XXVI

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Jennifer

Abrí mis ojos y sonreí. Hoy dormí como una reina. Miré a mi lado pero no estaba Jacob, lo que era raro porque él siempre se despertaba un poco más tarde que yo. Me senté en la cama y me puse la camisa de mi novio. Mi novio. . . novio. Nunca pensé llamar así a Jacob pero ahora claro que lo llamo novio.

Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina. Un olor exquisito para variar y vi la mejor imagen que pudo captar mis ojos: Jacob haciendo el desayuno solo en boxers. Me acerqué a él y pasé mis manos por sus abdominales.

—Buenos días —Le di un beso en la espalda.

—¿Qué haces despierta? Has arruinado la sorpresa—Dio la vuelta y puso sus manos en mi cintura.

—¿Pensabas llevar el desayuno a la cama? —Alcé una ceja.

—¿Tú qué crees? —Sonrió y me dio un tierno beso.

—¿Qué preparas? —Lo miré a los ojos.

—Huevos revueltos con tomate, tocino y pan tostado.

—Hagamos una cosa, yo te ayudo hacer el jugo mientras tú cocinas —sugerí con una sonrisa.

—Bien —Siguió cocinando mientras yo preparaba el jugo de naranja.

—Ayer me llamó el señor Pérez —avisé.

—¿Cuando estaba dormido? —Asentí—. ¿Qué dijo?

—Ya podemos irnos a Nueva York. Lo que falta Jason puede encargarse. Sabes que no falta gran cosa.

—Bien, en dos días nos vamos —Sonreí—. Cuando lleguemos mandaré a una persona a buscar tus cosas en tu apartamento.

—Sí, el apartamento se lo dejaré a Jannet —Encogí mis hombros—. Le encanta estar allí.

—Entiendo.

—Antes de irnos me gustaría tener una cena romántica contigo —Desvió la mirada de la estufa otra vez hacia mí con una sonrisa y se acercó a mí.

—Lo que tú quieras te lo daré —Me dio un beso en el cuello.

—Bueno, pues no quiero el desayuno quemado —Ambos reímos y seguimos haciendo nuestro desayuno.

***

Miraba algunos papeles mientras Jason me observaba.

—Te vas en dos días —Asentí sin prestarle tanta atención—. Jenni, necesitaré materiales.

—No te preocupes, yo me las ingenio —Sonreí.

—Bien.

Jacob entró a la oficina y sonrió.

—Jason, te busca uno de los obreros —Noté la enorme sonrisa de Jacob.

—El deber llama —Jason salió y Jacob cerró la puerta con llave y se acercó a mí.

—¿Qué haces, Jacob? —pregunté. Me tomó por la cintura y me subió en el escritorio.

—No aguanto —Me subió la falda que llevaba puesta.

—¿No pensaras hacerlo aquí? —Lo miré horrorizada—. Alguien puede vernos o escucharnos, Jacob, estamos en el trabajo.

—Te prometo ser silencioso como un pequeño ratón —Me quitó las bragas.

—Jacob, no estoy segura si aquí es una buena ide. . .—Me quedé quieta cuando entró en mí suavemente—. ¡Oh Dios mío! —grité pero Jacob puso su mano en mi boca haciéndome callar.

En Búsqueda Del Amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora