Jacob
Aquí me encontraba, de pie junto a Jennifer. Ella se veía tan hermosa con ese vestido blanco. El padre decía una serie de cosas, pero para ser sincero no le prestaba atención por el simple hecho de tener a una mujer como Jennifer a mi lado.
—Jacob Robertson, ¿recibes a Jennifer Monroe como tu esposa, para vivir con ella según la ordenanza de Dios? ¿La amarás, honrarás y consolarás, en salud, en enfermedad, en prosperidad y en adversidad y renunciando a todas las otras, te conservarás para ella solamente, mientras vivan?
Miré a Jennifer con una sonrisa.
—Sí, por supuesto que sí —Ella sonrió.
—Jennifer Monroe, ¿recibes a Jacob Robertson como tu esposo, para vivir con ella según la ordenanza de Dios? ¿Lo amarás, honrarás y consolarás, en salud, en enfermedad, en prosperidad y en adversidad y renunciando a todos los otros, te conservarás para él solamente, mientras vivan?
—Claro que sí —respondió.
Sentí como mis ojos se cristalizaban.
—Dios nuestro escucha nuestras oraciones de apoyo a la unión de Jennifer Monroe y Jacob Robertson. Bendícenos en la medida en que ofrecemos nuestras oraciones de amor y sostén a este matrimonio. Bendíceles en el nuevo compromiso que se hace el uno al otro. Permite que esta pareja siempre pueda testificar sobre el amor verdadero que hoy se profesan y del cual somos testigos. Que su amor continúe creciendo y que sea un reflejo real de Tu amor por nosotros. Por Cristo Jesús. Amén.
Ahora era de decir los votos, estaba nervioso. Jennifer y yo nos pusimos de frente.
—Yo, Jacob Robertson, desde el primer día que te vi me enamoraste, me volviste otro hombre, me cambiaste y por eso te amo, tú y tu personalidad es encantadora —Sonreí—. Me doy a ti Jennifer Monroe para ser tu esposo. Prometo amarte, honrarte y sostenerte en la felicidad y en la tristeza, en salud y en enfermedad, en prosperidad y adversidad desde este día en adelante, y hasta que la muerte nos separe.
—Yo, Jennifer Monroe, desde el primer día que te vi pensé que eras un idiota egocéntrico y sé que aún lo eres. Eso es una de las cosas que más amo de ti. Me enseñaste a divertirme cuando estaba triste y eres el hombre más encantador que he conocido —Sonreí y vi como unas lagrimas caían por su mejilla—. Me doy a ti Jacob Robertson para ser tu esposa. Prometo amarte, honrarte y sostenerte en la felicidad y en la tristeza, en salud y en enfermedad, en prosperidad y adversidad desde este día en adelante y hasta que la muerte nos separe.
Luego de escuchar al Padre hablar y hablar, pensé que iba a morir. Cerré los ojos y sentí un leve codazo, miré hacia la izquierda y Jennifer me miró con una sonrisa. Sonreí y el Padre habló un poco más fuerte.
—La gracia de Cristo permanezca con ustedes, el amor de Dios les guarde y el Espíritu Santo les sostenga de tal manera que puedan crecer en amor santo. Encuentren la luz y sostén el uno en el otro siempre, y permanezcan fieles hasta que la muerte los separe —Jennifer y yo nos miramos mutuamente—. He aquí la nueva familia Robertson, que Dios les prospere y les de muchos años de felicidad. Jacob, puedes besar a la novia.
—¿Novia? Es mi esposa —Me acerqué a Jennifer y le di un beso lleno de amor.
En ese momento todos comenzaron a aplaudir.
Jennifer
Estaba al lado de mis hermanas.
—Jennifer ya no es una Monroe —Jannet fingió llorar.
—Claro que soy una Monroe, solo que ahora llevaré el apellido de mi esposo —Le guiñé el ojo.
—Quién te aguanta —Jannet me dio la espalda.
—No seas ridícula —Jenny sonrió.
—Hola, mujeres —Josh—. Mira, mi amor, Cindy ha comido helado por montón.—Hola, mi amor —Jenny cargó a la pequeña Cindy.
—Se ve que está llena por el helado —dije con una sonrisa.
—Quiero ser tía —Jenny hizo un puchero—¿Cuando tú y Jacob van hacer misión bebé?
—Te aseguro que no ahora —dije con una sonrisa.
Sentí una mano recorrer toda mi cintura. Me giré lentamente y allí estaba mi resiente esposo. Él sonrió y me dio un tierno beso en los labios.
—¿Me perdí de algo? —Jacob me guiñó el ojo.
—Quiero ser tía —dijo Jenny.
Jacob abrió los ojos lleno de sorpresa.
—Pero acabo de casarme, un paso a la vez. Además Jennifer no tiene pinta de quedar embarazada. ¿Verdad, mi amor? —Me abrazó.
—Disfrutemos un tiempo, tenemos una vida entera para tener un bebé —Le di un beso.
***
Estábamos en el avión de camino a París. Jacob y yo decidimos ir a París para nuestra luna de miel. Él estaba leyendo un libro mientras yo miraba la ventana. Muego lo miré a él, se había quitado aquella barba pero aun así se dejó el cabello un poco largo. El cabello le llegaba por su oreja y este estaba peinado hacia atrás. Sonreí. Soy Jennifer Robertson. Era increíble que íbamos a llegar tan lejos.
Él me miró y sonrió.
—¿Qué tanto miras? —Levantó una ceja.
—Veo el hombre más maravilloso de todos —Me acerqué a él y le di un beso—. Te amo tanto.
—Yo te amo más —Siguió besándome.
—¿A sí? —Puse mi mano en su miembro haciendo que él se sobresaltara un poco.
—Jenni, me vuelves loco —Comenzó a besar mi cuello. Yo reí un poco pero lo empujé levemente.
—Tranquilo, león, en unas horas estaremos juntos—dije con una sonrisa.
***
Ya habíamos llegado. Jacob y yo estábamos en un hotel de cinco estrellas. A Jacob le encantan cosas lujosas y a mí me da igual todo. Iba a estar con el hombre que amaba que era lo más importante.
Jacob abrió la puerta de nuestra habitación, cuando yo iba a entrar él me detuvo y me cargó. Yo comencé a reír a carcajadas.
—Bienvenida a nuestra futura cama en la que haremos el amor —Me tiró en la cama.
—Ven aquí, mi amor —Se puso entre mis piernas—. Hazme oficialmente una Robertson.
—Tus deseos serán cumplido —Me subió el vestido—. Estoy tan excitado —Me dio un beso lleno de pasión.
***
Abrí los ojos y sonreí inmediatamente. Jacob estaba dormido. Me encontraba en su pecho, ese pecho tan perfecto que me pertenece. Reí un poco. Todo él era mío.
—¿Soy tan sexy? —Mis mejillas se tornaron completamente rojas.
—¿Estabas despierto?
—Claro, es muy difícil dormir teniendo a una mujer con un cuerpazo tan hermoso como el tuyo.
—Oh vamos —Me subí arriba de Jacob, demostrándole mi hermoso cuerpo—. ¿Tiene buena pinta?
—Oh Dios mío, tu cuerpo es increíble —Me besó los pechos—. La fiesta comienza ahora.
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En Búsqueda Del Amor ©
RomanceJacob Robertson, arquitecto estrella de la empresa más cotizada de arquitectos de Nueva York, es un hombre prácticamente perfecto, masculino y simpático. Pero también ambicioso y concentrado en su profesión. Lo tiene todo, desde autos lujosos hasta...