28.

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Abrí mis ojos por primera vez.

La oscuridad a mi alrededor me aterraba.

Gritos de sirenas y sonidos de truenos venían de alguna parte.

Mis alas temblaron.

Mire mis manos heridas, comenzaron a temblar cuando me percaté de lo lastimadas que estaban.

Intenté volar, pero mis apenas plumadas alas no podían elevarme a la libertad.

Miré a través de la ventana, en ella veía a personas con sangre en su espalda, de alguna manera supe que ellos habían nacido con alas como yo, a pesar de que ya no las tenían.

Los vi caminar de un lado a otro como zombies, no parecían tener sentido en la vida.

Temí por mí.

Pasaron los días, mientras mas veía a esas personas mas me intrigaba el saber por qué habían terminado así.

Era como si no tuvieran sueños.

Me fui acostumbrando a los sonidos de truenos y los gritos de las sirenas.

Con el paso del tiempo comencé a intentar luchar por huir de ese lugar.

Mis alas estaban encadenadas a la tierra y mas allá del cristal de mi mundo podía ver un universo que me llamaba.

Tironee tanto de las cadenas que sin quererlo me arranque las alas y, sin quererlo, me convertí en otra zombie más.

365Donde viven las historias. Descúbrelo ahora