Arrepentimiento

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Una simple palabra, un simple estado de ánimo, todo aquello había sido encerrado en mi corazón.

Por qué su mirada había dolido, sus palabras habían estallado con mil espinas en todo mi ser.

Había cometido el error de caer en su juego y me había dejado llevar por la satisfacción del momento aún cuando sabía que todo podría salir mal.

Aún cuando sabía cómo Jennie podía ser, aún cuando yo era de las únicas personas que conocí su estado más cruel y malo.

Y odia sentirme así, lo odiaba con todo mi ser.
Por qué a diferencia de otros yo era la tonta que había caído en su juego aún cuando ya conocía la trampa.

Pero supongo que algunos les duele más que a otros.

Y aunque nunca me considere una sentimental, ahora ya no podía evitar todo lo que pasaba dentro de mi.

Ella era una confusión, y un torbellino en mi vida.

Haciendo de mí lo que quería, y yo se lo permitía.

A veces me cuestionaba, por qué un ser tan perfecto como Jennie sería amiga de alguien como yo, pero supongo que era muy tonta en ese entonces.

Supongo que de hecho no sabía lo que era la amistad, ni tampoco lo que era él amor.

A demás de todo, supongo que más que nada era una tonta. Una tonta con extrañas esperanzas.

Ya que cuando volví a ver a Jennie en la escuela, para ella todo parecía seguir igual, nada cambiaria.

Al menos tenía la esperanza de que nuestra amistada, no se rompiera, pero ella era un acertijo para mí.

A veces podía sentirla distante, alejada de mi. Pero no podía culparla.

Ya que yo no podía mantener mi humor normal cuando estaba segura de que ella jugaba conmigo.

Y si yo era cambiante, quizá por eso también todo resultó peor.

Yo no era una santa, supongo que ella jugaba con mis sentimientos y yo me desquitaba siendo de cierta manera cruel.

Empecé a evitarla, no podía seguir así cuando sabía que si ya dolía, el hecho de continuar a su lado, permitiría que el dolor profundizara.

Podía decir que Jennie era con quien yo había elegido siempre estar, sin embargo en el ámbito estudiantil, empecé a conocer más personas a las cuales yo les resultaba agradable, o eso decían.

Empece a realizar trabajos en grupo con ellas, luego cuando íbamos al laboratorio de ciencias ya no regresaba con Jennie si no que trataba de regresar con alguien más. Y en lo más posible intente dejar de hablar con ella.

Supongo que eso sería bueno, que así las cosas marcharían mejor.

Sin embargo, me di cuenta que ahora empecé a verla más a menudo, cuando ella estaba distraída, yo la miraba, sabía que a diferencia de mi, ella no me necesitaba, ella estaba bien sin mí, que su vida continuaba como si nada hubiera cambiado, yo era reemplazable como cualquier otra persona en su vida.

Y eso dolía.

Algo que no pude evitar de hecho, fue salir a la hora del receso, aquello era necesario y no podía negar mi presencia a mis otras amigas, supongo que la razón más certera era por que sabía que si lo hacía ella se molestaría conmigo y me importaba mucho su opinión.

Y aunque esto es algo adelantado, sería gracioso que luego, tras la graduación ellas y yo no volveríamos hablar de nuevo. Supongo que en realidad Jennie siempre fue la razón de nuestra unión.

Y supongo que parte de mí lo sabría, pero aún así se rehusaba a pensar en el futuro.

Jennie, continuo como siempre, sonriendo, y siendo la perfecta persona que solía demostrar que era.

Y fue ahí que lo entendí, parte de mí había estado buscado lastimarla, supongo que esperara que ella entendiera que ella me necesitaba tanto como yo la necesitaba, sin embargo no fue así.

Y como un perro sediento y arrepentido volví hacia sus brazos.

Y qué cálido era su cuerpo y todo su ser, que suave que era su cabello y que perfumado siempre estaba su cuerpo.

Yo no era nadie a su lado, eso creía.

Ella era mucho para mí y lo sabía.

Por qué a pesar de que se podría decir que mi actitud hacía ella había sido distante e indiferente.

Cuando hablé con ella, diciéndole y formando excusas falsas ante mi actitud, Jennie no pareció molesta y solo me abrazo.

Jamás le diría la verdadera razón de mí a actitud.

Y ella tampoco preguntaría.

Y como lo buena que siempre había sido, metí todos aquellos sentimientos en una caja y los encerré, con la esperanza de no verlos ni volver a sentirlos jamás.
Era una soñadora, pero no era una ilusa.
Sabía que era posible y que no.

RESILIENCIA|+18|Jennie x Rose Donde viven las historias. Descúbrelo ahora