Capítulo 23

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Me giré para quedar frente a Natalia, quien me miraba llena de algo tan fuerte que por unos segundos me llenó de inseguridad. ¿Estaba haciendo lo correcto?... ¿Y si alguna de las tres salía herida?... ¿Y si despertaba con la sensación de que me había equivocado de la peor manera en que podía hacerlo?...

Debía parar aquello, pero no podía. Tampoco quería. Los ojos de Natalia estaban llenos de fuego, y su boca entreabierta me hacía consciente de que estaba completamente excitada.

No tenía forma de escapar de mis ganas de tenerla otra vez para mí, y mucho menos podía quitarme de la cabeza la idea de que Julia estuviera presente en ese momento.

- Por favor… - pidió Natalia, acercándose a mí, girándome hacia ella y comenzando a besarme. Sentía necesidad, aquel beso era muy distinto a cualquiera que nos hubiéramos dado, y eso estaba haciendo que mi cabeza explotara.
Me devolví para quedar frente a Julia, quien me miraba de la misma forma en que Natalia lo hacía. Me estaban llevando a un callejón sin salida, y francamente, no tenía ganas de irme.

La besé, sintiendo su lengua viajar por mi boca de una forma casi desbordada. Antes de terminar el beso, la mano de Natalia tomó la mía, y por inercia, detuve los movimientos de mi boca.

Natalia comenzó su camino, y yo la seguí, jalando a la vez a Julia, quien fue tras mis pasos. Las tres reímos de forma indiscreta, sin fijarnos si África o María nos seguían con la mirada. Francamente, en ese instante no importaba ni un poco.

Supe que no habría juicios, porque conocía a África y era evidente que tampoco María era del tipo de persona que juzgara a rienda suelta. De cualquier forma, no hubiera interesado si lo hacían.

Mientras Natalia abría la puerta de una habitación, Julia me besó, arrinconándome contra la pared. El beso duró solo unos segundos, pero fue de los más intensos que había sucedido entre las dos. Segundos después, Natalia encendió la luz de la habitación y me jaló a ella, para entrar seguida de Julia.

Por algunos afiches en la pared y un orden brutal en el acomodo de las cosas, me di cuenta de que aquella habitación era de María. Me pregunté si ella estaría de acuerdo en eso, pero supuse que de no estarlo nos habría detenido.

Natalia me tomó con algo de fuerza, besándome de una manera bastante caliente. Parecía que ella y Julia hubieran comenzado una batalla silenciosa por ver quién me podía enloquecer más fácilmente, y en ese preciso instante estaban empatadas.

- Vengan- me ordenó Natalia, sentándose al borde de la cama. Julia y yo obedecimos, pero no nos sentamos junto a ella, sino que permanecimos de pie por unos segundos. Luego, aproveché mi posición para pasar mis piernas alrededor de las suyas, y sentarme a horcajadas. De inmediato atacó mi cuello, que quedó expuesto mientras yo me ocupaba en besar a Julia.


La lengua de Natalia recorrió hasta mi oreja, y sentí su mano derecha colocarse en mi seno izquierdo. Luego, la mano de Julia se posó en mi otro pecho, y sentir a ambas de esa forma me hizo gemir. Julia mordió mi labio y luego se separó de mí, y aproveché para besar a Natalia.

- Joder- dije tras terminar el beso. Natalia movía su pelvis para hacer contacto con la mía, y Julia se había acomodado detrás de mí, pegando su cuerpo de una forma bastante rítmica.
Me levanté de la cama, dejando un beso en la comisura de los labios de Natalia. Necesitaba algo de aire, así que caminé para quitarme el saco que tanto me estorbaba, y noté con entusiasmo que ellas también quitaban las prendas que les cubrían la parte superior de su cuerpo.

Julia se acercó hasta mí, con una mirada tan intensa que hizo que mis piernas temblaran. Alcancé a visualizar que Natalia se fijaba en nosotras de una forma intensa. Segundos después, Julia atacó mi boca y mi cuerpo, quitándome también la blusa y dejando sólo a la vista mi sujetador negro. Por inercia la seguí, quitándole su blusa, y dejando ver que ella no llevaba sujetador. Sentí sus pechos en mis manos, y gemí sin poder evitarlo, para llevarla a la cama y recostarla en ella. Me recosté a su lado, y como si Natalia estuviera leyendo mis pensamientos, se recostó junto a nosotras, dejándome en medio.

Una vez que estuvo ahí, giré para besarla con intensidad, mordiendo el labio de la forma en que me había dado cuenta de que le gustaba.

Metí mi mano debajo de su remera y noté que ella tampoco llevaba sujetador, y que sus pezones estaban despiertos y duros. Sonreí al hacerme consciente de que era por lo que acababa de ver, y me hizo darme cuenta de lo surrealista de la situación.

- Quítatela- pedí, alzando un poco su playera. Ella obedeció como si aquella orden fuera lo más importante por hacer, y se volvió a recostar junto a mí. Sin pensarlo demasiado, me deslicé un poco hacia abajo y capturé uno de sus pechos en mi boca, logrando que jadeara de una forma que me hizo perder noción de todo.

Serendipia (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora