Los días habían continuado y solo noté el pasar del tiempo cuando la nieve empezó a caer.
Los cantos de navidad y el olor a chocolate recién hecho eran lo que ahora me despertaban.
Durante aquellos meses había compartido algunos besos más con Lisa y se había hecho casi habitual que ahora durmieran juntas aunque eso más era debido a que las noches eran más frías.
La navidad estaba cerca y nos habíamos pasado la mayor parte del tiempo acomodando los adornos y visitando familias del pueblo con postres que las hermanas del monasterio preparaban.
Mis padres me habían dicho qué tal vez podría regresar a casa para esa fecha sin embargo preferí quedarme ahí, además muchos de los voluntarios regresarían a sus casas pero Lisa me dijo que ella prefería quedarse así que no quería dejarla sola.
Aquel día había hecho más frío de lo normal y al llegar la noche acostando en la cama recordé como es que hace exactamente un año había pasado aquella noche con Jennie y también comprendí que esa sería su primera navidad lejos de casa.
-¿Hey, por qué ese suspiro?- cuestionó Lisa a mi lado apoyado su mentón en mi abdomen.
-No es nada- y al decir aquello entendí que era verdad a veces venían recuerdos como ese a mi sin embargo al ver a Lisa entendía que prefería estar en el presente -Exactamente hace un año tuve uno de mis primeros encuentros sexuales con una mujer- expliqué y no era como si ella me hubiera obligado a decírselo sin embargo quise contárselo.
-No se si tomar eso como una indirecta o más bien sentirme celosa de que estes pensado en alguien más- dijo entre risas haciendo que yo girara los ojos, sin embargo también estaba fascinada por aquella risa.
-En realidad entre ese recuerdo y tú prefiero estar aquí- dije sin pensarlo mucho.
Ella había guardado silencio sin embargo movió su cuerpo de esa posición para aproximarse a mi rostro y quedar frente a frente.
-Si que eres adorable- replicó mirado mis labios -Pero también me resultas muy sexi.
Antes de que acabara de decir aquello bese sus labios y su cuerpo se derrumbó sobre el mío.
Ya nos habíamos besado de aquella manera y justamente en la misma cama sin embargo cada vez se sentía mejor, incluso sentía que habían días en las que iba necesitando más de aquello.
Pero habíamos intentado llevar todo con calma y aunque habían habido noches donde los besos eran más calientes y sin darnos cuenta nuestro cuerpos de por sí se embelesaban con seguir nos habíamos contenido.
El beso era cada vez más profundo y las manos de Lisa empezaban a recorrer todo mi cuerpo.
Su cuerpo estaba sobre el mío y sin notarlo habíamos empezado a mover las caderas, yo fregándome sobre su pierna y ella sobre la mía habían hecho que aquello resultara más placentero.
Quería ir más rápido, moverme más y supe que esa noche no podríamos contenernos más.
Habíamos empezado a quitarnos la ropa tan rápido que las prendas quedaron desparramas por el suelo de la habitación.
Lisa había dejado de besar mis labios para empezar hacer un camino por mi cuello y siguió bajado, había besado mis pechos sobre el brasier y luego fue quitando el mismo.
Creo que se podría decir que una de las partes del cuerpo que más me gustaban eran los pechos, ni siquiera podría dar una razón exacta sin embargo siempre que me masturbaba pensaba en ellos y de cierta manera podría decir que amaba incluso tocar los míos pero eso no tuvo comparación cuando Lisa empezó a pasar sus purgares sobre mis pezones.
De por si ya estaba excitada pero aquello me había hecho desear con desespero que también tocara mi vagina.
Después de estimularlo mis pezones con sus manos empezó a chuparlos, pasado su lengua sobre cada uno. Aquello me había gustado tanto que sentí que solo con eso acabaría por correrme.
Y fue ahí donde quise bajar mi mano para empezar a tocarme sin embargo Lisa lo noto y decidió hacerlo ella misma, chupaba mis pezones y con su mano masajeaba mi vagina sobre mi ropa interior.
En muchas ocasiones aquellas cosas eran las que me tocaba hacer a mi sola sin embargo ahora Lisa se encargaba de darle placer a mi cuerpo.
Así que quise corresponderle y use mis manos para empezar a quitar su ropa interior. Su brasier y luego sus bragas.
Empecé a pellizcar sus pezones y esta dejó salir un gemido. Ella era malditamente hermosa. A tientas busque su intimidad y al tocarla noté que esta estaba húmeda así que a diferencia de ella empecé a tocarla directamente.
Rápidamente busque su clitoris que estaba hinchado lo froté con dos dedos.
Así que ella bajo mi ropa interior y empezó hacer lo mismo.
Era la primera vez que deseaba tanto y de la misma manera me sentía deseada.
Mis piernas se abrían más a ella y esta volvía a tomar mis pechos para darles placer.
De un segundo a otro cambiamos la posición aún con las piernas abiertas pero sentadas, ella estaba sobre mí y me cabalgaba mientras introducían sus dedos en mi y yo repetía aquello.
Cada vez más rápido, recibiendo la imagen más hermosa de mundo, el sudor se deslizaba por el rostro de Lisa y sus pechos saltaban con cada movimiento.
Era la mujer más hermosa que había visto en mi vida.
-Más rápido, más rápido- rogaba ella en mi oído mientras sus pechos se tocaban con los míos.
Estaba extasiada y quería continuar.
-Me encanta como gimes pero si no bajas la voz podrían descubrimos- dijo cuando un grito salió de mis labios.
Fue ahí cuando le di la vuelta y la tire sobre la cama dejándola sorprendida y expectante. Abrí mis piernas y empece a frotar mi vagina directamente con la suya.
Cada una moviéndose de tal modo que nuestros líquidos se hacían uno. No había nada mejor en el mundo que aquello.
Fue así como ambas llegamos al orgasmo.
Y con nuestros cuerpos desnudos nos entrelazamos y caímos en un cálido sueño.
No sentía miedo, ni ansiedad. Había disfrutado tan plenamente aquello que no tenía culpa ni remordimiento. Lisa al acabar había besado mis labios mientras susurraba cuanto le había gustado.
Confiaba en ella y estaba tranquila, me sentía deseada y hasta incluso amada.
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RESILIENCIA|+18|Jennie x Rose
FanfictionCeder a las tentaciones que en mi mente existía iba más allá que solo pecar. Se podría decir que todo empezó aquel viernes por la noche cuando ella decidió invitarme a una pijamada en su casa y mientras mis sentidos estaban más despiertos que nunca...