Conozcamos a la nueva Mily... ¿En qué se habrá convertido?... Esa es la pregunta que se hacen todos... ¿Estará viva?... Solo ella y las que aún la pueden ver lo saben... ¿CORNELIO VEGA?... Estamos a punto de saber, en quién se convirtió, si cumplió...
—Solo un poco de tráfico de camino aquí. Pero ya estabas desesperada fierita?
Mily: No de hecho, no, estaba a punto de llamar a otra persona si tú no te aparecías!
Cerró la puerta bruscamente ocasionando un ruido que retumbó en las paredes, me cargo enterrando sus dedos en mis glúteos y provocaba que yo enredará mis piernas en su cintura.
Cornelio: Así y a quién?
Mily: Y para que quieres saber, si ya estás aquí!
Cornelio: Y porque tan poca ropa?
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Mily: No sientes que está haciendo un calor insoportable...
Heche mi cabeza asia atrás, junto a mi cabello abriendo así, espació en mi cuello.
Cornelio: Y si te hechas para atrás, muchísimo peor!
Mily: Bajame, te tengo una sorpresa!
Dejo un beso en mi cuello, acompañado de una mordida y luego me puso en el suelo.
Cornelio: Listo!
Mily: Sígueme...
Di un tirón fuerte de su brazo, y caminó junto a mí al cuarto, mientras subíamos las escaleras me tenía agarrada de la cintura pegandome a él, su cabeza en mi hombro escondiendo su cabeza en mí cuello, sentía su respiración, mientras inhalaba mi escencia, susurraba cosas que no entendía a causa de el calor que generaba en mi cuerpo.
Mily: Llegamos!
Nos páramos en la puerta de una de las habitaciones de la casa, se preguntarán que tiene de especial, pues la mandé arreglar para mí y para Vega, desde hoy será nuestro cuarto especial, obviamente nadie tendrá acceso más que nosotros dos.
Cornelio: Un cuarto, fiera? Pero si lo pudimos hacer en la sala.
Mily: Si un cuarto, pero no cualquier cuarto...
Cornelio: Así!
Mily: Si, aquí vamos a jugar con unos pequeños juguetes!
Cornelio: Pues que traes?... Segura que ya estás bien?
Mily: No del todo, pero si un poco más tranquila...
Cornelio: Bueno, espero no me mates!
Mily: No por ahora... Entramos?
Cornelio: Ok, entremos...
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Mily: Te gusta?
Cornelio: Me encanta!
Lo jale de su camisa, mientras él me cargaba y yo enrredaba mis piernas en su cintura, sin poder entenderlo él ya tenía el control sobre mí. No deje que esto siguiera y cuando él ya solo tenía bóxers, saqué las esposas y lo coloque en la cabecera de la cama, busqué los aceites que tenía para el cuerpo y me senté encima de él una pierna a cada costado, se podría decir que lo monte, masajeaba con los aceites desde sus hombros hasta su abdomen, jugando con la distancia de mis manos y su miembro.
Cornelio: Andas muy juguetona fierita!
Mily: Te dije que jugaríamos amor!
Me movía de lado a lado encima de su ya erecto miembro, apreciaba como mordía su labio inferior hasta dejarlos más rojos y jugosos de lo que ya eran. Me moví de mi posición y ataqué sus labios, con una de mis manos jugaba con su cabello y con la otra maturbaba su miembro. Ahogaba sus gemidos en mis labios, en ocasiones mordía los míos dejando un sabor a hierro, uno de nosotros ya le sangraban los labios de tanto morderlos y no estaba segura quién era.
—Espera... Me voy a venir...
Era de esperar que se vendría en mi mano, pero antes de que eso pasará quité mi mano y busque las llaves de las esposas, quite primero una de las esposas y Cornelio rápidamente me jalo ocasionando que su erección chocara con mi intimidad y de mi saliera un gemido ahogado.
—Ahggg...
Quite la última esposa y la tiré al suelo, voltie mi mirada a Cornelio, me regaló una sonrisa y se me vino encima, enganchando nuestros labios, en un feroz pero apasionante besó, susurro algo que logré escuchar a la perfección.
—Me toca a mí hacerte explotar!
Bajo sus manos hasta mis bragas y como no podía quitarlas con facilidad las arrancó dejándome un poco consternada, pero mirando a Cornelio solo podía apreciar la lujuria y exitacion que existía en él. Sin avisar y por tanta exitacion Cornelio ya había entrado en mí.
—Ahggg... Corne... Ahhhggg...Cornelio...
—Eso pequeña pelionera, grita y gime mi nombre....
—Aghhh... Cornelio...Mmmmm...
Despues de estar de un rato gimiendo y sudando, un grito salió de nuestras bocas que se acompañó con la embestida más fogosa de todas, esa embestida fue la que hizo que ambos llegáramos al orgasmo, estallamos en una nube erótica. Después de un par de juegos más de parte mía y de él, jugar en el jacuzzi, marcas, rasguños, embestidas, más y más gritos volvimos a llegar al clímax y así quedar desechos.
