Me quité el delantal de mesera, con la esperanza de que el día terminara. Me fui apresurada a mi siguiente trabajo, que constaba de hacer todo tipo de cosas dulces.
Cómo hoy era sábado, podía permitirme trabajar en dos lados, ya que de mesera me tocaba turno toda la semanas y en el otro, el de la cafetería, solo fines de semana.
Llegué y guardé la bici, me puse el traje del local y comencé a amasar. Debía dejar unos brownies para el día siguiente y la crema para los cupcakes. Luego de eso, ayudar a Sam a atender la cafetería.
Mi turno de 4 horas terminó y antes de irme mi jefa me dio un par de cupcakes para llevarle a Samuel, mi hermano menor. Los tomé y me fui a buscar mi bici para irme a casa.
Camino a mi destino sentía una mirada de alguna parte, busqué por todos lados hasta dar con el sujeto.
No podía ver su rostro, una capucha ensombrecía su cara, lo cuál me hizo sentir incómoda y salí pedaleando de ahí a toda marcha.
Logre llegar a casa luego de un exhaustivo día de trabajo y me recosté en mi cama desordenada, pensando en aquel misterioso sujeto. Miré la hora de mi viejo móvil y me tapé la cara con la almohada. Tenía que hacer la cena.
-¡Samuel!- llamé a mí hermanito para que me ayude con la comida. Por las tardes quedaba a cargo de la vecina ya que sus hijos eran amigos y ella había sido muy amiga de mi madre.
-¿Qué?- dijo de manera desganada mientras llegaba arrastrando un camión de juguete que le había traído"Santa Claus".
-¿Estás bien?- su cara se entristeció más y se largó a llorar.
Entre sollozos logré escuchar un "extraño a mami y papi" y eso fue suficiente para partirme el corazón.
No sabía qué decir o hacer, me limité a abrazarlo.
-Tranquilo, pequeño, ellos están aquí, con nosotros.- lo abracé más fuerte. Todavía sentía aquella presencia cerca mío, aunque no le dí importancia.
-¿Sí? No los veo...- lo miré.
-¿Quieres que te cuente un secreto?- él asintió aún con lágrimas en sus mejillas.-Su esencia vive aún en nosotros. Mamá está aquí ¿Puedes sentirla? Ella te está cuidando. Y papá está a su lado, viendo cuánto creces.- él me abrazó nuevamente y se largó a llorar. Contuve mis lágrimas con mucha dificultad.
Después de un rato arrodillada, abrazándolo, él se calmó.
-¿Ya estás mejor?- él asintió levemente.-¿Quieres cocinar?- esta vez sonrió.
-¿Qué vamos a comer, Megan?- agarré su mano y me paré.
-¿Qué quieres comer?- sabía lo que diría.
-¡Caramelos!- sonreí.
-Hagamos un trato. Cocinamos juntos y cenamos. Y después de eso, comemos unos ricos brownies.- él asintió enérgico.
Mi celular sonó, avisando que un mensaje había llegado.
-Recuerda que mañana voy. La boleta del gas llegó un poco más cara ¿Puedes lograr que no se use tanto?- fruncí el ceño. Era mí hermano mayor, Benjamín. Desde que mi padre murió fue él quien nos ayudaba a mantener esta casa. Él tenía su familia y nos ayudaba a pagar las cuentas de luz y gas, yo pagaba las del agua.
No podía enojarme con él. Fue quién hizo lo posible porque no nos quitaran la casa, ya que a mi padre no le dio tiempo de escribir los papeles a nuestros nombres.
Él no podía cuidarnos todo el tiempo, porque trabajaba y tenía familia, así que cuando él no podía, yo cuidaba de Samuel... La única persona que hacía que esta casa no se sienta bacía... que hacía que no me sienta tan sola.
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Academia De Magia "La Profecía De Megan Adiuvat"
Teen FictionLos ángel son parte de historia de libros, son los enviados de Dios. Pero, los ángeles no se pueden ver, no son reales, son producto de lo Libros ¿No? Entonces, ¿Qué estoy viendo en éstos momento? ¿Qué tentación es la que lleva a estrecharme entre s...