Capítulo 25:
Querida Ámbar...
Lo sé, sé que es extraño regresar a esto de nuevo. Ahora cuando sé que te perdí, es un poco tonto, ¿no es así? Quizás «poco» no sea la palabra necesaria que tú y yo emplearíamos para describir esta estupidez. Sin embargo, desde que escribí la primera carta de alguna manera supe que nunca te las entregaría y que tomaba esta medida como un respiro para mí mismo. Como un desahogo de las cosas que me han pasado y de las que nos pasaron a ambos.
A pesar de lo que pasó el año anterior y de que ya no hablamos por ningún motivo, quisiera al menos saber si está bien, si todavía recuerdas que solíamos ser amigos y que tú entrabas como una ladrona a mi habitación por la noche. Yo sí. Yo recuerdo y atesoro cada uno de esos momentos porque, además de ser especiales, los viví contigo. Porque en aquel entonces ninguno de nosotros, o al menos yo, no sabíamos que esto iba a suceder; se pararnos por lo que parece un largo tiempo.
Te veo realmente poco ahora, creo que casi no pasas tiempo en tu casa como antes. ¿Es Matteo la razón por la cual ya no paras allí? Ni siquiera debería preguntar, ya me imagino la respuesta y te aseguro que no me gusta en absoluto.
Estos tres meses luego del colegio han sido largos y, debo admitir, un tanto tristes para mí. Estar sin ti hace parecer que fue hace años la última vez que hablamos solo para darte cuenta luego de que ni siquiera fue mucho tiempo. Ya quiero volver al colegio mañana para verte todos los días y para escuchar tu voz cuando discutas con alguien o cuando anuncies que estás presente en el salón. Solo una palabra, una que no va a ser dirigida a mí en especial, pero una que me va a alegrar el resto del día.
Tengo novia ahora, ya lo sabías, ¿verdad? Sí, me acuerdo de que me miraste sorprendida cuando viste el beso que me dio Luna en medio de toda la cafetería. No me culpes, no fue mi intención hacerme notar de esa manera. Si me conocieras mejor sabrías que precisamente eso de que sepan que existo no es una de mis cosas favoritas en el mundo, pero no podía negarme al beso de Luna, quería contarle de una manera muy gráfica a mis amigos que entonces estábamos en una relación. ¿Cómo negarme? Yo solito me metí a esto. Te hice caso, supongo.
No creas que estoy sufriendo o algo por el estilo solo porque estoy de novio con ella, en absoluto, me divierto tanto que no sé cómo es que me dan fuerzas al final del día para seguirme riendo de sus locuras o cómo es que mis hombros todavía soportan su peso cuando la cargo sobre ellos. La verdad es que no pesa mucho, en eso tengo una gran ventaja. Me propuso enamorarme y según lo que veo no ha dejado de intentarlo día con día y lo aprecio con el alma. Mas a pesar de que siento que la quiero, no creo que mis «te quiero» tengan el mismo significado o la misma intensidad que los que ella me dice. Intento que sea así, de verdad intento. Supongo que ese tipo de cosas no se fuerzan, no salen repentinamente. Lo cual es contradictorio porque cuando se trataba de ti sin dudarlo me decía a mí mismo que te quería, más aún, que te amaba. No entiendo todavía eso, aunque quizás todo sea cuestión de tiempo. Seguiré mintiéndome firme en cuanto a ello para un día de estos poder decirle «te amo» con la misma seguridad con que tú me dijiste que amabas a tu novio, al cual, no es por ser malo, pero desearía que un tren le pasara por encima unas diez veces y luego se lo coman los perros. No, no es cierto... sí, sí lo es.
Perdona mis celos.
Hay una cosa más que no sabes de mí, me enteré de hecho el día de mi cumpleaños... soy adoptado... Sí. Ya casi siento que puedo decirlo sin sentirme tan pisoteado. De todas maneras, eso es una historia que de seguro no tendrías tiempo para escuchar. Solo quería que al menos la Ámbar que me imagino cuando escribo estas cartas supiera y quisiera saber un poco más acerca de mí, así como yo quiero saber acerca de ella. En fin... no se puede, al parecer.
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Querida Ámbar |SIMBAR|
Fanfic|NO ES «AL ESTILO CARTAS»| Simón es el chico nuevo en el colegio, tiene una infancia que lo ha dejado marcado y en sus momentos más débiles recuerda el cómo la pasó en aquellos tiempos. Cerrado consigo mismo y abierto a solo un exclusivo número de p...