo que me movía pues sentía que debía estar a su altura, Jennie no era un ángel por que aunque su rostro confundía a los demás, lentamente fui conociéndola, pero eso es algo de lo que más adelante hablaré, en realidad nunca sabré si en realidad las cosas que hacía fueron con intención, o tal vez solo una curiosidad adolescente. Pero lo que sí puedo confirmarles es que Jennie siempre conseguía lo que quería.

Cuando todo empezó una parte de mi sintió incomodidad y hasta vergüenza pues sentía que si tan solo lo susurraba por lo alto la gente me juzgaría, pero para Jennie parecía algo tan normal que me dije a mi misma, que en realidad yo era la anticuada, la verdad es que yo quería que ella pensara que era cool, en pocas palabras pues sentía que si fingía sorpresa o incómoda ella se alejaría de mi, aunque ahora me cuestiono sobre que hubiera pasado si desde un principio le hubiera puesto un alto, quizá no habría salido herida.

Ese día como otro miércoles, mi curso tuvo la mágica suerte de que nos tocara ir a la iglesia.

Jennie y yo nos sentamos en la misma banca al como siempre, yo no tenía ningún inconveniente de que Jennie en vez de prestar atención a lo que decía el Sacerdote prefiriera hablar sobre una película que había visto la tarde anterior, pues supongo que después de tantas veces en las que mis padres me habían llevado a la iglesia mi cabeza se había saturado, de escuchar la misma lata de siempre, pues solo déjenme decirle que había ido tantas veces a la iglesia que ya sabía de memoria las palabras que él anciano en el altar decía.

Aquel día en particular me había sentido muy cansada y sabía que momentos como este hay que aprovechar, así que mientras Jennie hablaba me apegue a su hombro y deje caer mi cabeza, esta pasó su manos sobre mi hombro y primero empezó a jugar con mi cabello, algo que me producía una leves cosquillas, pues a quien no le relaja que le toquen el cabello, pero algo que realmente me tomó desprevenida fue cuando dejó de lado mi cabello para deslizar su mano por debajo de mi chaleco y de mi blusa blanca, inmediatamente me reincorpore, pero ella no retiró su mano y es más la introdujo más tocando levemente mis pechos.

-Jennie- dije por lo bajo pues en ese momento la iglesia permanecía en silencio ya que el Padre daba la homilia, Pero al parecer que yo llamara su atención pareció no importarle pues lo tomó como burla más que una forma de pedir que no lo hiciera, de la cual yo intentaba

-Vamos, antes nunca nadie te ha tocado- aquella frase salió de sus labios como si lo que acabara de hacer fuera lo más normal de mundo, como si en realidad yo fuera la desubicada en ese lugar

Tal vez en ese momento debí haber puesto un límite pero mi miedo a no caerle bien me absorbió y decidí no decir nada, guarde silencio de igual manera en la que ella lo hacia, después de que tenía ese tipo de arrebatos.

-Tienes unos pechos muy suaves- expresó tras apretarlos y luego sacar su mano y sonreír como si nada hubiera pasado

Recuerdo que al sentir sus manos sobre mí sentí una descarga eléctrica corriendo por todo mi cuerpo, y pensé que se debía a la ansiedad respecto a que probablemente alguien nos hubiera visto, pero supongo que fue una forma de justificar, que había vuelto a sentir aquel cosquilleo, después de que una mujer me tocara.

RESILIENCIA|+18|Jennie x Rose Donde viven las historias. Descúbrelo ahora