SEIS

26 1 0
                                    

Me subió a su coche que ni maldita idea que modelo era solo sabían que barato no era. Empezó a conducir en retorno a mi casa, ambos íbamos sin decir ninguna palabra. No me incomodaba el silencio que se había formado hasta que a mi lindo estómago se le ocurrió que tenia hambre y se debía hacer notar pues se escuchó como si varios leones hubieran rugido dentro de el.

–Creo que alguien tiene un poco de hambre – hizo énfasis en el poco y se río

–Hmm si, pero ahorita que llegue a casa me preparo un cereal o algo– me encogí de hombros pero joder, me dolió moverme así

–Nada de cereal si esta en mis manos alimentarte, lo haré. Tomalo como mas agradecimiento pues valla que me hiciste ganar dinero.– volvió su vista al camino

–Acepto, ¿Crees que el tipo de atrás pueda llevarse la moto a casa y quedarse ahí escondido o algo?– llame su atención

–Si nena– dijo sin mas.

Pero me percate de que no le dijo nada al tipo de la moto este solo se desvío del camino y se fue, que extraño

Elías siguió conduciendo hasta que llegamos a un restaurante pero lo pare en el acto

–En realidad me caerían bien unos tacos– lo mire tímida pues no sabia cual seria su reacción

-El que va a pagar seré yo, no tu– me miro burlón

–En realidad si quiero tacos y– tome aire para continuar –¿Ya te fijaste que vengo en mallas, que estoy sudada?, pero sobretodo ¿Que estoy golpeada?– reí un poco pues era mas que obvio que desapercibida no pasaría.

–Cierto, así que tacos serán– de nuevo encendió el motor del auto en busca de un puesto de tacos

Fueron alrededor de cinco minutos los que condujo hasta que encontró un puesto abierto ambos nos bajamos del auto para ordenar algo de comer

–Buenas noches – dijimos al unísono

–Buenas noches jóvenes, ¿Que andan llevando?– sonrió el señor taquero que andaba rondando los cuarenta si mal no me equivocaba

–Pongame dos ordenes una de barbacoa y  la otra de pastor con bastante verdura– pedí amablemente–Y una coquita de vidrio si no es molestia– Sonreí

–Sale orden para la dama, ¿y para el caballero – dirigió su vista hacia Elias

Pude ver como Elías tomaba aire para decir

–Pongane cinco ordenes, una de barbacoa, una de tripitas, pastor, sesos y una le lengua – al terminar de pedir su comida. planto un beso en mis labios. Era un beso muy tierno, como si hubiera esperado por el mucho tiempo. Así que no londude dos veces y se lo seguí. A pesar de que  mi experiencia en besos era nula, el mantuvo un ritmo aceptable, fueron segundos los que transcurrieron en aquel beso pero yo lo sentí como minutos. Dejo de besarme – y una coca de dieta para no sentirme tan marrano – me atrajo hacia el poniendo una mano en mi cintura

–Me alegro de que no pidieras una de chorizo– y reír por lo guarra que había sonado

–Si quieres – dijo para ambos reír ante aquel comentario

Nos dieron nuestra comida, pero decidimos comer en el auto, que aunque yo me negaba Don rico insistía

–Venga Miranda, yo limpio si manchas el asiento – se reía porque cada bocado que daba me fijaba si no había tirado algo

–No es eso, no quiero desperdiciar nada – era verdad, no me importaba manchar si no que lloraría si se me caía la comida.

–Bueno– y siguió comiendo el animal este, pues apenas estaba terminando me la primer orden para cuando el ya andaba en la tercera.

–¿Puedo poner musica?– pedí

–Adelante– encendió el Bluetooth del auto para que me conectara

–¿Crees que te guste mi música – cuestione

–Me gustas tu, que no me guste tu musica– volteo a verme

Yo por el contrario agache la mirada y no fue por que me haya sentido aludida con el comentario si no que se escucho mal. Sabia que era difícil que le gustara a alguien pero sobre todo a él.

–Llevame a casa por favor – metí la orden que me quedaba en la bolsa

–No quise que sonara así, lo siento – trato de arreglar lo dicho

–Dejalo así – volteé a ver por la ventana –Pero aun así pondré mi música – Y empecé a buscar algo que me gustara, así que elegí VOODOO  de Bryce Fox. Joder yo amaba esa canción

Casi iba bailando y cantando en el auto mientras me llevaba a casa

–Esa canción sera nuestra, pues no se que carajos me hiciste que ahora te quiero para mi– rompió mi burbuja de artista

–¿De que hablas? – cuestione entrecerrando los ojos, pues me intrigaba su respuesta

–Me gustas, Miranda y desde hoy eres mi novia – estaciono el auto en la entrada de mi casa – Desde hoy eres la novia de el güero Elías – me tomo del mentón para luego besarme

–Acepto– le conteste separándome un poco de sus labios.

No tenia ni puta idea de porque acepte, ¿Acaso mi subconsciente planeaba algo?, ¿Acaso me gustaba Elías un poco?. No tenia una respuesta clara ante eso, pero no había marcha atrás

–Seguiras peleando, pero ahora te estaré cuidando– dijo cuando baje del auto

–Echo, llámame cuando tenga que pelear de nuevo– di la vuelta para ir a la puerta.

–No solo te llamare cuando tengas que pelear – guiño un ojo

Entre a casa y subí las escaleras. Estaba realmente cansada y confundida, pues no solo era peleadora, si no que ahora tenia novio. ¿Como se lo explico a mis amigos?, Esperen. Algo no cuadra en esto; Elías dijo que no era su tipo, entonces ¿Porque me pidió ser su novia? Bueno supongamos que me lo pidió.

Este cabrón adorable tendrá que explicarme cosas, muchas cosas. Me tenia que decir como correría el agua ahora pues no me apartaría de mis amigos, tenían que respetar que tengo una vida y que las peleas serán  algo como mi doble vida.

Las mismas preguntas rondaban a mi cabeza hasta que por fin pude dormirme

Estarás mas metida en mi mundo mas pronto de lo que crees preciosa

¿Pensamiendo o alguien lo dijo antes de que cayera profundamente dormida?

I N F I E R N ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora