Capítulo 15. Técnicas de conquista

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Para Hinata sinceramente la alegre sonrisa de Matsuri era más que suficiente como arruinarle su mañana.
- ¡Senpai!
Adiós a sus días calmados en la escuela…
- M-Matsuri… -no podía evitar la decepción al verla. Y es que ya iban tres días sin parar…
- Te prepare el almuerzo, s-senpai -un sonrojo adornaba su rostro, mientras trataba en vano de ocultar sus evidentes nervios-. E-Espero te guste…
Extendió el bento a Hinata, quien lo recibió de manera automática, sin poder rechazarlo. Aunque luego, claro, había caído en la cuenta de lo que estaba aceptando.
- Espera -frunció el ceño-, no puedo…
- ¡Por favor! -gritó ella, mientras corría a la salida del salón, abandonando el pequeño almuerzo en manos de Hinata. Tras ella las risas de Kiba y Sasuke, sus mejores amigos, surgieron de inmediato.
- Hay que admitir que es bastante tímida…
- Y adorable…
- A callar, par de idiotas -replicó ella, molesta.
Para su mala suerte Sakura había comprobado uno de sus temores: Matsuri era ahora una alumna de su escuela.
El intercambio solo duraría un mes, como un pequeño experimento entre ambas escuelas, pero era suficiente como para que Hinata se viera acosada por su, ahora, nueva fan. A la joven Hyuuga no le molestaría de ser solo eso… una fan… pero Matsuri tenía más esperanzas que ser solo su amiga, quería una relación romántica con ella.
Simplemente se había enamorado.
- No es su culpa -Sasuke hacia su intento diario en calmarla-. Solo cree que eres un chico, fue una coincidencia.
- Así es, no es su culpa -rebatía ella, indignada-. Es de Sakura por su estúpida obra a la que me forzó a participar.
- ¿Cómo explicas entonces a Naruto? -Kiba sonrió, burlesco-. Cree que eres un chico también.
- ¿Qué quieres decir?
- Solo digo que no es culpa de nadie -continuó el castaño, con calma-. Los eventos se dieron así. Al menos ahora sabemos que mis clases fueron lo suficientemente efectivas como para engañar a la gente -y justo luego de decirlo comenzó a reír con fuerza. Sasuke miró a Hinata, quien parecía a punto de asesinar a su amigo.
- Es culpa de Kiba -determinaron ambos, al mismo tiempo.
- ¡¿Cómo que es mi culpa?! -preguntó, sorprendido.
- Las estúpidas clases para fingir ser un chico -Sasuke se cubrió el rostro, como si todo aquello se tratara de una tragedia-. ¡Mi pobre hija ya no podrá casarse jamás!
- Tu pobre hija gustaba de usar pantalones desde antes de que nos conociéramos -Kiba fue inflexible, y es que se negaba a que lo culparan de todo. Junto a él Hinata suspiró, ya cansada, mientras destapaba el bento.
- Solo acabemos con esto.
- Ay Hinata, hasta tú no te aguantas con ese humor -Sasuke pateó a Kiba bajo la mesa y lo fulminó con la mirada-. ¿Qué? Lo tiene que saber.
- No me arrastres a mi contigo. No quiero morir aún.
Kiba sonrió.
- Como sea, ¿me lo das si no lo quieres? -le preguntó a la joven.
- ¿Tan desesperado estas por un almuerzo casero hecho por una chica? -se burló Sasuke.
- Muy gracioso, pedazo de… -Kiba guardó silencio al ver la expresión de Hinata, quien observaba el bento con legitima sorpresa.
- Esto es… -ella frunció el ceño al ver su platillo favorito tan deliciosamente preparado. Sin quererlo su estomago gruñó ante el delicioso aroma.
- Woah, le dio justo en el clavo -Sasuke se veía asombrado, y es que el plato favorito de Hinata no era muy conocido.
- Sí… ¿pero cómo lo supo? -Hinata frunció el ceño.
- Las chicas enamoradas son capaces de mucho.
- Casi nadie lo sabe -replicó ella, con la sensación de que había gato encerrado con todo eso.
- Probablemente se le escapó a Sakura -continuó Sasuke, buscando una explicación que calmara a su amiga.
- Sakura ni siquiera le dio mi número de celular, no la ayudaría con esto.
- Pero a lo mejor lo hablaba con alguna amiga o algo por el estilo y Matsuri solo escuchó aquello. O quizás solo lo adivinó…
- De seguro debió ser buena para haberlo adivinado ella sola -comentó Kiba, con la voz cargada de sarcasmo. Sasuke entrecerró los ojos, con sospecha.
- ¿Qué insinúas?
Su amigo se enderezo, de pronto con aquel aire detectivesco en su mirada.
- Solo diré… que tenemos una rata entre nosotros…
Sasuke miró con confusión a Hinata, quien le devolvió la mirada al muchacho de ojos negros de la misma manera.
- ¿Una rata?

