Capítulo 22

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NA: Espero que estén listas para esto. 



La canción iba a menos de la mitad de su duración, y el aire en mis pulmones ya parecía insuficiente. Hice memoria rápidamente, tratando de buscar algún momento en mi vida en que me sintiera como en ese momento, pero no lo encontré.

Las manos me sudaban, y el corazón me estaba latiendo a un ritmo que no era medible. Mis ojos no se podían despegar de la rubia, quien movía la cadera sobre mi pelvis, pero sin llegar a tocarla. A veces giraba hacia mí, y podía notar su lengua, asomada de una forma bastante atractiva, controlada como un gesto de que ella también estaba disfrutando de aquello.

Los beats dominaban cada movimiento que Alba hacía; sus manos, sus caderas, sus hombros. La manera en que arqueaba sus cejas a modo de juego, y que hubiera resultado divertido si no fuese tan provocativo. Todo iba con tal sincronía y exactitud, que mis piernas temblaban cada que ella rompía la distancia para fingir que estaba a punto de besarme... Pero luego se volvía a alejar y sonreía al tenerme en la palma de su mano.

Pasó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y colocó un beso sobre mi lóbulo.

- ¿Te gusta?... - preguntó por encima de la música, pero apenas siendo audible para mí. Ni siquiera logré responder, antes de notar cómo se alejaba de nuevo, y comenzaba a jugar con su saco color vino, para quitarlo mientras hacía un movimiento de hombros. Cuando finalmente lo tuvo fuera de su cuerpo, se giró hacia donde estaban África, María y Julia, y lo colocó en las piernas de la última, quien la miraba de una forma que supuse que era bastante parecida a la que yo estaba teniendo. Alba hizo algún gesto que por mi posición no alcancé a ver, pero noté que la sonrisa de Julia se hizo realmente grande, y no tuve dificultad en imaginarme un guiño.

María y África se miraron entre ellas, un poco sorprendidas por la acción, pero dejé de prestarles atención en el momento en que Alba regresó hasta mí, y se sentó a horcajadas sobre el sofá, haciendo que el contacto físico entre las dos, se produjera sin ninguna dificultad. La rubia modulaba la canción y me tomó de las manos, colocándolas sobre sus pechos. Luego las hizo bajar poco a poco, en una caricia, y las colocó sobre su trasero. Joder.

- Alba...- supliqué, notando que mis manos temblaban de las ganas que tenía acumuladas. Ella sonrió, y tras colocar un beso en mi mejilla, se retiró de mi cuerpo, para terminar la canción a una distancia prudente de mí.

Cuando la música llegó a su final, mi respiración era irregular. Alba me miraba fijamente, y Julia nos miraba a ambas. Las tres sonreíamos de una forma que incomodaría a más de uno, pero nadie cambiaba su gesto.

África y María hablaban entre ellas, evidentemente alteradas con lo que acababa de suceder.

- ¡Hijas de la gran...!- comenzó María, pero con la efusividad que mostraba, tiró un botellín de cerveza que se encontraba junto a ella. Estaba vacío, por lo que la única consecuencia fue el ruido.

- Necesito algo de aire fresco, y un cigarrillo- dijo África.

- Vamos a la terraza- sugirió María, levantándose de inmediato del sofá.

- Yo también quiero un cigarro- anunció Julia, para levantarse tras ella, perdiéndose las tres de vista.

Alba y yo nos quedamos en silencio durante unos segundos. La música había cesado y las voces de las chicas se escuchaban demasiado lejos como para interrumpirnos.

Serendipia (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora