Capítulo 18. Cazando a un fantasma

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Hinata creía que siempre que faltaba a la escuela o llegaba tarde -asqueroso dentista-, era cuando las cosas más interesantes sucedía.

Lamentablemente no se equivocaba...

- ¡¿Cómo que Naruto renunció a la banda?!

Sasuke y Kiba se cubrieron los oídos ante el completamente esperado grito de Hinata.

Su amiga se veía verdaderamente sorprendida, aunque no era para poco, la noticia también los había sorprendido a ellos cuando la habían recibido durante la primera hora.

- Se nos acercó en la mañana y nos dijo que se había arrepentido durante la noche -explicó su mejor amigo, en pocas palabras-. Me dio un montón de excusas...

- ¡Justo cuando teníamos al mejor vocalista entre nuestras manos! -gruñó Kiba, quien parecía ser el único preocupado por aquel detalle-. ¡Nos ilusiona y luego nos apuñala justo en la espalda!

- Cuando lo amenace me dijo que prefería que sus padres se enteraran a subirse con nosotros a un escenario. Lleva toda la mañana leyendo -continuó Sasuke, desanimado-. Francamente su negativa me rompió el corazón.

Hinata aguantó el aire, negándose a decir lo que tenía en su mente. Observó a sus amigos.

Kiba se encontraba evidentemente molesto, Sasuke en cambio se había resignado por completo.

- ¡Pues yo no me lo creó! -informó ella, dando media vuelta para marcharse. Y es que definitivamente no planeaba dejarlo ir sin pelear.

Le parecía imposible que Naruto hubiera renunciado así: ¡se notaba a leguas que él amaba cantar!

Sasuke y Kiba la observaron salir del salón y suspiraron al mismo tiempo.

- Ahí va de nuevo... -alcanzó a escuchar la joven, justo antes de salir. Ella avanzó un par de metros e ingresó al salón de Naruto, agradecida con el hecho de que quedara tan cerca.

De inmediato sus mechones rubios le permitieron reconocerlo, sentando en el que debía ser su lugar y enfrascado en un libro como si fuera la cosa más interesante del mundo. En cambio él ni siquiera la notó llegar.

Frunció el ceño y se acercó decidida a convencerlo de volver a la banda, aunque a un par de metros suyos se detuvó atraída por algo fuera de lugar: un moretón en su ojo derecho. Un escalofrió la recorrió al notar el tono violeta, casi negro, que la piel del muchacho había adquirido.

- ¡¿Cómo demonios te hiciste eso?!

Naruto dio un salto debido al grito, reparando de inmediato en la presencia de Hinata quien le miraba como si se tratase de un muerto.

- H-Hina...

- ¡Responde! ¡Se ve horrible!

- M-Me caí por las escaleras... -musitó al instante con voz débil, incapaz de contacto visual. Incluso pudo esbozar una sonrisa nerviosa-. Perseguía a mi primo, tropecé y fui a dar escaleras abajo.

Hinata abrió la boca para añadir algo más, pero en seguida la cerró. Dio media vuelta y volvió a su salón, con sus amigos que ya la esperaban.

- Escuchamos ese grito hasta aquí -suspiró Sasuke.

- En verdad pusimos la misma cara al verlo -añadió Kiba.

Hinata iba a añadir algo más, pero entonces el maestro les interrumpió. Con un gruñido la chica se dirigió a su asiento y comenzó sus clases, consiente de en esa materia ni siquiera podría darle notas secretas a sus amigos sin arriesgarse a ser castigada después de clases.

¡Qué soy una chica!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora