Hola! Aquí una nueva parte! Ojalá les guste este cap. Puedo decir que oficialmente la primera parte de esta historia está terminada, ojalá disfruten de lo que viene tanto como yo. Siempre recuerden que esta historia es para ustedes de una humilde servidora que las quiere <3
P.D. Hay notitas al final de cap. :3 No me odien por lo corto.
¿Qué me has hecho? —gritó Brahms, su voz desesperada.
Había caído de rodillas, sus manos trataban de protegerse, pero era imposible, podías verlo desde ahí, podías ver lo que tanto se empeñaba en ocultar.
Tus ojos se clavaron en la gran cicatriz que cubría la mitad de su rostro, tocando apenas el borde de su barba crecida, invadiendo el puente de su nariz y apenas librando su ojo, era escandalosa, dolorosa y sobre todo evidente.
El corazón te palpitaba con fuerza aún queriéndose recuperar de la forma en la que te estaba estrangulando, tu cuerpo, tendido en el suelo no tenía la fortaleza para moverse, de repente era como si tu también estuvieras hecha de porcelana.
La visión del rostro de Brahms hacía tu estómago retorcerse, la amargura del dolor al que había sido víctima atravesaba tu corazón, y aunque estabas completamente segura de que sentir consideración por alguien que había intentado matarte múltiples ocasiones estaba mal, no podías hacer nada al respecto, la mirada asustada de Brahms y sus ojos sollozantes eran suficientes para hacerte reconsiderar marcharte, el velo que había caído con esa máscara revelaba algo de humanidad, era un hombre después de todo, uno que necesitaba ayuda.
—Brahms...—susurraste con voz ahogada tratando de hacerlo regresar a la realidad.
Antes de que pudieras hacer algo, te miró, sus ojos verdes enrojecidos brillaban más de la cuenta por la ausencia de la máscara, pensaste que estaba ideando la forma más rápida de acabar con tu vida, pero en lugar de eso se levantó, sus pies apenas siendo capaces de sostener su enorme figura y se echó a correr escaleras abajo.
—¡Brahms! —gritaste, pero unos segundos después escuchaste la puerta de la cocina. Tus nervios se dispararon de inmediato.
Con dificultad te levantaste tratando de evitar los filosos fragmentos del rostro falso hecho pedazos, tus piernas estaban temblorosas y sentías en tu cuello la sensación de presión.
Miraste la pintura frente a ti, el retrato de los Heelshire antes de la tragedia y tu mente no pudo evitar superponer la cicatriz que acababas de presenciar en el rostro de un pequeño niño de 9 años, y sentiste lástima, lastima de todo lo que Brahms había tenido que vivir, el dolor que debió de haber sufrido en aquel incendio, perdiendo casi su vida, obligándolo al exilio.
¿Cómo alguien se compadece de otra persona incluso cuando está a punto de ser asesinada con esas mismas manos? Quizás jamás tendrías la respuesta. Pero ahí estabas tú, completamente destrozada por la vida de un asesino.
Las lagrimas salían sin parar de tus ojos y de inmediato sentiste la necesidad de salir corriendo, no para escapar de ahí, si no para encontrar a Brahms.
Bajaste a una velocidad endemoniada, sosteniéndote con fuerza de la baranda de madera, apenas y podías aferrarte de las paredes cuando alcanzaste la puerta de la cocina que daba al exterior.
Afuera la luz comenzaba a verse naranja y el cielo anunciaba que no faltaba mucho para el ocaso, el frío en el aire entraba a tu pecho y le sumaba mas dolor del que ya sentías.
A diferencia de los arboles que había en el área frontal de la mansión el bosque detrás era espeso, la hierba estaba completamente crecida y la luz se apagaba a medida que avanzabas, pero incluso eso no le restaba lo hermoso que era ahí afuera, la naturaleza ganando terreno colina abajo, el aire húmedo llenando tus pulmones, regresándole un poco de paz a tu alma.
En lo único que podías pensar con cada paso de dabas era en todas las cosas hermosas que Brahms se había perdido, su rostro marcado lleno de miedo de ser rechazado, y en todo el sufrimiento que debía tener guardado en su corazón.
