INTOXICATED [BRAHMS HEELSHIRE X TÚ]

Fearless

Hola! mis queridas y amadas lectoras :3 aquí les traigo un nuevo capitulo de esta historia!! Estoy muy emocionada por que es de los primeros capitulos que pensé, ya tenia un esbozo y sabía exactamente como iba a ir! ojalás les guste!!

Disfruten!! Las quiero! Besos!

La situación era insólita, una mujer adulta tratando de persuadir a otro adulto de tomar un baño.

—Escucha —dijiste soltando un suspiro—. Te lo iba a comentar tarde o temprano... Si la herida se infecta de nuevo no tengo de donde de conseguir mas medicamento...

—No... —contestó Brahms. Todo rastro de amenaza se había esfumado de él, al menos por el momento.

Estaba sentado en el borde de la cama con su rostro mirando al suelo. Tú estabas de pie con los brazos cruzados, tus palabras eran suaves e intentabas no subir el tono, eso podía terminar en tragedia si el pelinegro decidía que no le gustaba la forma en la que le estabas hablando.

Tenías que aceptar que aunque la razón principal por la cual a Brahms le urgía un baño era precisamente el riesgo que corría de recaer, tampoco le vendría mal el contacto con el agua, sobre todo por toda la sangre con la que había tenido contacto en los últimos días.

—Bien... —dijiste inclinando tu cuerpo para poder estar al nivel de la cama— Me pediste que me quedara para ayudarte y eso es lo que estoy intentando hacer... —agregaste con un tono de persuasión— Es en serio Brahms, si vuelves a enfermar no tendré como curarte y cuando digo que te hará sentir mejor lo digo en serio...

El pelinegro levantó la mirada por fin y contuviste la incomodidad que te daba estar tan cerca de su máscara.

—¿Tú lo harás? —preguntó en un susurro, cambiando completamente a su voz infantil.

—¿Cómo? —contestaste perpleja.

—Bañarme... —dijo en un susurro aún más diminuto.

—Hahaha... —soltaste en una risa histérica—. ¡No! ¡No puedo hacer eso!

Brahms plantó en ti una miraba de recelo.

—No haré eso Brahms... —dijiste con firmeza, deseando que no le hubieras hablado demasiado duro.

Contrario a lo que pensaste, el tono de tu voz pareció de cierta forma incitar al pelinegro, lo cual de indirectamente te dio un arma que hasta el momento no creías posible, el hablarle de forma autoritaria podía, algunas veces, controlar su volátil temperamento.

El hombre se puso de pie y retrocediste algunos pasos, aunque trataste de no mostrar temor, se acercó a ti y juraste que podías sentir el calor que su cuerpo emanaba. No rompiste el contacto y fuiste firme en la orden, te observó por lo que te pareció una eternidad hasta que asintió y comenzó a caminar hasta la puerta a un lado del espejo en la pared. Tu corazón hacía en tu pecho el mismo sonido que los pasos de Brahms en la madera del suelo.

—¡Espera! —dijiste caminando hacía él— Necesito quitar todo... el... vendaje... —finalizaste con la voz apenas audible. Te deba vergüenza pedir algo así.

Brahms se deshizo del suéter gris oscuro y lo dejó caer al suelo, después levanto la playera que traía puesta exponiendo su abdomen.

Con los dedos ligeramente temblorosos quitaste la venda y las gasas y aprovechaste para echarle un vistazo a la herida, estaba enrojecida pero la inflamación había desparecido, no se veía que fuera a sangrar de nuevo.

—¿Te duele? —preguntaste pasando la yema de tus dedos alrededor de la lesión, para asegurarte que no siguiera infectada.

—No... —dijo Brahms recuperando su tono grave pero hablando con un susurro ahogado.