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Cariño, ¿cuál es la prisa?, quédate esta noche, incendiemos nuestras almas como pequeños pirómanos que apenas descubren el fuego en sus manos.

¿Sabes? tengo una mejor idea: ¡quédate esta vida! Juguemos un poco con el destino, enredemos nuestros hilos rojos de por vida, o al menos hasta el fin de semana, tal vez con el tiempo pueda convencerte que esta locura llamada amor es lo mejor que nos ha pasado en la vida.

Cariño, quédate...

Una sola cosa te pido, y es que tatúes tus besos en los corazones de mis labios, y, ya que estamos en eso, en el corazón de mi alma si no es mucho pedir.

Cariño, ámame... ¿Por qué no me dices una vez más que me amas?, ¡Vamos! ¡Grítalo una vez más a los cuatro vientos! A lo mejor y esta vez mis muros sí lo entienden y mis guerreros se rinden ante las caricias de tus manos en mis mejillas.

Hay un secreto en mis suspiros, y es que llevan impregnados gritos que no he dado cuando estamos solos. Hay un secreto en el alfabeto, y es que si no son las letras de tu nombre, las letras son completamente inútiles.

365Donde viven las historias. Descúbrelo ahora