Kiba se estiró cual perro bajo el sol, mientras miraba el cielo nublado de aquel día.
Definitivamente deseaba que llegara el verano pronto. Pronto el tiempo se enfriaría, llegarían los días feriados por la Navidad y luego los últimos exámenes antes de las preciosas, preciosas vacaciones…
Y él ya tenía todo planeado para lo que sería el viaje de su vida.
Por fin cumpliría aquel pacto hecho en la secundaría sobre ir un mes entero a la playa junto a Sasuke y Hinata. Kiba casi podía sentir los rayos del sol en su rostro, el aroma del mar salado y la arena caliente bajo sus pies. Solo había un inconveniente, un pequeño detalle, que convertía aquel viaje en algo muy difícil de lograr.
El dinero.
¡El sucio y maldito dinero!
- ¿En qué piensas, perro?
La voz le produjo un leve sobresalto. De inmediato giró la cabeza en busca de quién fuera le hubiera llamado.
- ¿Qué hay, Kyoto? -saludó Kiba, con aburrimiento en cuanto le encontró. Un muchacho de cabello y ojos negros se encontraba apoyado en el marco de la puerta del salón, con una sonrisa presumida en sus labios y una mirada de seriedad que lo hacía parecer mayor de lo que era.
- ¿Y tu manada? -cuestionó el joven, mirando alrededor-. Creí que los perros como tú se mantenían en manada.
- Uy sí, habla el lobo solitario -respondió Kiba, con sarcasmo-. Podría preguntarte lo mismo. ¿Dónde está tu novio?
- Tsk, que él no es mi novio... -respondió, frunciendo el ceño y consiguiendo así agrandar la sonrisa del castaño. Entonces sonrió con burla-. Aunque por otra parte si lo pensamos bien al menos yo tengo una novia real...
Esta vez fue el turno de Kiba de gruñir.
- Golpe bajo.
- Lo sé -contestó, conforme-. Zentraedi y los chicos están practicando por ahí -con un par de pasos se adentro en el salón, con desinterés en su mirada-. Ya sabes que se acerca nuestro torneo…
Kiba sonrió.
El chico frente a él se trataba del capitán del equipo del salón 1 de tercer año. Cada semestre hacían un torneo de futbol entre los tres salones como forma de diversión.
- Sasuke y Hina están paseando con Naruto por ahí… -respondió calmado.
- ¿Naruto? ¿Te refieres a Naruto Namikaze? ¿El nuevo chico del salón 3?
Kiba alzó su ceja.
- Sí, ¿y qué? ¿A dónde quieres llegar?
Kyoto tomó asiento frente a él, con su usual seriedad.
- ¿Participara en el torneo?
El chico castaño guardó silencio, sin saber que responder. Porque solo para comenzar… ¿el amigo de Sasuke jugaba futbol?
- Eh… en verdad no lo sé.
- Hasta para eso eres inútil -declaró, cansado. Kiba gruñó-. Rayos, podría sernos útil tenerlo dentro. Sería la forma perfecta de averiguar la estrategia del otro equipo.
- Ya lo sé.
- Y por cierto, ¿cómo van los planes para sus vacaciones? -esta vez Kyoto le sonrió con tranquilidad. Aunque la mayoría del tiempo se viera serio la verdad era bastante agradable una vez lo conocías.
Ah… cosas de chicos tsunderes.
Se pusieron de pie y salieron al pasillo, caminando tranquilos.
- Tenemos todo planeado. Sabemos a dónde ir y cuanto gastaremos en alojamiento, comisa y transporte… -explicó Kiba, observando por la ventana-, el único problemas es…
- ¿El dinero?
- Exacto… ni yo ni Sasuke tenemos suficiente mesada, por no hablar de Hina… -murmuró, pensativo-. Algo se me deberá ocurrir para juntarlo.
Kyoto le sonrió, con aquella clásica sonrisa burlesca que solía llevar. Para ser de otro salón se llevaban bastante bien, ya que, además de los gustos en común, ambos eran capitanes de los equipos de futbol de sus respectivos salones.
- Pues la idea que se te vaya a ocurrir debe ser buena si quieres conseguir ese dinero pronto.
- Ya sé -contestó Kiba, suspirando ante ese desafío.
