Una navidad cercana

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Con mis amigas, habíamos decidido que sería una perfecta idea que por navidad jugáramos un juego en el cual escribiríamos nuestros nombres en unos papeles para luego cuando los dobláramos y a lazar sacáramos estos tendríamos que hacerle un obsequio a la persona que nos haya tocado.

Este era un evento que ya habíamos hecho en navidades pasada y aunque las probabilidades eran escasas una parte de mí rogaba por que la persona que me tocara fuera Jennie, pero tristemente eso no pasó, la verdad es que no me moleste al respecto pues eso no limitaría que al final yo acabase por comprarle un obsequio.

Habíamos desistido que la entrega de los obsequios sería el último viernes que tendríamos escuela, pues así podríamos de paso hacer una pijamada, ver películas toda la noche, comer golosinas y pizza hasta que no pudiéramos más.

Se podría decir que el plan era casi perfecto, pues aunque solíamos ser bastante unidad en la escuela, a veces cuando las vacaciones llegaban, ninguna solía saber mucho sobre la otra y rara vez coincidíamos en que las otras tuvieran tiempo libre para reunirnos, así que siempre al final a veces de las seis que éramos acabábamos por reunirnos unas cuatro, tres y hasta incluso solo solíamos quedar Jennie y yo, la verdad es qué tal vez eso en otro momento me hubiera molestado, pero siempre sentía que entre más tiempo pasara con Jennie, podríamos ser más amigas, así que nunca reproche ese, hecho y también yo era bastante consciente de que a esta tampoco le importaba demasiado, pues Jennie no era del tipo de personas que se lamentaba por los demás, y tal vez por diferentes comentarios que llegó a decir, yo había entendido, que en su vida solo radicaba ella, pues si alguien se iba de su vida no era importante ella se amaba a si misma y decía que cualquier persona es reemplazable, y a pesar de que el día en que escuche esas palabras sentí un dolor extraño en mi pecho no dije nada, pues me dije a mi misma que las cosas conmigo eran diferentes, yo era su mejor  amiga, ¿no?.

Y mientras mis ancianas crecían por que llegara tal día, otro problema llegó a manifestarse pues a pesar de tener una medianamente buena relación con mis padres sentía que tendría que trabajar un poco sobre la manera en las que tendría que pedirles permiso para quedarme a dormir en la casa de Jennie, lugar donde se realizaría el intercambio de regalos, y tras varios días de indirectas, y buen comportamiento estos accedieron, al pesar en ese día, me preguntó si tal vez mi vida hubiera sido distinta si nunca hubiera ido a esa casa.

Oh y también olvide mencionar que, para permitir que yo fuera aquel día y me quedara, también me habían dicho que si aceptaba ir a uno de esos retiros católicos del grupo al que mi madre solía asistir que sería todo el día del sábado de esa misma semana, podría ir, y a la mala acabe por acceder.

El tiempo pasó, y el jueves llegó y también consigo trajo las clásicas excusas de parte de mi grupo de amigas.

Una dijo que tenía una cena con su novio ese mismo día, así que solo se quedaría para el intercambio de regalos, así misma otra dijo que su madre no le había dado permiso, la otra incluso fue menos discreta y llevó a su novio quien no dejó de insistirle para que se fuera y la última también fue recogida por su novio.

En resumen al final como siempre solo Jennie y yo quedamos.

Aquel viernes, nos repartimos los regalos luego de dar algunas palabras y decir las razones por las que éramos unidas, y cuanto nos queríamos, y así como lo dije antes cada una tomó su camino.

O pero claro que primero comeríamos y luego se irían, ya que muestras comíamos la pizza, lo padres de Jennie comunicaron que saldrían por unas horas.

Así que cuando mis amigas abandonaron el lugar en la casa solo quedamos ella y yo.

Algo que ya no era de sorprenderme, era que Jennie, esa noche también dijo que sería perfecto fumar un poco, y aunque sentí miedo por lo que había pasado la última vez no podía negar que la sensación de aquella droga en mi cuerpo me había gustado así que no la iba a rechazar.