***

- ¡Namikaze-senpai, muchas gracias!
Naruto no pudo evitar hacer la mueca al oírla decir eso. Y es que parte de él no podía evitar la culpa por haberle dado información de Hinata a la pequeña de ojos verdes. Sabía que era algo idiota, pero se sentía como una especie de traidor.
- N-No hay de que… s-supongo…
- Ah… al comienzo creí que en verdad no lo comería, pero luego pude ver como lo hacía. ¡Resulta ser tan genial cuando come algo que le gusta!
Naruto sonrió, de manera tímida.
Tenía claro que era pésimo para hablar con las chicas y mucho peor para comprenderlas, pero siempre le había parecido lindo como algunas chicas se esforzaban por un muchacho. De alguna manera le gustaría que alguna vez una chica hiciera algo así por él.
Por un segundo el recuerdo de la fiesta de Sakura lo abordó, consiguiendo que su corazón latiera un poco más rápido que antes. Una sonrisa de idiota se dibujo en su rostro, pero de inmediato la borró mientras se despedía de la pequeña.
Pasar desapercibido era más difícil de lo que esperaba.
De su bolsillo sacó el pequeño collar con dije de corazón que la chica del armario había dejado por accidente. Claro que al no encontrar su collar había entrado en pánico, pero luego había encontrado aquel sobre la alfombra y había comprendido lo sucedido: en su apuro por salir los había confundido. Eso debía significar que la chica había estado igual de nerviosa que él…
"O simplemente estaba desesperada por huir de ti"
Se dejo caer contra el muro, deprimido con aquel pensamiento. Y es que de no ser aquello. ¿por qué la chica habría huido tan rápido?
¿Acaso él había apestado o algo similar? ¿O había ido demasiado rápido? Aunque bueno, ella había sido quien lo había besado…
¿Y si era aquello? ¿Y si él era malo besando y por eso ella se había ido?
¡Pero era imposible estar seguro de eso, porque después de todo…!
- "Fue mi primer beso…" -se colocó de pie, con la sangre ardiendo en sus mejillas.
¿Por qué no era capaz de alejar aquel recuerdo solo unos segundos?