Solo un semestre para conseguir el dinero…
No era mucho.
Miró alrededor, observando los nuevos anuncios colgados en el tablón de anuncios, y con desgano se acercó a observar más por habito que por verdadera curiosidad.
Y entonces encontró la respuesta que necesitaba.
- ¿Algo interesante? -cuestionó el chico de cabello azabache, acercándose. Kiba no le contestó, por lo que volteó a verlo molesto-. ¡Oye, ¿por qué no me…?! ¡Ah! ¿Qué rayos le pasa a tus ojos?
Y es que nada podía describir la emoción en su mirada…
¡Incluso un par de lágrimas habían caído!
- ¡Es que sí tengo una idea!
- ¡¿Una banda?!
Kiba llevó las manos a sus bocas, haciéndolos callar de golpe.
- ¡Shhh! -ordenó, frunciendo el ceño-. La competencia siempre está cerca.
- ¿De qué hablas, idiota? -le retó Sasuke, apartando su mano con brusquedad-. ¿Competencia?
- Para el Concurso de música anual -continuó el castaño, sonriente-. ¡Piénsenlo! ¡El primer premio nos dará suficiente como para irnos de vacaciones todo el verano!
- Kiba, se racional. No contamos con absolutamente nada para organizar una banda.
- ¡Ah vamos! -su amigo sonrió, testarudo-. Tenemos los instrumentos y la habilidad, ¿lo recuerdas?
Sasuke lo fulminó con la mirada.
- Recuerdo que la última vez que tocamos los instrumentos de mi hermano y los chicos, acabe colgando desde el segundo piso toda la noche -sintió un fuerte escalofrió al recordar aquello-. No quiero exponerme a eso de nuevo.
- Ya, pero Akatsuki se encuentra en su gira de América -le recordó Hinata, apartando con suavidad la mano de Kiba de su boca-. No volverán hasta el inicio del nuevo año escolar, al final de las vacaciones.
Sasuke gruñó.
- Agh. Bueno, suponiendo que podamos violar la cerradura y robar los instrumentos que dejaron aquí… ¿qué pretendes hacer exactamente?
- ¿Recuerdas nuestra presentación en música de secundaria? -Sasuke asintió, seguido de Hinata-. ¡Perfecto, es básicamente lo mismo! Yo en la batería, tú en el bajo y Hinata en la guitarra. Tenemos meses para practicar y realizar algo genial, ¡podemos hacerlo!
Hinata suspiró.
- ¿Y quién cantara?
- ¿Quién más que tú? -preguntó Sasuke de vuelta, a quien la idea comenzaba a parecerle divertida-. Tu voz es muy buena.
- ¿Tanto como para ganar? -preguntó ella, sin evitar hacer una mueca.
- Agh, de hecho no podemos usar a Hinata…
Sasuke frunció el ceño, enfadado. Justo cuando comenzaba a agradarle la idea…
- ¿Y por qué no?
- Porque… bueno… sé que es una idiotez sexista, y que probablemente Hinata se vaya a enojar, pero…
- ¿Qué sucede?
- Las chicas tienen prohibido participar.
- ¡¿Qué?!
Kiba hizo una mueca.
- Ya lo sé, ya lo sé. De seguro es todo obra del presidente, pero no podemos hacer nada, ya fui a preguntar…
- Entonces estamos perdidos… -Sasuke suspiró-. Y yo que ya me había entusiasmado.
- No necesariamente todo acaba aquí -continuó Kiba, son seriedad-. Podemos conseguir un vocalista, y en cuanto a Hinata…
Ella lo miró con los ojos entrecerrados, llena de sospecha.
- ¿Qué planeas? -cuestionó. Su amigo le devolvió la mirada nervioso, confirmando sus temores. Kiba siempre era directo con las cosas, si tenía miedo de decirle algo era porque usualmente significaba pedirle algo que sabía no le gustaría a ella. Y entonces lo comprendió-. ¡Quieres que finja ser un chico!
- ¡Solo hasta el festival!
- ¡Será el segundo semestre entero! -se quejó, incrédula-. ¡Me descubrirán antes de una semana!
- Si nos inscribimos al concurso con nuestros apellidos creerán que te tratas de tu primo. Luego solo debemos pasar inadvertidos hasta que…
- Kiba, no somos niños pequeños -Sasuke frunció el ceño, con seriedad-. No funcionara.
Por toda respuesta el castaño se arrodilló frente a Hinata, suplicante.
- Necesitamos ese dinero para irnos de vacaciones -comenzó, con los mismos ojos que su perro utilizaba al verlo comer algo delicioso-. ¿Recuerdas el pacto?
Ella suspiró, hastiada.
- Kiba, no creo que…
- Piensa en toda la ropa que podrías comprarte.
Hinata tragó, de pronto interesada.
- ¿R-Ropa…?
- Sí, mucha ropa -Kiba parecía un perro, de haber tenido cola de seguro la estaría moviendo-. Toda la que quieras…
- Oh Hinata -Sasuke se golpeó la mano con la frente-. Eres débil.
Pero supuso que no podía culparla, después de todo con lo estricta que era su madre respecto a su aspecto lo que más deseaba la joven era una oportunidad para conseguir cosas propias…
Y de pronto era Hinata la que estaba arrodillada.
- ¿Podemos Sasuke?
- Ah, chicos, no creo que…
- ¿Porfiiiiiiis?
Suspiró, cansado.
- Ya qué…
- ¡Sí! -Hinata y Kiba se pusieron de pie, al instante.
- Pero solo si mantenemos el asunto de la banda en total secreto -decidió Sasuke, con seriedad-. Solo entre nosotros tres.
- ¿Eh? ¿Por qué?
- ¿Qué sucede si otro chico se da cuenta de quién eres realmente, Hinata? -preguntó Kiba, comprendiendo al idea de Sasuke-. Será mejor mantenernos en secreto un tiempo, al menos medio semestre.
- Supongo que tienes razón… -suspiró ella-. Entonces solo nosotros tres…
- Pero necesitamos un vocalista… -acotó Kiba.
Sasuke sonrió, confiado.
- ¿Qué tan difícil puede ser encontrar uno? Hay cientos de chicos en la escuela, uno debe saber cantar bien.
***
Naruto entró a su cuarto y de inmediato cerró la puerta, exhausto.
Tiró sus cosas a un lado y se dejó caer en la cama, mientras que con una mano buscaba con calma su celular. Se colocó los audífonos y le dio al Play sin dudarlo, dejando que las maravillosas notas llenaran su mente.
Oír música solía relajarlo al instante.
Era una conexión especial e incapaz de explicarse. La forma en la que cada nota lo llenaba, lo elevaba y lo transformaba eran algo único y personal…
En una situación normal se hubiera quedado dormido con el pasar de las canciones, pero en ese momento un sentimiento había inundado su pecho con tanta fuerza que ignorarlo era simplemente imposible.
Sin pensarlo demasiado, solo sintiéndolo, siempre sintiéndolo, abrió su boca y dejó escapar las primeras rimas de la canción en leves susurros, justo antes de agarrar el ritmo que deseaba y elevar su tono.
Y de pronto se hallaba cantando a todo pulmón cada estrofa de la canción, mientras se movía por el cuarto imaginándose en medio de una presentación real, fantasía que desde niño había anhelado cumplir.
De pronto escuchó el sonido de la puerta principal abrirse y de inmediato guardó silencio, inexplicablemente avergonzado. Salió de su cuarto y mientras se asomaba a la escalera para ver quién de sus padres había llegado se sintió aliviado de no ser descubierto.
- ¿Hijo, oías música? -la voz de su madre, una amante de la música, le llegó desde abajo.
- La radio -mintió deprisa-, pero ya se acabó.
- Oh, que lastima. La voz era tan maravillosa… de las mejores que he escuchado.
Naruto sonrió, como si de una travesura se tratase.
Aquel era en verdad su único secreto, ya que nadie jamás lo había oído cantar… ni siquiera Sasuke.
Y planeaba que así fuera por mucho tiempo…
CONTINUARA…
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¡Qué soy una chica!
RomanceA Hinata Hyuuga jamás le ha molestado ser confundida con un chico. Aunque deba escondérselo a su familia, se meta en problemas con sus amigos y se gane una que otra mirada reprobatoria la verdad es que no puede negar lo que es: una chica tomboy. Y l...