¡Qué soy una chica!

Capítulo 27. Pretendiente

- ¡Hey imbécil, ten más cuidado!

Meses antes un grito así hubiera hecho que Naruto Namikaze temblara, bajara la cabeza asustado y se marchara veloz en cualquier dirección para evitar una posible golpiza… pero ahora la situación era distinta.

- ¡Tú eres el imbécil! -el grito escapó de sus labios sin siquiera pensarlo. De un salto se puso de pie, volviendo a la carga-. ¡Fíjate por dónde vas!

El muchacho al cual insultó, quien se veía asombrado de no haber obtenido una disculpa ni mucho menos de haber intimidado a aquel chico, también se colocó de pie en un salto. Sus mechones pelirrojos se sacudieron con ello.

- ¡¿Qué dijiste?!

- ¡Lo que escuchaste! -respondió Naruto, avanzando hasta clavar sus ojos azules en los verdeagua de él.

- ¡Pues en mi opinión quien debería disculparse eres tú, rubio mal teñido!

-¿Disculpa? -exclamó Naruto, por completo incrédulo. El chico le sonrió, aparentemente conforme con lo conseguido.

- Acepto tus disculpas -comentó de pronto, consiguiendo que el rubio guardara silencio de golpe. Luego de hacer aquello el misterioso muchacho pelirrojo dio media vuelta y se alejó caminando.

Naruto tragó indignado. Aquello tenía que ser una broma.

- ¡No me refería a eso! -gritó, furioso.

- No tengo tiempo para discutir con un idiota como tú que se deja engañar fácilmente -el chico se alejó, sin darle mayor importancia.

Naruto tuvo ganas de gritar al ver aquello, pero sólo pudo verlo marcharse como un tramposo mapache que acababa de obtener lo que quería.

- ¡Pero qué fastidioso sujeto! -gritó, sin poder evitar sentirse burlado. Incluso revolvió sus mechones rubios de la pura frustración, ¡era desesperante!

¡Odiaba realmente ser engañado!

***

Para Hinata Hyuuga, participar en el concurso de música le generaba algunas ventajas en su vida.

Primero que nada como grupo tenían una sala propia para dejar sus instrumentos; y en segundo lugar podían ensayar después de clases sin ser molestados por los profesores.

Aunque, para nuestra protagonista, lo mejor era sin dudas el tiempo de calidad que pasaba con Naruto, el cual se había duplicado desde que él se hubiera unido como vocalista. Sin mencionar el hecho de que ambos ya estaban comenzando a planear sesiones juntas para escribir la canción que tocarían para el concurso. Parecía que a pesar de todos los problemas que significaba fingir ser un chico, sus días no tan calmados de escuela no dejaban de ser geniales.

- ¡Bueno, estoy súper motivado! ¿Qué debemos hacer?

Hinata suspiró, agotada. No era que el optimismo de Sasuke le molestara, su amigo había tenido buenas cosas últimamente por las que sentirse feliz -había pasado sus exámenes, obtenido lo que quería para Navidad y, no menos importante, salido en una cita junto a Sakura-, pero ciertamente comenzaba a cansarse de aquello.

Ella estaba acostumbrada al gruñón Sasuke Uchiha.

- ¿Y tú qué haces tan feliz? -Kiba le miró con sospecha, probablemente pensando en lo mismo que Hinata.

- Nada realmente -respondió el azabache, ignorando su pregunta.

- Sí claro, a mi no me engañas. Andas extrañamente feliz.