Tus manos estaban temblorosas y tus nervios fueron poniéndose alerta cuando a lo lejos ya ni siquiera podías ver la mansión. De repente escuchaste un llanto, varios arboles más allá de donde estabas, jamás, en todo lo que llevabas de vida habías escuchado a alguien llorar de esa forma. Ni siquiera a un niño.
No supiste cuanto tiempo estuviste ahí de pie, debatiéndote en si dar la vuelta o acercarte. Algo en ti te urgía a dejar a aquel hombre con todo el dolor que sentía o caminar hacía él y asegurarle que todo estaría bien.
Aun así de inmediato entendiste que cualquiera que fuera tu decisión, su vida, su destino estaba en tus manos, irte suponía la destrucción de la poca humanidad que le quedaba a Brahms, quedarte significaba ayudarlo, no solo en su soledad, sino en el largo camino que tenía por delante hacía una vida que al menos no fuera un sufrimiento en sí misma.
Tu pie tembló con el primer paso, y el segundo, y al tercero pensaste que tus piernas no serían capaces de sostenerte pero estabas segura de tu decisión.
Apenas a un metro de distancia, te detuviste, su cuerpo tendido de rodillas en la tierra húmeda, su cabello azabache moviéndose con cada sollozo, pasó un rato más hasta que te miró, su mano cubriendo la mayor parte de la extensión de la cicatriz, pensaste que huiría de nuevo, pero solo te observaba.
Te inclinaste un poco extendiendo tus dedos y viste sus ojos verdes llenarse de horror, unos que a pesar de todo lo que habían presenciado, todavía tenían destellos de inocencia, de dolor. Cuando moviste su mano para poder ver su rostro con claridad ninguno de los dos dijo nada, tratabas de contener las lagrimas, querías hacerle ver lo fuerte que eras.
La piel dañada se descubrió y aunque Brahms trató de girarse no se lo permitiste, el primer paso era que entendiera que no había nada malo con él, a diferencia de la máscara que había dejado atrás, él no estaba roto
Sus facciones, a pesar de la gran marca que lo cubría eran para ti, hermosas, y te lamentabas que hubiera tenido que ocultarse por tantos años.
Lo miraste, directamente a los ojos y sonreíste, no era una sonrisa desmesurada, era una sincera, una en la que tratabas de decirle que todo iba a estar bien.
Soltaste su mano y aunque quisiste luchar contra la urgencia, no pudiste evitar besarlo en la coronilla, sintiendo los oscuros rizos impactar con tus labios, y justo en ese momento el corazón te dolió un poco menos.
Te diste la vuelta sin decir palabra y te echaste a andar de nuevo a la mansión, el cielo cada vez más naranja y violeta.
Escuchaste detrás de ti el sonido de las hojas secas removerse seguido de unos pasos tímidos y lentos, siguiéndote. Cuando tú y Brahms regresaron a la mansión el sol ya estaba muy cercano a extinguirse en el horizonte, ambos (aunque no lo habían exteriorizado) habían disfrutado el camino en silencio.
La puerta de las escaleras pasadizo se cerró dejándote sola en la cocina, Brahms se fue sin mirarte, pero entendías que necesitaba tiempo, igual que tú. El mundo sin la máscara suponía un reto para ambos, para él era aprender a vivir, para ti, era ayudar a alguien que en algún momento te tuvo en esa mansión a la fuerza.
Cuando pusiste tu firma en aquellos papeles hace tantos días atrás jamás hubieras imaginado para que lo estabas haciendo.
1. En la película no especifican que tan grande es la cicatriz que tiene Brahms pero me gusta pensar que le abarca la mitad del rostro (ya sé que cliché no? hahaha) y que además no es tan escandalosa como lo que alcanzamos a ver en la peli, pero pues ¿para que es el fanfic si no es para mal viajarnos?
2. Probalemte todas tenemos en nuestra mente una apariencia especifica para este bombon, así que lo dejaré lo más abierto posible.
3. Tengo una ilutración que hice de Brahms, tal vez la use en los próximos capítulos, ¿les gustaría?
4. La quiero <3
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INTOXICATED [BRAHMS HEELSHIRE X TÚ]
Fiksi PenggemarFanfic basado en la película "The Boy (2016)" En una oportunidad única compras la gigantesca Mansión Heelshire, nunca imaginaste todos los problemas y enredos que esta desición traería a tu vida, de pronto te encuentras atrapada entre dejarte llevar...