Una chica muy extraña

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-Vamos solo intenta darle otra oportunidad- había dicho Lisa empujando levemente mi hombro -Apenas has llegado.

Y tenía verdad y eso me hacía lucir como una persona realmente vaga o perezoso de cierta manera.

-Ya se luzco como una tonta- expliqué suspirado.

-¡Hey! no te llames así... sabes, cuando apenas llegue aquí en realidad ni siquiera podía respetar los horarios, en las noches no podía dormir bien así que a la mañana siguiente me costaba muchísimo despertar pero al final todo mejoró- dijo riendo -¿Sabes, qué tal si al terminar la comida y salimos un rato al pueblo?- propuso haciendo que me animara.

Había pasado solo dos semanas y ya me sentía extraña, era consiente de que el trabajó que se nos daban no era mucho y que las mojas del lugar eran bastante amables, además de todo había descubierto que Lisa era de ese tipo de personas en la que se podía confiar, era divertida y todas las mañanas que despertaba está ya solía estar lista para empezar el día, con una gran sonrisa en el rostro.

Era agradable y de cierta manera ella era diferente a todo tipo de personas que alguna vez conocí.

Sonreía todo el tiempo y no trababa de fingir perfección, me animaba y de vez en cuando decía comentarios sarcásticos que me hacían morir de risa.

Los primeros días había estado concentrada en intentar adaptarme así que me había quedado poco tiempo para pensar en algo más.

Casi siempre recibía llamadas de John preguntándome cómo estaba y que si es que había estado de acuerdo con mis padres al venir aquí, además se había ofrecido a venir por mi y escapar en caso de que cambiara de opinión. Y en realidad había sido reconfortante saber cuánto yo le importaba.

Hubieron días en los que pensé en preguntarle acerca de lo qué pasó con Jennie sin embargo no tuve el valor. Así que en vez de seguir tan distante opté por intentar recuperar lo que solíamos tener. Y se sintió bien poder confiar otra vez en él.

Los días que siguieron solo supe de Jennie una vez, pero más bien fue al ver cómo había subido una fotografía a sus redes sociales en las que se podía ver cómo está había empezado su viaje al lugar donde sería su último destino.

Fue ahí cuando lo supe, en efecto aquel día, iba ser la última vez que la vería en mucho tiempo.

Ese día cuando las luces se apagaron lloré y trate de hacerlo tan bajo como pude para no despertar a Lisa sin embargo aquello había sido inútil pues está se había aproximado a mí y me había abrazado. No había tratado de descubrir la razón y solo permaneció así.


Habíamos caminado largos minutos mientras Lisa de vez en cuando adelantaba el paso, corriendo por los caminos llenos de hojas secas.

-Escuche que esta semana habría un tipo festival, así que espero que haya fuegos pirotécnicos.

En realidad había conocidos muy pocas personas que tuvieran tanta energía como Lisa, así que de vez en cuando se me hacía difícil seguirle el paso.

Aquel pueblo era un lugar bastante pequeño y bastante acogedor, la mayoría de construcciones eran antiguas pero eso volvía al lugar más hermoso.

Había un muelle donde los pescadores ataban sus barcos y por este se podía pasear, sin embargo el lugar tenía ese peculiar olor de mar que era molesto al principio pero luego te acostumbrabas.

-Vamos Rose, tenemos que llegar antes de que anochezca o acaso quieres dormir en la puerta del monasterio- al decir aquello tomó mi mano para que corriera tan rápido como ella.

De vez en cuando su mirada giraba y se conectaba con la mía, sonreía y sus cabellos volaba con el aire.

La primera vez que la había visto noté su belleza sin embargo ahora, aquello parecía haber aumentado de sobremanera.

Sus hermosos ojos, sus grandes labios y sus adorables mejillas todo aquello hacían de Lisa un ser demasiado hermoso.

El día había empezado a oscurecer y las luces del pueblo se encendieron dando paso a una hermosa escena.

Habíamos llegado al borde del muelle y fue ahí donde finalmente decidimos parar.

Mi corazón latía demasiado rápido y necesitaba aquel descanso, en ese momento creí que ella soltaría mi mano sin embargo no lo hizo.

No pasó mucho tiempo cuando el cielo se llenó de muchos colores.

-Es hermoso- dijo apretado más mi mano -¿Dime Rose crees en los nuevos comienzos?- había dicho regresando su mirada hacia mi.

No entendía por qué aquella pregunta me había conmocionado tanto pero la verdad era que a pesar de no saber la respuesta sentía que necesitaba creer que eso sí era posible.

RESILIENCIA|+18|Jennie x Rose Donde viven las historias. Descúbrelo ahora