***

La pequeña campana sonó, anunciando la visita de los nuevos clientes.
- ¡Hanabi, ve más despacio!
La pequeña no escuchó la advertencia y corrió directo a la zona de dulces, como siempre hacia en aquel lugar. Hinata la persiguió con mayor lentitud, seguida de cerca por Neji.
- ¡Neji nii-san, trae el dinero! -la voz de la pequeña llego desde el fondo de la tienda, específicamente desde donde se encontraban los postres.
- Esta pequeña demonio me dejara vacio -reclamó el joven de cabello castaño, mientras avanzaba por los pasillos. Hinata rió.
- Te dije que era una mala apuesta.
- ¿Qué hay de ti? -su primo le dirigió una mirada-.  Es decir, ¿qué es eso que llevas puesto?
Hinata desvió la vista, observando sin querer su reflejo en un espejo: el vestido blanco que en ese momento estaba utilizando le llegaba un poco más allá de las rodillas.
- Mamá lo compró -comenzó a explicar, mientras se adentraban en uno de los tantos pasillos con mercadería.
- Eso ya lo sé, lo que no sé es porque lo estas usando. Tú odias esas cosas. ¿Y qué hay de ese collar?
Hinata lanzó un respingo, mientras se cubría el cuello en donde la pequeña piedra verde resplandecía por encima de la pálida piel. Había visto a su madre fisgoneando por su cuarto y por puro temor a que se llevara el collar había decidido usarlo aquella noche.
- No podía salir con mi ropa… -contestó con calma, devolviendo la conversación a aquel punto.
- ¿Y por qué no?
- Bueno pues… -guardó silencio, ante la atenta mirada de Neji-, da igual Neji-niisan, solo es un vestido. Mamá está feliz.
- Sí, pero tú no -él clavó sus aperlados ojos en ella-. Si me dejas darte un consejo, deberías…
- ¡Konohamaru…! -aquella voz, llena de dudas y timidez, que surgió de la nada, hizo que la joven diera un respingo automático. Miró hacia el lado, en donde unos mechones rubios se divisaban a tras los estantes en el pasillo de junto-. ¡No vayas tan rápido…!
- ¡Pero Naruto nii-chan, se acabaran las rosquillas-kore!
- ¿Sucede algo, Hinata? -preguntó Neji, en cuanto notó como la chica se había detenido de golpe.
- N-Nada… -mintió, asustada. Su primo alzó sus cejas, escéptico.
- Entonces vamos.
- A-Adelántate -dio un paso atrás, con el corazón latiéndole a mil-. Y-Yo voy a ver algo.
No esperó su respuesta, solo dio media vuelta y se alejó lo más rápido que pudo. Giró al pasillo de junto, observando sorprendida como era que Naruto deambulaba por los pasillos de la tienda. Se veía más seguro que lo de costumbre, cosa que se notaba en su andar despreocupado y su mirada tranquila, mientras perseguía  a un pequeño de cabello y ojos negros. Al instante recordó lo que le había comentado acerca de un pequeño primo que tenía, por lo que asumió que debía tratarse de él.
Hanabi cruzó corriendo el pasillo, golpeando a Naruto por accidente. Él chico se tambaleó sorprendido, pero consiguió mantener el equilibrio perfectamente mientras salvaba a Hanabi de una caída segura.
- ¡Hey! -murmuró sorprendido, en cuanto se recompuso del golpe. Una sonrisa se dibujó por su rostro-. ¿No eres la hermanita pequeña de Hina?
Hinata vio al expresión de Hanabi cambiar por completo al encontrase con Naruto y de no haber estado tan absolutamente asustada por la situación hubiera comenzado a reír. Y es que su hermana pocas veces demostraba sorpresa.
En vez de eso solo volvió por sobre sus pasos, usando los estantes para ocultarse. Su propio reflejo apareció frente a ella y la imagen de aquella joven con vestido la preocupó.
¡Naruto no podía verla así o toda la mentira caería de golpe!
- A-Ah…
- ¿No me recuerdas? Soy…
- E-El amigo de… o-onii-chan… -su hermana se oía asustada, ya que claramente no tenía ni idea de cómo manejar la situación en la que se había visto envuelta tan de pronto. Incluso había comenzado a mirar alrededor, buscándola.
- ¡Así es! ¿Hina está aquí contigo?
- P-Pues…
- Hanabi, ¿dónde rayos…? -Neji apareció, de pronto, presenciando la escena. De inmediato su instinto de hermano mayor se disparó al ver a la pequeña junto a un desconocido que aún sujetaba su mano-. Hey.
- Ah -Naruto retrocedió, de pronto bastante intimidado y alzando las manos con nerviosismo-. S-Soy amigo de Hinata…
- ¿De Hinata? -preguntó, con sospecha. Ya había llegado hasta Hanabi, colocándola tras él mientras miraba a Naruto como si se tratara de un delincuente.
Hinata sintió vergüenza solo de aquello.
- S-Sí -le confirmó Hanabi, preocupada-. Es amigo de Kiba-oniisan y Sasuke-oniisan.
- Ah, bueno, Hinata está en… -guardó silencio en cuanto Hanabi le enterró el codo en las costillas, fulminándolo  con la mirada de paso-. Auch.
- En casa -terminó Hanabi, con velocidad-. Se sentía mal y no pudo acompañarnos.
- Oh bueno, es una lástima -el chico sonrió, con ternura-. Si le ven mándenle saludos míos.
- Será un placer -contestó Neji, con dudas, mientras observaba a Hanabi quien sonreía con dulzura.
Hinata observó aquello con terror y alivio al mismo tiempo.
De seguro Hanabi le cobraría todo eso, pero a esta altura no le importaba gastar su mesada en dulces para su hermana menor. Se lo debía. De lo que no estaba segura era de si se libraría o no de Neji: su primo era curioso y no aceptaría un "no pasa nada" por respuesta.
Giró y suspiró, pero en cuanto abrió los ojos no pudo evitar casi lanzar un grito.
Y es que en ese segundo un pequeño de ojos oscuros y cabello negro, con mirara curiosa, se encontraba de pie frente a ella. De inmediato lo reconoció como el pequeño a quien Naruto había estado persiguiendo por los pasillos.
- ¿Quién eres tú? -le habló este, tratando de demostrar su valor-. ¿Por qué llevas el collar de mi primo-kore?
Hinata lanzó un respingo mientras se llevaba las manos al cuello, sorprendida por aquel encuentro. El chico la observó fijamente antes de dirigir sus ojos hacia el pasillo, en donde Naruto, Hanabi y Neji se encontraban. Frunció el entrecejo mientras analizaba la situación, aunque pronto pareció caer en la cuenta de algo, pues sus ojos se abrieron desmesuradamente.
- Y-Yo…
- Por casualidad… ¿usted es Hinata?

El pequeño paquete de dulces cayó al suelo con estrepito, provocando que las tres personas en el pasillo giraran a ver que sucedía.
- Konohamaru -regañó Naruto, al ver a su primo a un par de pasos suyos y junto a un estante lleno de dulces-. Deja de botar las cosas.
- Lo siento Naruto-niichan -murmuró este, mientras se agachaba para recoger la bolsa caída y la volvía a acomodar en su lugar, sin poder apartar la mirada de la chica que le veía con terror. Lentamente abrió su boca para añadir algo más ya que, después de todo, era consciente de que el muchacho rubio se encontraba realmente preocupado y mucho más distraído que lo de costumbre luego de haber perdido su collar favorito.
-¿Qué estás viendo? -preguntó Naruto, de pronto interesado. Desde la distancia vio al pequeño sonreír.
- Nada -respondió este, mientras comenzaba a caminar hacia él.
Y es que, después de todo, estaba seguro de que no sería la última vez que viera a aquella chica.
CONTINUARA…

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