Recuerdo que ese día llegue a asustarme bastante, pues luego de que Jennie le dio la primera calada, escuchamos como la puerta de la casa era abierta así que está me dijo que no haríamos luego cuando estos se fueran a dormir.

Y así fue, pues tras despedirnos de los mismo y cerrar la puerta con llave, cada una fumo, supongo que lo suficiente para hacer que neutras cabezas fueran vueltas y todo lo qué pasó ese día se volviera tan borroso como si hubiera sido un sueño.

Y siguiendo el anterior plan, Jennie puso una película que para ser sincera no recuerdo ni un poco que fue lo qué pasó, pues mi mente estaba concentrada en otro lugar.

Para ese momento yo antes ya me había colocado la pijama, que había llevado, y por el frío que hacía esa noche me metí bajo las cobijas.

Fue ahí cuando Jennie recién optó por buscar un par de prendar cómodas en su armario para dormir con las mismas pues solo se pudo un short muy corto de tela y un saco con cierre.

Y mientras su ropa se deslizaba fuera de su cuerpo fue inevitable para mí no observar su frágil y pálido cuerpo, aquel día observé que Jennie era bastante diferente a mi pues esta ya ni siquiera usaba la clásica ropa interior que yo seguía usando, es la ella usaba una que ante mis ojos y los ojos de cualquier hombre resultarían bastante sensuales.

Aquella prenda que en si me permitía ver toda la extensión de su trasero, solo hizo que dejara de verlo cuando colocó el short y siguió por la parte de arriba, retirado el sujetador, y aunque no era la primera vez que veía sus pechos podía confirmar que estos parecían verse más hermosos que nunca, pues eran bastante redondos y grandes, y tal vez en ese momento culpó a la gran cantidad de droga que me había fumado, pero al ver aquella escena fue inevitable para mí morder mi labio y sentir una desesperada sensación de querer tocarlos

Y tras colocar aquella chaqueta en su cuerpo está al igual que yo entro en la cama, cubriéndose con las sábanas y apegándose a mi.

Y la verdad es que ni siquiera estoy muy segura de cómo fue que al final me hallé de valor, o cuánto tiempo pasamos en aquella cama tal solo mirándonos, hasta que mis manos fueron hacia sus pechos.

Recuerdo que hacer eso me produjo mucha diversión pues ambas empezamos a soltar un par de carcajadas, conforme mis manos seguían subiendo por su cuerpo, y acariciado sobre la tela sus pezones que estaban duros.

Y a pesar  de que la habitación de sus padres solo estaba a unos metros que la de Jennie supongo que estos debieron pensar que solo eran un par de niñas contando chistes bobos.

Ese momento fue el que más se asemejó a un sueño, pues mientras la risas seguían, mis manos empezaron a bajar aquel cierre pues yo y ellas aún no estábamos conformes, con eso, necesitaban tocar su piel y jugar con sus pechos.

Y qué hermosa imagen me daban estos pues al quitar aquella capa de ropa, esos se veían tan hermosos, como si me estuvieran implorando que los tocase.

Y fue así como dejado de lado las risas, al momento en que pase mis dedos por sus pezones Jennie cerro sus ojos como si esa acción le hubiera gustado.

Y sitiándome con la libertad de no haber sido detenida, seguí, tocado sus pechos, pero eso así como la acción anterior ya no fue suficiente, pensado en cómo sabrían, remoje mis labios con mi lengua para acto seguido, bajar mi cabeza hasta uno de estos, fue cuando, aunque fue en susurró pude escuchar como un gemido salió de sus labios.

Y qué bien se escuchó, pues parecía como un canto de ángeles, que había sido preparado para mi.

Y eso solo sería el comienzo para encuentros, que se volverían habituales en nuestra amistad.

RESILIENCIA|+18|Jennie x Rose Donde viven las historias. Descúbrelo ahora