Capítulo 32. Rival de medio tiempo

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Hinata despertó aquella mañana con la inminente sensación de que debía quedarse en cama.

No podía explicarlo, solo sentía que debía hacerlo. No salir, acurrucarse de vuelta entre las mantas y cerrar sus ojos para dormir hasta tarde.

Más que una opción sentía, en ese instante, que era su única solución.

Y es que no había nada importante ese día. Era sábado, estaba lejos de los exámenes, no había reunión con la banda.

¿Entonces por qué seguía sintiendo que debía moverse? ¿Acaso no podía tener un sábado para ella sola?

Y entonces lo recordó.

¡Ese día era la final del torneo de futbol!

- ¡Es tarde! -gritó, saltando de la cama con una inesperada velocidad.

Salió al pasillo, buscando de inmediato la ropa limpia que debía encontrarse cerca.

- ¡No grites! -replicó Hanabi de forma débil, saliendo desde su cuarto con expresión molesta. Su hermanita podía ser una dulzura, pero si era despertada el mal humor era lo primero que le encontrarían.

- Lo siento -susurró ella, tomando con velocidad su uniforme y corriendo directo al baño.

¡Ya iba tarde!

Se ducho, secó, vistió y arregló con una velocidad impresionante. Saltó las escaleras de dos en dos y en unos cuantos segundos ya se encontraba corriendo por la calle, directo a la escuela.

Si se apresuraba lo suficiente llegaría a tiempo.

Para su buena fortuna aquella mañana casi no había tráfico, lo que le permitió ganar valiosos minutos en su carrera.

Y, como si la suerte le sonriera aquel día, un muchacho rubio muy conocido se le apareció.

- ¡Naruto! -llamó, consiguiendo que él frenara para voltear.

Su mirada se iluminó al verla.

- ¡Hinata! -llamó entusiasmado. Ella lo alcanzó y, mientras se tomaba un descanso para respirar, aprovechó para observarlo fijamente.

¡Se veía tan apuesto con el cabello húmedo!

- ¿Has despertado tarde también?

- Me he quedado jugando videojuegos hasta tarde -confesó avergonzada, recordando como Neji la había desafiado la noche anterior-. Supongo que has hecho lo mismo.

- No, en verdad me he quedado repasando la canción -explicó él, sonriendo como si hubiera sido atrapado haciendo alguna travesura.

Hinata se sonrojó levemente.

Cierto era que ella lo había ayudado con la estructura de la canción, pero Naruto era realmente bueno improvisando la letra.

Al comienzo el que fuera una canción de amor la había desconcertado tanto como al resto, pero luego de eso Naruto le había asegurado que solo lo hacía porque le era más fácil pensar en ese tipo de letras -según él en su casa siempre se oían canciones románticas gracias a sus padres-. Claramente esa respuesta no la había dejado conforme, pero por último Hinata había desistido del tema asustada con que tantas preguntas terminaran por incomodar a Naruto y provocarle el temor de estar haciendo algo incorrecto.

Mientras él se sintiera seguro con su opción, lo demás estaba bien.

Y es que además de eso… ¿qué chica no disfrutaba con que el chico que le gustara le cantara una canción romántica mirándola básicamente a los ojos?

¡Qué soy una chica!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora