En toda la mañana me mantuve inquieto, esperando con ansias a que él ingresara en la repostería. Cada vez que sonaba la campanilla mi corazón se acelera, para después sentir la decepción de ver que se trataba de otro cliente más.
-Me duele la cabeza.- Por sexta vez se quejo Patrick. Sus rizos estaban desordenados al igual que su ropa estaba arrugada.
-Por supuesto que te va a doler la cabeza, ayer tomaste demasiado.- Murmuré. Patrick rodó los ojos mientras caminaba para estar detrás del mostrador.- ¿Por qué no te quedaste en casa si te sentías tan mal?. Yo puedo hacerme cargo.
-No te voy a dejar solo aquí. Sé que tus días sin mi son extremadamente aburridos.- Sonreí. Si, eso era algo muy cierto. Con Patrick los días podían ser de todo menos aburridos.
-De hecho mis días serían mejor sin ti.- Bromeé.
-Mentiroso.
Un grupo de cinco señoras entraron y comenzaron a comprar. Tanto Patrick como yo las atendimos, y en menos de cinco minutos todas las mujeres se fueron bien equipadas con muffins y galletas. Alanna solía decirme que tenía un encanto natural, y que cada vez que atendía a alguna mujer estas compraban más cosas y volvían después.
-Vaya Matt, eres todo un galán.- Se carcajeo Patrick al ver como una de las señoras me guiñaba un ojo mientras salía de la tienda.- Le hubieras pedido su número, tal vez tendrías suerte y te invitaba a su casa a tomar el té....
-Buenos días.- Una voz rasposa interrumpió el parloteo de Patrick. Mi ritmo cardíaco aumento. Joder, el médico estaba ya aquí.
-Buenos días.- Saludo Patrick por mi. Yo estaba demasiado ocupado sorprendido siquiera para cerrar la boca. Sus ojos conectaron con los míos. Pensé que él apartaría la mirada después de lo que hizo la noche anterior, pero muy a lo que pensé hizo lo contrario. Su mirada se clavó en la mía.- ¿Lo mismo de siempre?.
-Sí, por favor.- Contestó con simpleza sin mirar a Patrick.
Reaccionando me moví torpemente, buscando ayudar a Patrick. El pelirrojo me regalo una sonrisa pícara y negó.
-Tú atiende a nuestro cliente mientras yo preparo el café.- Y luego hizo un movimiento extraño de cejas. Mierda, se ha dado cuenta de la sesión de miradas que tuve con ese doctor.
Con un suspiro me giré y encaré al hombre, que estaba muy ocupado viendo mi cuerpo para mirar hacia mi cara. Sus ojos azules habían adquirido un extraño brillo, y mientras con lentitud me miraba de pies a cabeza sus dientes habían atrapado su labio inferior en un gesto muy sexy. Maldita sea, eso es excitante.
-¿Va a querer algo más?.- Incómodo pregunte. Su constante mirada en mi lograba inquietarme. No estaba seguro si lo que había ocurrido la noche anterior fue real, o tal vez fue el producto de las copas que me había tomado a lo largo de la noche, pero ahora al ver cómo me miraba me di cuenta que fue verdadero. Sin medir mis actos mis ojos cayeron a esos labios que parecían ligeramente humedecidos por él. Recuerdo la sensación y la textura de cómo se sintieron al ser presionados sobre los míos.
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Matt y Charles.
RomanceCuándo nuestras miradas se encontraron, una parte de mí lo supo desde el principio. Estábamos hechos para reír juntos, para amarnos con toda la pasión que fluía entre tú y yo, y la gravedad que nos atraía a ti y a mi. Matt y Charles... Un amor her...