Jennifer
Escuchaba el latir de un corazón y estaba apoyada en un lugar suave. Abrí lentamente mis ojos y ¡por Dios, estaba en el pecho de Jacob!
Me senté de golpe y me cubrí con las sábanas. Él abrió los ojos y sonrió.
—Buenos días, Jennifer —dijo adormilado y se cubrió con la otra sábana.
—Cometimos una gran locura —Mis mejillas se sonrojaron.
—La verdad que sí. ¿Sabes qué hora es?
Miré mi reloj.
—Maldición, se hace tarde. Son las 8:00 y tenemos que estar allá a las nueve —Me levanté de la cama, Jacob hizo lo mismo y se vistió.
—Gracias por la noche —dijo sonriendo al terminar—. Fue una noche increíble pero no quiero que vuelva a pasar. Tú no eres lo suficiente para mí.
—¿Qué dices? ¿Crees que puedes venir aquí para decirme que no soy suficiente? —cuestioné indignada.
—Ah, se me olvidó —Me tendió unos billetes.
Ay lo mato.
—¡¿Qué piensas que soy, Jacob?! ¡¿Una maldita prostituta?!
—¿No necesitas el dinero? —se hizo el confundido.
—¡No! No soy como todas esas mujeres que se acuestan contigo. Qué tonta fui. ¡Largo de aquí! No te quiero volver a ver.
—Yo te lo pregunté. Te pregunté si querías correr el riesgo.
Me acerqué a él y le di una cachetada, muy sonora por cierto. Me miró molesto, tomó su chaqueta y se fue.
—Eres una idiota, Jennifer, una idiota —me grité a mí misma.
***
Estaba en la sala de juntas; trataba de calmarme pues aún estaba enojada. Tenía ganas de romperle las bolas al mal nacido de Jacob. ¿Cómo se atrevió a hacerme eso?
—Jenni, llegaste temprano, envié un mensaje en el grupo diciendo que la reunión se posponía para más tarde —el señor Pérez se sentó junto a mí.
—Sí —Asentí.
Jacob entró a la sala y me miró, luego se sentó al lado del señor Pérez y cerró los ojos.
—¿Qué no se hablan? —el señor Pérez nos miró confundido.
—No le hablo a idiotas como Jacob —le dije sin mirarlo.
—Eso no lo decías cuando estaba entre tus piernas ayer en la noche.
Me levanté de golpe haciendo que la silla saliera disparada hacia atrás.
—¡¿Cómo diablos te atreves?! —me acerqué a él y le di una cachetada—. A mí me respetas, estúpido.
—Eres una cualquiera, eso es lo que pasa —respondió y el señor Perez se levantó de su asiento.
—¡Ya basta! —gritó molesto—. ¿No tienen ni el mínimo respeto hacia mí? Si siguen de esa forma los voy a despedir —Me volví a sentar, tratando de calmarme.
Entraron unas cuantas personas: La reunión iba a iniciar. Luego de escuchar babosadas, el señor Pérez se levantó.
—Los arquitectos del proyecto, Jacob Robertson y Jennifer Monroe, y el constructor de dicho proyecto , Jason McCoy vivirán en una mansión exclusivamente para ellos. Así no tenemos que pagar por hoteles, eso sería demasiado costoso y no nos va a convenir.
¿Acaso se trataba de una maldita broma?
—Señor Pérez, estamos hablando de 7 o 10 meses. No pienso vivir con ella en el mismo techo durante tanto tiempo —Jacob se quejó molesto.
—Sus problemas personales no me importan, lo que me importa ahora son los gasto que va a tener la empresa, así que te guste o no van a vivir juntos. Se van en tres días. ¿Está claro? —el señor Pérez estaba molesto, eso era obvio.
—Sí, señor —Jacob suspiró con resignación.
—Nos vemos en tres días en el aeropuerto central. Él que no se aparezca le irá muy mal. A las siete de la mañana los quiero ver allá —concluyó el jefe y salió de la sala.
Jacob
—No sé cuál es el problema. Estarás con una mujer sexy durante diez meses, o un año completo —Daniel me miró con una sonrisa.
—No lo comprendes. La odio —me senté en el sofá.
—El amor nace del odio —dijo con su tono de burla.
—Y una mierda.
—Te acostaste con ella —Ahora se puso serio.
—Diversión, solo fue diversión, se lo iba a pagar.
Daniel abrió los ojos, sorprendido.
—Espera, espera, espera. ¿Le ibas a pagar? ¿Le diste dinero? —Casi se cayó del sofá.
—Sí —le di un sorbo a mi copa de whisky.
—Jacob, realmente eres un estúpido, Jennifer no es como todas, tú lo sabes —Mi amigo defendiendo a Jennifer, lo que me faltaba.
—No quiero sermones, estoy estresado. En tres días voy a tener que vivir con la loca y con el constructor —me quejé otra vez cerrando los ojos.
—¿Constructor? Vivirán con Jason. Es como la telenovela, la que dice Dos Mujeres y Un Camino pero ahora será en otra versión, ya sabes por Jennifer. Ahora será Dos Hombres y Un Camino —comenzó a reír sin parar, y luego comenzó a cantar .
¿Qué es peor? ¿Discutir con Jennifer o escuchar las estupideces de Daniel?
—Estás demente, viejo y cantas horrible en español —le dije y prodeguí a ignorarlo por completo mientras él reía a carcajadas.
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En Búsqueda Del Amor ©
RomanceJacob Robertson, arquitecto estrella de la empresa más cotizada de arquitectos de Nueva York, es un hombre prácticamente perfecto, masculino y simpático. Pero también ambicioso y concentrado en su profesión. Lo tiene todo, desde autos lujosos hasta...