Capítulo 17. Fastasma del pasado

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Se encontraba en estado de shock, estaba seguro.

No había otra forma de explicar el hecho de ser incapaz de reaccionar ante tanta sangre.

Contrario a lo esperado no estaba preocupado, ni asustado, ni siquiera era capaz de sentir como era que la sangre escapaba. Solo estaba sucediendo, se estaba muriendo… y él no era capaz de hacer nada más que no fuera mirar el corte en su brazo.

No así el chico que ahora se encontraba frente a él, presionando con fuerza su herida en un pequeño intento por frenar el liquido de color rojo que escapaba a raudales.

- ¡Oye, idiota, ¿me escuchas?! ¡Vamos, reacciona!

- Yo… -su voz sonó débil e irreal, como si ya estuviera medio muerto. Comenzó a marearse, probablemente debido a la falta de sangre. ¿Cuánto habría perdido ya? ¿Cuánto faltaba para que…?

El sonido de una cachetada y un dolor profundo que se extendió por un lado de su rostro consiguieron que al final desviara la vista.

- ¡Ah! -gimió, retrocediendo por impulso. El chico, cuyos ojos negros se le hacían familiares, lo observaba fijamente. Tenía su propia ropa manchada y se encontraba evidentemente enojado.

- ¡Bien, al menos aún no pierdes la conciencia! ¡Escúchame con atención porque solo lo diré una vez! ¡Como se te ocurra hacer una idiotez similar de nuevo te juro yo mismo se lo diré a tus padres!

Naruto abrió sus ojos, de pronto sorprendido por haber soñado con aquello.

De inmediato apartó la tela del pijama en su brazo y dirigió al vista a la piel, en donde una delgada línea rosada era todo lo que quedaba de aquel fatídico día. Por un segundo se permitió suspirar, mientras dejaba que su corazón se relajara.

Luego de eso maldijo a Sasuke en su mente, mientras volvía a cubrirse hasta la cabeza usando las cobijas de su cama.

Ser chantajeado era, sin lugar a dudas, el peor de los designios… y Sasuke era el tipo de chicos que no dudaba a la hora de chantajear a su mejor amigo.

Definitivamente las cosas jamás cambiaban…

- ¡Naruto, ya es tarde! -la voz de su madre lo hizo removerse, incomodo-. ¡Debes ir a la escuela!

- No quiero ir a la escuela -murmuró para si mismo. De pronto sonrió, ¿cuánto tiempo había pasado desde que hubiera utilizado aquella frase a diario?

"Esos maravillosos días en que odiabas la escuela…"

No era que ahora siguiera odiándola, de hecho le gustaba ir… pero como ayer Sasuke lo había  descubierto con las manos en la masa no quería enfrentarlo todavía.

"Mañana hablaremos de esto, por el momento no se lo digas a nadie" -esas habían sido las palabras exactas de su amigo, luego de que despertara del pequeño desmayo.

Por ese motivo no quería ir a la escuela. Quería escapar de lo que sería un incomodo momento de explicaciones, aunque por dentro sabia que tendría que enfrentar al muchacho ya fuera tarde o temprano.

"Mejor tarde que nunca…"

Si tan solo su madre pudiera entender aquello…

- ¡¡NARUTO NAMIKAZE!! -la puerta se abrió de una patada, mientras nuestro joven personaje saltaba de la cama en un intento por escapar de la furia su madre, pero bueno, lo último resultaba casi normal.

Ah… aquellos eran sus no tan tranquilos días de preparatoria…

Contrario a lo esperado, el día avanzó con excesiva normalidad.

¡Qué soy una chica!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora