Capítulo 26

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Capítulo 26:

Querida Ámbar...

Estoy contando los meses en que no hemos hablado y aunque no lo creas me levanto cada día con la vaga esperanza de que ese no va a ser uno como cualquier otro, sino que será el día en que me hables de nuevo. A veces me ha dado por pensar que tal vez lo que quieres es que te hable yo, sin embargo, luego volteo el rostro y te veo con una mirada seria que me impone una barrera muy gruesa y no puedo alcanzarte.

Eres una chica muy difícil, rubia.

Estamos en abril y ya ha pasado un mes entero después de entrar a clases, no te niego que al principio pensé que durarías bastante poco sin hablar porque me tenías prácticamente a tu lado, pero el que no soporta soy yo ya que me amarro a la silla para no salir corriendo y decirte que me mires, que me hables y tal como la vez anterior, arreglemos nuestros problemas, si es que existen, puesto que por más vueltas que le dé a nuestra situación, nunca acabo de entender qué fue exactamente lo que nos separó.

No me trago el hecho que me hayas dicho que fue porque me querías, porque no querías lastimarme. Me lastimaste el doble cuando te fuiste, ¿por qué no viste eso? ¡Lloré, maldita sea!

Quisiera disculparme de mil maneras para volver a tenerte junto a mí, entre mis brazos, besarte y no soltarte. Mas esas cosas solo suceden en mis sueños que no son tan comunes. En los más salvajes te veo y se te ocurre desaparecer al segundo siguiente. Desearía arrodillarme frente a ti y pedirte toda una vida que me disculpes, suplicarte perdón para que estés conmigo nuevamente, pero no encuentro razones para pedirte disculpas ya que yo solo hice lo que tú me dejaste hacer. Sólo me ilusioné por un segundo y luego me caí esperando a que me dieras la mano para levantarme. Fue cruel de tu parte dejarme solo en el lodo.

¿Por qué te sigo amando si sigues con él? Ven, dime que haga algo para recuperarte y lo haré. No sigas huyendo y déjame tenerte, elígeme, ámame como yo te amo. Mírame de una vez con esos ojos tan hermosos que tienes y susúrrame con esos labios tan deliciosos que es a mí a quien quieres a tu lado.

Daría todo de mí para que me quisieras de la manera en que yo te quiero. Es verdad eso de que el amor vuelve locas a las personas. Yo creía que te volvía loco cuando era correspondido y ahora puedo ver que con el simple hecho de amar y no ser correspondido, ese sentimiento tan bonito y tan malvado te pasa las cuentas una por una.

Te estaré esperando siempre, no lo olvides, cuando mires hacia atrás te aseguro que me verás aguardando por ti sin remordimiento alguno, sonriendo como tonto, aunque muy en el fondo me repita que sufriré de nuevo. Porque cada segundo contigo vale los mil años de sufrimiento sin ti.

No me olvides, por favor.

Te ama, Simón.

Las clases en el colegio iban perfectas, no había ni un solo profesor que le cayera mal como el que le había dado física antes, este año era una mujer que, a pesar de ser estricta, no provocaba la misma sensación de miedo o intimidación que el otro presentaba tras cruzar la puerta. Todos los días era la misma rutina: levantarse, bañarse, vestirse, desayunar e irse a clase a veces en el auto de su madre y otras veces en compañía de Luna o Nico que, no era por nada, pero disfrutaba más la compañía del chico por alguna razón.

La situación con Ámbar seguía siendo la misma y algo que notaba constantemente en ella es que con cada día que pasaba se iba poniendo cada vez más hermosa, multiplicándole el hecho de tener que mantenerse al margen de su círculo personal.

—¿Trajiste lo que te pedí? —preguntó Simón en tono confidencial a su amigo, quien estaba sentado a su lado ya que desde que el año escolar empezó, Simón no lo dejó hacerse en el mismo que estaba el año pasado y además no es que él hubiese puesto demasiada resistencia.

Querida Ámbar |SIMBAR|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora