Kiba, Hinata y Sasuke tenían una tradición que, año tras año sin importar qué, cumplían siempre.
Ir de compras juntos cuando se acercaba el cumpleaños de la chica.
La razón era simple: ambos eran pésimos escogiendo regalos para su amiga. Preferían que fuera ella quien lo hiciera para no cometer algún error. Y es que Hinata no era como cualquier chica. No le gustaba el maquillaje o las joyas, tampoco deseaba ropa cara, perfumes o accesorios… y eso sinceramente los dejaba sin ideas y con la sensación de ser los peores amigos sobre la faz de la Tierra.
- ¡Pero debería ser aún más fácil! -gritaba ella, cada vez que los muchachos se quejaban del asunto-. ¡Solo piensen que soy un chico!
- No podemos -exclamaba Kiba, cansado-. Eres mujer, significa que lo que sea que te regalemos está mal…
- Oh por el amor de…
- Lo que Kiba quiere decir -interrumpía Sasuke, salvando al joven castaño-. Es que no podemos decidirnos. Por naturaleza somos idiotas a la hora de comprar.
Y luego de eso ella suspiraba y aceptaba, rendida.
Sin embargo, lo que Hinata Hyuuga no había esperado aquel año, había sido la participación de Naruto quien a última hora se había unido al grupo para asistir.
No le molestaba, para nada, pero desde su última aventura el muchacho había comenzado a comportarse de manera extraña con ella. Desde el partido había notado como era que el chico la miraba de forma distinta, probablemente probando distintas teorías en su cabeza e intentando descubrir el gran secreto que Hinata tenía.
Aunque no era un peligro, porque estaba segura de que Naruto ni siquiera conseguiría sospecharlo…
- Es solo… que me siento culpable, ¿sabes? Es como ver a un perrito estrellarse una y otra vez contra el espejo…
Kiba rodó sus ojos, ya comenzando a hartarse de todo eso… y es que venía escuchando a Hinata desde que hubieran salido de sus casas.
¿Por qué las mujeres eran tan buenas para quejarse?
- No es culpa del espejo, es que el perro es simplemente estúpido.
Ella frunció el ceño.
- Deberíamos decirle la verdad.
- No, no estoy de acuerdo -le replicó él, con convicción-. Suficiente riesgo tenemos de por sí como para agregar una nueva variante al problema. No es que no confié en Naruto, pero si él lo sabe las cosas se pondrán raras entre ustedes, se harán más cercanos el uno con el otro, pasaran cada vez más tiempo juntos… ¡y Dios no quiera que comiencen a salir!
- ¿Eso es algo malo acaso? -preguntó ella, ofendida-. Creí que querías que tuviera un novio.
- Sí quiero, pero si puedes esperar hasta el final del año te querría mucho más.
Ella rodó sus ojos.
- Entonces, ¿por qué sería malo si Naruto conoce el secreto?
- No sería algo malo, pero cuando comience el rumor sobre la nueva pareja de chicos, en donde realmente uno de esos chicos es una chica, estaremos muertos, descalificados y sin un solo yen para ir a la playa -respondió, calmado.
Ella se sonrojó de golpe, avergonzada ante aquella línea de eventos que de pronto Kiba había inventado en su cabeza.
- Las cosas de seguro no acabarán de esa manera.
- Claro que no. Mientras Naruto no sepa que eres una chica todo estará bien y en un par de meses nosotros cuatro estaremos tomando el sol -suspiró ensoñado, antes de girar para verla con amenaza-. Así que más te vale no arruinarlo con tus cosas de niña.
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¡Qué soy una chica!
عاطفيةA Hinata Hyuuga jamás le ha molestado ser confundida con un chico. Aunque deba escondérselo a su familia, se meta en problemas con sus amigos y se gane una que otra mirada reprobatoria la verdad es que no puede negar lo que es: una chica tomboy. Y l...