DOS

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Ese viernes me levante faltando quince minutos para las seis de la mañana, según yo tenia que escoger un atuendo para lo que iba a hacer. Jamas me imagine que el día anterior seria el ultimo día que me vestiría con tonos cálidos y alegres.

Observe mi habitación mientras aun estaba recostada en la cama. La habitación era espaciosa pintada de un color blanco perla, el guardarropa estaba en una esquina este tenia un color rojo bueno para que me hago loca, todos los muebles eran rojos, la cama, los burós, los marcos de las fotos, la lampara, TODO. Incluso los muebles del baño que tenía en mi cuarto eran rojos, porque si señores tenia ese privilegio.

Decidí levantarme de la cama para ir directo al guardarropa. Lo abrí y rápidamente mi vista se centro en un pantalón rasgado de las rodillas que casi nunca había usado porque me quedaba como una segunda piel pero hoy era el día en el que me la iba a jugar por ser alguien grande aunque fuera en algo erróneo. Tome una blusa de tiras blanca y la chamarra de cuero que me había regalo mi entrenador de boxeo cuando le gane en una pelea "amistosa" según esto la alumna había superado al maestro.

Me metí a bañar deje que el agua caliente me calmara un poco, porque para ser sincera ya estaba dudando un poco, pero no me podía echar para atrás ya había invertido mucho tiempo y esfuerzo en los entrenamientos, invertí horas pensando en lo que haría. Estando a unas pocas horas de pasar ala tercera parte del plan no me podía echar hacia atrás.

Salí del baño envuelta en una toalla, me senté al borde de la cama para aplicarme crema corporal de frutos rojos, me puse desodorante y me hice una trenza para ahorita secarle el cabello y que quedaran algunas ondas y no parecer león africano si se secaba solo mi cabello.

Me vestí rápidamente, fije mi vista en el espejo de mi recámara. Esa no era yo, era la nueva Miranda. La chica que iba por algo grande. Pero sentía que algo le faltaba a mi outfit, unos tenis blancos pensé al instante, pero descarte esa idea de inmediato, no podía usar eso, al menos hoy no. Así que rebusque en las cajas de zapatos que me habían dado y BINGO, las encontré unas botas estilo militar que habían regalado hace meses pero que no me ponía porque mamá decía que no eran para una niña tranquila como yo. Ja, si supiera lo que he estado haciendo y lo que haré seguro que se muere.

Baje las escaleras corriendo con las llaves de la motocicleta que papá me había regalado para no ir por mi a la escuela, valla padre.

Total no me preocupaba que no estuvieran al cien por ciento pendientes de mi, era una ventaja porque así podía hacer lo que quisiera eso si, yo misma me ponía mis límites. Sabia que había una delgada linea entre la vida y la muerte. Es irracional decir eso, pues pensaba en meterme en el mundo del narco, un mundo donde estaría en una lluvia de balas si algo salí mal en una pelea. Así que o estaba muy loca o de plano estaba buscando que una bala llevase mi bello nombre.

I N F I E R N ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora