Mi primera vez fumando

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Esto se podría resumir a unas cuantas palabras acerca de que fume, y que fue divertido, pero en mi caso fue más que eso.

Y aunque no les hablaré acerca de justamente la primera vez que fume marihuana, pues ese día el efecto no surtió en mi, les hablaré más bien sobre, ese día en el que el efecto fue posibilidad.

Y de hecho también tengo que cuestionar que en la casa de Jennie sucedieron más de las cosas que incluso yo misma puedo recordar, pues este espacio fue el mayor espectador de todas las cosas que nosotros realizamos.

El grupo de amigas con las que yo había formado una gran amistada, como antes les dije, no eran del tipo de chicas que en su mayoría pertenecían al estereotipo de chicas que asisten a un colegio católicos pues, ellas eran más bien esas personas que había experimentado más que incluso todos los maestros del área de matemáticas juntos.

Y obviamente ellas ya habían sido participes sobre lo que la marihuana hacía en tu organismo, y previamente al evento me había dicho maravillas sobre él mismo, tal y como un canal de ventas promocionando un producto, y finalmente eso, y la manera tan insistente de Jennie, me llevaron a aceptar, pues algo que me costaba una vida era negarle algo a ella, ya sea por su forma insistente de ser o por esa sonrisa que usaba cada vez que quería algo fue lo que me llevó ese tarde después de la escuela a su casa.

Había dicho que sus padres no iban a estar, y que ella siempre lo hacía así que no había nada de que preocuparse.

Y a pesar de sentirme realmente nerviosa he insegura decidí confiar en ella.

Algo que ciertamente me arrepiento de haber hecho creo que fue eso, o mejor dicho una de las cosa que más me arrepintió de haber conocido a Jennie creo que fue eso, pues para nosotras a diferencia de otras personas no solo usaríamos la marihuana para un rato de diversión sino que luego se convertiría en ese brebaje que alguien toma antes de la guerra, pues incluso más que el alcohol esa simple plantita nos daba el valor para casi todo.

Y tan solo fue cuestión de que fumara unas dos o tras veces que fueron suficientes para que mi cabeza empezara a dar vueltas, y que mi cuerpo reaccionara a estímulos los cuales yo no estaba consiente de que estaban ahí, y fue solo eso, lo que bastó para hacer que yo estuviera a plena disposición de todo tipo de cosas que Jennie quisiera de mi.

Ya que me sentía tan adormecida que si Jennie me dedica que caminara yo caminaba, que me sentara yo me sentaba, que bailara y yo bailaría.

Y aunque no había nadie es su casa y podíamos permanecer en la sala, está decido llevarme a su habitación, y me pidió que me acostara sobre su cama, esta se sentó a mi lado, y fue cuando en medio del sentimiento de sosiego acerca de lo que pasaría esta, puso música en su teléfono, canciones que antes había escuchado y que me gustaban, pero en ese momento sentía que era la primera vez que prestaba total atención a las mismas, pues cada vibración e instrumento utilizado era apetecible para mí, pues incluso podía sentir cada una de esas cosas moviendo mi cuerpo, pero lo que jamás llegue a imaginar era que justo mientras me sentía más sensible, ella aprovecharía de mi estado más vulnerable.

Pues a pesar de haber leído en sus ojos ese destello de malicia, lo dejé de lado cuando se acosto a mi lado y cerró sus ojos, pero había vuelto, y ahora estará dispuesta a conseguirlo.

Y quizá fue el efecto de la marihuana, pero siempre que hacía algo así una parte de mí me decía que ella estaba tan deseosa como yo. Incluso sabiendo que siempre que lo haríamos luego ella tomaría esa clásica actitud en la que no recordaría nada o fingiría no recordar nada, yo pensaba que solo era su forma de encubrir lo que verdaderamente está en su corazón.

Y de un momento a otro sus labios chocaron contra los míos, mientras apoyaba su mano contra el edredón que vestía a su cama, he intensificaba ese beso, lo hacía más profundo, como si al igual que yo había estado soñando con hacerlo.

Su cabello lacio caía como dos cortinas cubriéndonos, como si estos también supieran que era algo incorrecto lo que hacíamos.

Y aunque ya había besado a alguien puedo asegurarles que jamás se había sentido así, tal vez mi corta experiencia acerca de esto era la culpable, o que Jennie conociera tan bien la jugada, pues sus labios sabían lo que estaba bien hacer y su legua sabía los movimientos exactos para que yo cada vez pidiera más y más, y lo que les puedo asegurar de mi amiga es que era alguien bastante cruel y más con aquellas personas a las que detectaba que podía controlar a la perfección, ya que tras haber causado tal revuelo en mi, solo se alejo y se volvió a acostar junto a mi, cerrado sus ojos, y escuchado la música a que aún seguía sonado.

Aquel día al llegar a mi casa me pregunte sobre, si yo la hubiera vuelto a besar, esta me habría correspondido, o rechazado.

Y justo mientras daba vueltas en mi cama, sentía como una parte de mi esta deseosa por que algo así volviera a pasar

RESILIENCIA|+18|Jennie x Rose Donde viven las historias. Descúbrelo ahora