XIV

14.2K 770 4
                                    

Jennifer

—Jason, por favor, busca el botiquín de primeros auxilios.

Senté a Jacob en el sofá.

—Claro pero aún pienso que Jacob fue un estúpido por tirarse del auto sabiendo que estaba en movimiento —respondió y subió las escaleras.

—¿Ahora me puedes decir lo que realmente te pasa, Jacob? Podías morir, solo imagínate si hubiera otro auto atrás. Dios.

Me miró con media sonrisa.

—Eres tan hermosa —dijo y lo miré a los ojos, unas cuantas lágrimas cayeron por su mejilla—. Perdóname, por favor, perdóname por ser un idiota.

—Hay cosas que no se pueden perdonar con una simple palabra, sino con hechos, Jacob. Lo que me hiciste fue una humillación total. ¿Crees que fue fácil para mí? Cuando pensé que cambiaste un poco me di cuenta de que eres un idiota que solo quiere estar en la cama con cualquier mujer. No pienso perdonarte, Jacob, no tan fácil —Me acerqué a él—. Déjame ver esa herida.

Puso su mano en mi mejilla, acariciándola, ambos nos miramos a los ojos, él se acercó mucho más a mí, haciendo que nuestros labios se unieran. Me quedé quieta, él movía sus labios de una manera tan sensual, y de un momento a otro introdujo su lengua en mi boca. No pude más y lo besé, seguí el beso sin importar las consecuencias. Cerré los ojos dejándome llevar de la pasión. Nos abrazamos con necesidad, un beso intenso pero a la misma vez con mucha pasión.

Me separé de él lentamente.

—No te detengas, por favor —me dijo mirándome a los ojos.

Está más claro es que ambos tenemos ganas de besarnos como locos.

—Ya llegué con el botiquín de primeros auxilios —Jason avisó y se paró delante de nosotros, me levanté y me fui, dejándolos solos.



Jacob

—¿Qué le hiciste? —me preguntó Jason, me levanté como pude y me puse frente a él.

—Hice lo que tú no puedes hacer. Y te diré una cosa, Jason, tú no eres nadie para meterte entre los problemas que tenemos Jennifer y yo —Agarré el botiquín y me fui.

Estaba en mi cama, mirando al techo, recordando ese magnífico beso. Cerré los ojos un momento y di un suspiro: Fue el beso más mágico que he tenido en toda mi vida. Esos labios tan suaves de Jennifer, esa boca tan tierna. ¿Qué es lo que me está pasando? Quería ser perdonado, y lo más sorprendente, quería estar con ella, hacerla mía.  Quizás sea algo pasajero, eso mismo me pasó con Julie o eso era lo que creía. Me estoy volviendo loco, no sé lo que realmente siento por Jennifer, pero lo que si sé es que quiero otro beso, un beso que me lleve hasta las estrellas. Dios, ¿por qué Jennifer es la mujer más distinta que he conocido?

—Señor Robertson, ha hecho un magnífico trabajo, el proyecto es un éxito. ¿Qué piensa hacer cuando termine? —me preguntó el ingeniero y un gran amigo a la vez. Sin embargo, él siempre ha utilizado esa formalidad de llamarme señor.

—Necesito unas grandes vacaciones, pienso irme al Caribe, desaparecer por un tiempo.

—Me sorprende, usted siempre ha estado pendiente al trabajo —Se cruzó de brazos mientras mirábamos a los obreros construir.

De pronto la vi, con Jason, estaban hablando animadamente. ¿Por qué diablos mi corazón late más de lo normal cuando los veo juntos?

—En unas ocasiones necesitamos alejarnos de ciertas personas y del trabajo, eso es lo que tengo planeado. Si me disculpa tengo algo que hablar con la arquitecta Monroe —le informé y asintió.

Me dirigí hacia Jennifer y Jason.

—¿Qué quieres? —Jason se puso frente de mí.

—Lo que yo quiera a ti no te importa. Estoy aquí para trabajo y, por favor, Jason, ten un poco de profesionalidad —Estuvo a punto de decirme algo pero lo interrumpí—. Jennifer, necesitamos hablar sobre unas cuantas cosas de la construcción. Jason, te necesitan en el área B —Jason se fue con mala gana.

—¿Qué pasa? —Jennifer preguntó sin mirarme a los ojos.

¿Por qué no lo hace? ¿Por qué deseo que lo haga?

—Sobre el beso. . . —Me interrumpió lo más rápido que pudo.

—Dijiste que hablaremos de trabajo, Jacob. Si es eso lo que me tienes que decir mejor me voy a darle un poco de ayuda a Jason —Dio media vuelta para irse pero le agarré el brazo.

—No, espera, tienes que hacer un pedido de más ladrillos y cemento de concreto —informé y se soltó de mi agarre.

—Bien —dicho esto se fue.

Solté un profundo suspiro. Necesito un olvidador de problemas, sí, eso me hace falta.




En Búsqueda Del Amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora