V

21.3K 1K 31
                                    

Jennifer

Jacob y yo entramos a casa y todas mis amigas se quedaron atónitas. No me sorprendía. Que un hombre sexy y sin camisa entrara a mi casa no era muy común. 

—Jacob, ellas son Elisa, Alessia y Diana, mis mejores amigas. Chicas, él es Jacob Robertson, mi compañero de trabajo y también es un idiota —los presenté. Él me miró con indiferencia.

—No empieces, no estoy de humor para tus bromas. ¿Donde voy a dormir? —habló  como un viejo aburrido.

—No seas tan antipático. Sígueme —le di una palmada en el trasero y luego caminé hacia mi habitación. Me siguió arrastrando su maleta y al entrar a mi habitación, miró todo con mucha determinación—. ¿Te gusta?

—Se ve cómoda —Se tiró sobre la cama y cerró los ojos—. Estoy muy cansado, me duele la cabeza.

—Bien, si necesitas algo estaré con las chicas en la sala de estar —Asintió.

Salí de la habitación y me encontré con mis amigas.

—¿Él solo es tu compañero? —me preguntó Elisa con una cara de sorprendida.

—Tienes que llevártelo a la cama, definitivamente—Alessia parecía muy contenta con esa idea.

—Nadie se va a llevar a nadie a la cama. Jacob solo es mi compañero y creo que es amigo en algunas ocasiones. No hay y no habrá ningún romance entre nosotros dos, así que dejen sus comentarios y vamos a darnos unos tragos porque estoy estresada.

Las chicas gritaron de la emoción por mi nuevo yo, ya que nunca hacía eso.

Eran las 4:30 am. Todas las chicas dormían en la habitación para visitas mientras yo me encontraba en la sala de estar sentada en el sofá y con un vaso lleno de vodka.

Recordaba esos momentos en la que Lucas y yo éramos felices, o al menos eso pensaba yo. Mi madre me lo advirtió desde el principio pero yo nunca le hice caso; me decía que él no era para mí. Qué arrepentida estoy. . .

Di un gran suspiro y cerré mis ojos, llevé el vaso a mi boca y di un gran sorbido al contenido del vaso. Unas cuantas lágrimas se escaparon de mis ojos ¿Por qué sufrimos tanto por personas que no les importa como estamos? Es una estupidez.

Abrí mis ojos y lo primero que vi fue a Jacob sentado en el otro sofá que quedaba al frente de mí.

—Sufres demasiado por alguien que solo juega contigo, no creo que deberías sufrir por ese idiota—habló.

—A veces el corazón es tan ciego que no le hace caso al razonamiento —Tomé otro sorbo de mi bebida.

—¿Quieres un consejo? —Lo miré a los ojos—. No sufras por personas que no valen ni una mierda. ¡Maldición! Estamos rodeados de personas que no tienen sentimientos. ¿Por qué sufrir por ellas? —Se levantó y me miró con irritación—. Eres una feminista, eres una mujer muy fuerte. No te amargues la vida por un puto que se acostó con una cualquiera —Y se fue dejándome sola.

Más lágrimas se escaparon de mis ojos. Todo lo que dijo era cierto. Es una pérdida de tiempo llorar por alguien que no me ama.



***




Escuché voces chillonas y luego sentí una gran punzada en mi cabeza. Abrí lentamente mis ojos: Estaba en el sofá. Aparentemente me quedé dormida. Escuché a Elisa y Diana hablando muy fuerte en la cocina, y a Alessia cantando Dark Horse de Katy Perry. Me senté y puse mis manos en mi cabeza. Alessia tan pronto me vio, dejó de cantar.

—¡Despertó! —gritó la muy desgraciada. Diana y Elisa comenzaron a hablar más fuerte que antes y se pusieron frente de mí.

Era un caos, mi cabeza iba a explotar, maldición.

En Búsqueda Del Amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora