Jennifer
Ya estaba lista para ir a trabajar, bajé las escaleras y vi a mi casi ex marido.
—¡Lo que me hiciste ayer en la noche fue humillante! —me gritó molesto.
Ahora pienso romperle sus. . .
—¡Lucas! ¡El que me humilló fuiste tú! Confié en ti, te di todo mi estúpido amor y tú lo llevaste a la mierda —me acerqué a él y le di una cachetada.
Él me miró atónito y me devolvió el golpe. Quedé paralizada. No podía creerlo. . . Se atrevió a pegarme.
—¡A mí no me vuelvas a tocar, Jenni! —me gritó y lo miré a los ojos.
¿Con ese idiota fue con quien me casé? Sentí un gran dolor en mi corazón. Tomé mis cosas y salí de casa. Me sentía como una basura.
Entré a la oficina que ahora era de Jacob y mía, me senté frente de mi escritorio y traté de no llorar. Poco después Jacob entró con una sonrisa, al menos él tuvo una linda mañana.
—Buenos día, loca feminista —Me miró y se sentó en mi escritorio.
—Buen día —respondí en voz baja, tratando de no llorar. La verdad es que me sentía muy triste para molestarlo.
—¿Estás bien? —ahora mostró algo de preocupación y se puso serio.
—No, no. Estoy bien —Puse mis manos en mi cabeza y fue ahí donde mi corazón no pudo continuar siendo fuerte y comencé a desahogarme. Las lagrimas corrían sobre mis mejillas.
—¿Tu divorcio?
—Se atrevió a darme una cachetada. El buen idiota me pegó —sollocé. Su rostro Jacob se puso más serio.
—¿No vas a denunciarlo?
—Él es fiscal, jamás me van a creer —informé enojada. Pero traté de calmarme. Respiré profundo y sentí las manos de Jacob en mi cabeza.
—Eso te pasa por ser feminista —dijo con voz burlona.
¡Ya! Definitivamente le voy a romper la cara.
—¡No sé por qué diablos hablo contigo! —Me levanté de golpe y salí de la oficina. Me dirijí a la sala de juntas, donde no había nadie, me senté en una silla y cerré mis ojos.
Necesitaba estar sola por un tiempo.
***
Entré a la oficina, Jacob dejó de leer unos papeles y me miró. Era un hombre de piel blanca tirando a bronceada, alto, con ojos verdes. Su pelo era castaño y llevaba un corte típico: Recortado por los costados y atrás, dejando más pelo en el medio de su cabeza. También era musculoso. En general, era guapo.
—¿Ya te sientes mejor? —me preguntó calmado.
—Sí, eso creo —me senté en mi sillón y di un suspiro.
—Qué lindos se ven sin pelear —El señor Pérez entró a la oficina con una sonrisa—. Les diré las novedades. Jacob, Jennifer, tienen que hacer el diseño, planos y el modelo de la escuela pública para los niños. Cómo saben aquí en Nueva York ya se encuentran muchas escuelas, así que vamos a ubicarla en California. Así que cuando terminen de hacer los planos y diseños van a ir a California hasta que terminen de construir la escuela.
—¿Perdón? ¿Usted quiere que pase más tiempo con ella? —Jacob me apuntó con su dedo índice.
—Créeme que lo que menos quiero ahora es estar contigo —dije con una sonrisa falsa.
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En Búsqueda Del Amor ©
RomanceJacob Robertson, arquitecto estrella de la empresa más cotizada de arquitectos de Nueva York, es un hombre prácticamente perfecto, masculino y simpático. Pero también ambicioso y concentrado en su profesión. Lo tiene todo, desde autos lujosos hasta...