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Jacob

Estaba sentado en el asiento del avión junto a Jennifer. Ella miraba por la ventana mientras yo miraba mi mano izquierda. Mi dedo anular tenía una sortija. Estaba casado, eso era obvio. Miré a Jennifer.

—Tus padres tienen que estar aburridos para que nosotros vayamos —le dije cansado.

—Solo serán unos días.

Me sentía frustrado. Podía hacer cosas mejores que ir a la casa de los padres de mi esposa.

—Tenías que decir que podíamos ir otro día pero no hoy mismo —Me crucé de brazos.

—Te pregunté y me dijiste que no hay problema, ahora suele ser que sí lo hay. Jacob son mis padres y ellos quieren que yo vaya.

—Tenías que ir sola —Me miró molesta—. Solo decía. . .—Me defendí.

—A veces eres insoportable, ¿sabes?—Se acomodó en su asiento.

—Quiero que sea niño.

Ella me miró con el ceño fruncido.

—Ahora quieres que el sexo de nuestro bebé sea niño, por Dios —Miró la ventana—. Machista.

—Me quieres tal como soy —Sonreí.

—Sí, te quiero tal como eres —dijo resignada.

—¿Ya dejaste de usar las pastillas? —Asintió—. No puedo creer que en unos meses nuestras vidas cambiaran por completo.

—Espero que cambie para bien —Sonrió un poco.

***

Entramos a la que era la habitación de Jennifer. Era un poco pequeña, la cama también era pequeña, pero los dos podíamos dormir allí. Esta tenía muchos posters de chicos y su cama llena de peluches.

—Voy a preparar la cena, me imagino que tienen hambre —Le dediqué una sonrisa a la madre de Jennifer.

Me senté en la cama y di un suspiro.

—Ya estamos solos —Jennifer cerró la puerta y se dedicó a mirar su habitación—. Está tal como la dejé —La miré a los ojos.

—No me gustan los pósters —Ella rió un poco y se acercó a mí.

—Oh vamos, era adolescente —Le di un beso.

—Da igual.

—Iré a darme una ducha —Se fue al baño, di un suspiro y me acosté en la cama.

Sentí mi cuerpo relajado, sentí que estaba en las nubes hasta que me quedé dormido.



Jennifer

Cuando salí del baño me encontré con Jacob dormido. Sonreí. Se veía tan tierno aunque ahora que lo veo la cama era muy pequeña, apenas quedaba un espacio para mí. Me puse una camiseta de Jacob y me acosté arriba de él literalmente.

Unos golpes en la puerta me despertaron, abrí lentamente los ojos y vi a Jacob aún dormido. Cómo duerme este hombre. Me levanté y abrí un poco la puerta.

—Cariño, ya está lista la cena —Miré a mi madre y ella notó inmediatamente que estaba dormida—. Lo lamento, no quería despertarte.

—No hay problema, ya despierto a Jacob para ir a cenar —Ella asintió. Cerré la puerta—. Despierta, hombre —le grité.


***

Al otro día, Jacob y yo estábamos en el supermercado. Jacob miraba mucho unos nachos.

En Búsqueda Del Amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora