Hermosas mañanas

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Dos años después

-Buenos días- dijo Lisa mostrando aquella hermosa sonrisa luego de dejar un beso en la punta de mi nariz -Aun no me canso de ver lo linda que luces por las mañanas- al escucharla no hice más que cubrirme con las mantas sintiéndome avergonzada.

-Si claro- dije destapando mi rostro para que solo se vieran mis ojos.

-Habló enserio eres tan linda- repitió tirando de la manta para luego colocarse sobre mi -Hoy es el día- replicó besado mis labios -Tenemos que decírselos en el evento de hoy.

-Por favor- replique cerrando mis ojos -Apenas les dijimos que salíamos, imagínate cómo reaccionaran cuando sepan que estamos viviendo juntas, creo que necesitan más tiempo para que estén listos- exprese.

Lisa se había sentado con las piernas abiertas sobre mi mientras guardaba silencio.

-Ya vamos viviendo cinco meses juntas y en realidad creo que me gustaría poder invitarlos a cenar sin que me pregunten si quiero que me lleven a casa- dijo mientras su mirada bajaba y su sonrisa desaparecía.

-Ya lo sé solo que si sigo nerviosa- replique suspirado, sin embargo más que mis miedos Lisa, la sonrisa de Lisa valían más la pena -Sabes que, tienes razón- dije mientras dejaba leves caricias sobre su trasero -Se lo diremos hoy después de la fiesta.

-Rosé me haces la mujer más feliz del mundo- expreso  besando mis labios.

-Aunque igual creo que ya tenemos la gran ventaja de que mis padres te aman- dije ahora siendo yo la que besaba sus labios -aunque claro no te aman más que yo.

-Enserio no se que sería de mi vida si no te hubiera conocido- replicó mientras metía sus manos bajo mi ropa y su actitud cambiaba.

-No, yo no sabría que hubiera hecho si no te hubiera conocido- y así como ella había empezado a quitar mi ropa yo hice lo mismo.

Sus labios se había vuelto a encontrar con los míos y sus caderas se movían sobre mi.

No había ser más perfecto que Lisa y ahora sabía que esto era amor, que así se sentía amar de la manera correcta.

Habían pasado dos años desde que tuve que regresar a casa luego de haber acabado mi voluntariado, donde forzosamente tuve que apartarme de Lisa, sin embargo aquel día no fue la última vez que nos vimos, al regresar a casa las cosas se habían sentido distintas y muchas de las cosas que pensaba habían cambiado.

Lisa había sido aquel motor que hizo que mi vida empezara a marchar.

Por suerte jamás perdí el contacto con ella y después de largos planes y noches en las que me quedaba hablado con ella por teléfono, madrugadas solitarias donde recordaba sus caricias pudimos volvernos a ver y fue ahí cuando lo supe, la amaba realmente la amaba.

Al final después de algunos arreglos y largas conversaciones con mis padres, ella y yo pudimos encontrar la forma de estar más cerca.

Ella al igual que yo iría a la universidad y coincidió que Lisa iría a la capital de mi país y yo estudiaría en una universidad cercana al principio sólo salíamos, habíamos planificado tratar de conocernos más y ver cómo iría la relación.

Pero así fue como luego acabamos por decidir vivir juntas y había sido la mejor decisión de mi vida por qué nada se comparaba con verla despertar cada mañana o poder dormir a su lado.

Casi un año después de empezar la universidad les confesé a mis padres que me gustaban las chicas y a pesar de que evidentemente lucieron decepcionados logramos llegar a un acuerdo donde trataríamos de llevar las cosas en paz, además habían conocido a Lisa antes de que les dijera aquello y de por sí ella les había caído bien así que luego que les anuncie que ella era mi pareja parecieron estar tranquilos, además luego de que conocieran a los padres de Lisa su mente se abrió más. Y también durante todo ese tiempo John me apoyó constantemente y ayudó mucho para que la relación con mis padre y conmigo siguiera marchando bien.


Los besos de Lisa continuaron desde mi cuello hasta mis pechos que ahora estaban desnudos. Había empezado a lamer mi pezón mientras levantaba me pierna y acercaba mi vagina a la suya para que así ambas se estimularan.

Habían pasado cientos de veces en las que teníamos sexo y nos veíamos desnudas sin embargo aún así me seguía fascinado el perfecto cuerpo de Lisa.

Aquello parecía un sueño, un perfecto sueño desde sus labios hasta sus piernas, todo hacía un complemento ideal.

-Más rápido- dije cuando ella empezó a meter sus dedos dentro de mi.

-Eres tan hermosa- replicó esta mordiendo levemente mi abdomen mientras bajaba su rostro hasta mi entrada.

Había empezado a meter su lengua y cada vez lo había más profundo.

Lisa me conocía perfectamente, sabía lo que me gustaba y cuanto necesitaba de aquello para córreme. Pero yo también era consiente de lo necesario que era la reciprocidad así que le dije que también quería hacerlo y esta sonrió.

Baje mi cuerpo hasta su vagina y empecé a chupar así como a ella le gustaba.

-Si, si, así- replicó tirado de mi cabello -Mierda eres tan buena... Rosé- replicó -Corrámonos juntas- y sabía lo que esa palabras significaban.

Así fue como nos acomodamos en 69 para así continuar con la estimulación aunque aquello cada vez se hacia más complicado ya que el placer hacía que nuestros cuerpos empezaran a sentirse más cansados.

Podía sentir como las uñas de Lisa se aferraban a mi piel mientras el orgasmo llegaba.

-Te amo- dije dejado caer mi cuerpo sobre la cama.

-Yo te amo mucho más Rosé.








Cómo podrán ver esta historia esta por concluir pero tranquilas que aún habrá un par de capítulos más,

RESILIENCIA|+18|Jennie x Rose Donde viven las historias. Descúbrelo ahora