INTOXICATED [BRAHMS HEELSHIRE X TÚ]

The Ominous Day I

Hola de nuevo!!

Aquí un nuevo capitulo, ojalá les guste, espero que no se les haga aburrido,  ya estamos entrando en otra etapa de esta historia y solo quería aclarar partes importantes de la trama, les prometo que el proximo capítulo va a valer la pena (guiño* :3) Muchas gracias por su apoyo como siempre, nunca olviden que esta historia es para ustedes.

Les voy a ser sincera, siempre pensé que iba a terminar esta historia antes de que saliera la segunda parte, que equivocada estaba :( No me odien, obviamente lo que tenía planeado para nuestros protagonistas no sigue el canon de la secuela, espero que no lo encuentren desagardable.

27 DE OCTUBRE 1996

8:03am

Un murmullo suave había cubierto el valle por completo, había niebla espesa apenas a la altura del pasto crecido, el viento, a pesar de ser esa época del año soplaba gentil.

El sutil sonido de las hojas de otoño al caer al suelo le daba a la villa Stoke Holly Cross un aire de inocencia, le hacía honor al su nombre. Nada malo auguraba el día tan hermoso que estaba por comenzar, aunque siempre, como a todo pueblo de Inglaterra la amenazaba de una tormenta estaba siempre presente; Siempre acechando a quien estuviera descuidado.

–Prudence–dijo una voz apurada, casi histérica, mientras el sonido sordo de tacones se acercaba cada más por el pasillo. El eco resonaba por todos los rincones, irrumpiendo la paz natural que siempre reinaba en la Mansión Heelshire.

"Si Madame"

Se escucho una voz a lo lejos, la señora de la casa se giró de inmediato hacía la cocina, sintiendo que los pies no le daban una zancada lo suficientemente grande.

–Lo advertí Prudence, la primera parte de las tartas debía estar listo desde las seis de la mañana– dijo la señora Heelshire apenas atravesó la puerta, sus ojos incrédulos clavados en la mezcla que cubría las manos de su criada hasta pasada la muñeca.

–Señora Heelshire, lo lamento, la mantequilla y la leche llegaron apenas hace veinte minutos y usted dijo que debía de utilizar los ingredientes mas frescos porque el joven Brahms no tolera la leche de mas de un día...

Las manos de Prudence no se detuvieron, tratando sin éxito de recuperar el tiempo perdido.

La señora Heelshire chasqueo la lengua con fastidio, si, ella había dicho eso, pero detestaba que las cosas no se hicieran cuando ella lo mandaba. Se pasó la mano por el castaño cabello, y recordó fugazmente como hace unos días se había encontrado un par de canas, su hijo apenas no pasaba de los diez y ya empezaría a verse vieja.

Un recuerdo amargo le cruzó la mente pero lo desechó de inmediato.

–Prudence, si esas tartas no están listas para cuando de el medio día, estás despedida.

La señora Heelshire se giró de inmediato, no vio la sonrisa de Prudence, ella solía amenazar con despedir a todo el mundo, pero no lo hacía, le había costado años encontrar tan buena servidumbre. Sus tacones reanudaron el sonido sordo al golpear con la madera, se alisó el vestido color azul media noche, era fino, costoso, perfecto para ella, hecho a la medida. Eso la hizo sentir mejor.

Miró el reloj de arriba de la chimenea y sonrió cuando justas las ocho con cuarto se escuchó un golpe en la puerta principal.

–Justo a tiempo– dijo sonriendo.

–¡Madame Heelshire! –dijo una voz rasposa del otro lado.

–Señor Collingwood–contestó la mujer sonriendo ampliamente, encantada con la puntualidad de su florista de cabecera.