XXI

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Jennifer

Entré a mi habitación con mis hermanas, quienes no paraban de comentar lo hermosa que era la casa. Me senté en la cama, aún pensando en lo que me dijo Jacob.

—¿No ha llegado Jacob? —preguntó Jenny.

—No, estaba muy molesto —me acosté y cerré los ojos—. No se lleva bien con su padre y mucho menos con su hermano.

—Lo sé, Josh me cuenta que Jacob siempre ha sido muy rebelde con su padre —Jenny se sentó a mi lado—, que siempre se sale con la suya.

—Es un hombre muy inmaduro para una persona como tú, Jennifer —dijo Jannet quitándose el vestido color azul cielo.

—Es una de las razones por la cual me gusta —dije dando un suspiro—. Su estúpida pero hermosa personalidad.

—Nunca te había escuchado de esa manera —Jenny sonrió—. Al parecer Jacob despertó algo en ti que jamás conociste.

—Claro que conozco esta sensación, estuve casada.

—Pero Jacob te gusta más que como te gustó Lucas.

—¿Tan bueno es en la cama? —Jannet cuestionó mientras se vestía. Se puso una blusa de las mía y un pantalón corto. Luego se tiró en la cama, golpeándome.

—Maldita, me has golpeado.

—Lo siento —dijo riéndose.

—¿Y qué hay de tu novio? —le pregunté.

— ¿Quién te fue con el chisme? —Jannet preguntó mirando a Jenny para nada disimulada.

—No me mires a mí que no fui yo.

—No fue ella —aclaré y me senté—. Daniel se lo contó a Jacob y Jacob me cuenta todo —encogí los hombros.

—Pues sí. Él y yo somos novios —Jannet sonrió.

—Dos personas pervertidas, amantes del sexo, no quiero saber cómo saldrán sus bebes —reí por el comentario de Jenny.

—¿Y qué tal Daniel? —le guiñé un ojo.

—Él es tan. . . Ah, sus labios son tan. . Uff ni decir. Y, Dios, es un hombre hermoso —Ok, la tiene loca—. Pero no estamos aquí para hablar de mi novio, sino del tuyo. ¿Qué tan grande lo tiene Jacob? —Jannet me miró con una sonrisa mientras Jenny reía sin parar.

—No te contaré de qué tamaño lo tiene —mis mejillas se tornaron completamente rojas.

—Por el rubor que llevas me imagino que lo tien...—interrumpí a Jannet lanzándole una almohada.

—Jenny, ayúdame —le pedí pero me miró burlona.

—Yo también quiero saber de qué tamaño lo tiene—de Jannet me lo esperaba pero de Jenny, nunca.

—¡Son unas pervertidas! —mi rubor aumentó, sentía que me ardían las mejillas.

—¡Habla! —Jannet levantó la mano en un puño.

—Solo diré que su amigo está bien —respondí y miré hacia otro lugar para no ver las caras de mis hermanas mientras reían.

—¿Es bueno en la cama? —preguntó Jenny.

—Sí —dije sin mirarlas.

—Específica, hermana —Jannet tenía una sonrisa de oreja a oreja.

—No lo diré, están enfermas —maldito rubor.

—¿Te gusta? —Jannet entrecerró los ojos.

—Sí, me gusta, me vuelve loca, me hace sentir como nunca —dije ya cansada—. Ahora cambiemos el tema.

—Ya Jennifer nos ha contado qué tal Jacob y yo les conté qué tal Daniel, ahora, Jenny, ¿aué tal Josh?  —Jenny miró a Jannet y le sacó el dedo mayor de su mano derecha.

—Vete al infierno, pecadora —le dijo y ahora era yo que reía.

—No puedo —me dejé caer en la cama riéndome a carcajadas—. Son un caso.




Jacob

Estaba en mi habitación. Solo escuchaba las risas de Jennifer y sus hermanas. Qué diferencia entre nuestras familias. . . .

Me levanté de la cama y salí de la habitación en dirección a la cocina.

—¿Sin sueño? —Josh me preguntó—. Es difícil dormir sabiendo que la mujer que amas está en la habitación de al lado.

—Jennifer y yo no tenemos nada —mentí.

—No mientas, lo sé todo, Jenny me contó —lo miré sorprendido—. No te asustes, nuestros padres y los padres de Jennifer no lo saben. ¿Por qué no se los dices?

—¿Para qué? Sabes cómo es papá, me va a criticar, me gritará, me dará sermones. Estoy cansado de la misma mierda, todo el tiempo es así, Josh —me senté junto a él y sonrió.

—Todos dicen que deberías ser como yo pero te diré algo, Jacob —se levantó—. No cambies tu forma de ser, estás bien como estás. Y aunque no nos llevemos bien eres mi hermano y te quiero —dicho esto se marchó.

Sonreí. Por primera vez tuve una conversación amistosa con Josh.

Agarré tres botellas de whisky.

—A festejar.

Entré lentamente a la habitación de Jennifer, las chicas se estaban riendo como locas así que no se dieron cuenta de que entré. Me puse detrás de Jennifer y le di un beso en el cuello, causando que se girara sobresaltada.

—Traje bebidas, estoy aburrido —les mostré las botellas.

—¡Eso! Nuestro cuñadito nos trajo bebidas. Ven, tienes que contarme muchas cosas —Jannet se levantó y me dirigió a la cama.

—No le hagas caso a Jannet, le faltan tornillos—Jennifer me dijo.

—¿Cómo crees? —Jannet me miró—. ¿Qué tal Jennifer es en la cama? —No pude aguantar la risa. Qué pregunta tan inoportuna.

—Es buena —respondí y miré a Jennifer. Tenía un gran rubor en las mejillas. Me senté junto a ella y le di un beso en los labios.

—Aw, qué ternurita, la chica buena sonrojada —Jannet se rió a carcajadas.

—Están locos —Jennifer me abrazó y escondió su cara en mi pecho.

—¿Qué posiciones han hecho? ¿El beso negro, el perro, el de la cuchara?

Reí sin parar. ¿Era posible que una mujer fuera tan pervertida? Ya entiendo porqué Daniel sale con ella. Ambos son tan para cual.

Así nos pasamos toda la noche, riendo y bebiendo. También conocí a la Jennifer pervertida y carismática, y la cual me encantó.

En Búsqueda Del Amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora