Capítulo 27:
En los días de mayo todo corría de forma en apariencia normal tanto en el colegio como en la vida personal de Simón, repetía de lunes a viernes el ir y venir a unas aburridas clases que lo único que encontraba de diversión en ellas eran las pláticas con sus amigos y su novia. Las cosas con Ámbar no habían cambiado en nada; ella seguía siendo la misma rubia de preciosos ojos y labios apetitosos que ya llevaba alrededor de seis mese de no besarlos. Se sentía la persona más hipócrita del universo al pensar en aquellas cosas, sabía que no estaba bien que pensara en besar a otra persona cuando tenía a otra, mas no podía evitar enamorarse cada día más de la rubia. Sobre todo, se sentía más culpable luego de la petición que Luna le había dejado saber aquel día en el baño para hombres de su propio colegio, y de eso hacía ya poco más de un mes.
—Necesito contarte algo —mencionó Simón a su amigo rubio, quien estaba concentrado comiéndose la segunda mitad de su sándwich de queso, observando desde su asiento improvisado que era la acera de la parte trasera del edificio del colegio.
—Dime —contestó con simpleza sin siquiera voltearlo a ver.
—Aquí no —se mordió el labio con un poco de vergüenza que suponía no debería tener, pues si había alguien a quien pudiera confiarle cualquier cosa, ese sería Nico —. Es privado.
El muchacho se volvió hacia él con un poco de sorpresa en su mirada. No sabía de qué pudiera tratarse la posible plática que tuvieran, pero debía ser interesante ya que la cara de nerviosismo de Simón no es que se viera todos los días.
—¿Hiciste algo malo en lo que me pueda ver yo de alguna manera involucrado, por muy mínimo que sea? —serio, preguntó para cerciorarse de que no iba a meterse en algún problema.
—No —respondió de inmediato —. ¿Quién piensas que soy?
—Entonces, ¿por qué es privado?
—Porque es personal —al rubio automáticamente le cambió el semblante a uno cansado, como sabiendo lo que podría estar pensando en decirle el castaño.
—Ya sé por dónde va esto —entrecerró los ojos —. Ahora es donde comienzas con tus chorradas de que te gusto porque de la noche a la mañana te volviste gay. Ya estoy un poco harto de tu chistecito, amigo.
—¡No seas bobo! —lo empujó sin mucha fuerza para darle a entender que ni siquiera estaba pensando en su suposición —. Es algo serio esta vez.
—Bien, ¿vamos al baño y me cuentas allí? —se interesó un poco, terminando casi de comer su sándwich.
—¡No! —exclamó, sonrojándose de inmediato —. Allí menos.
—No me digas que taqueaste el inodoro —se carcajeó.
—Oye, no me estas poniendo atención, en serio, esto es serio —puso mala cara, dejando de comer su propia merienda.
—Bueno, bueno. Sólo desembolsa, hombre.
—Te dije que aquí no —atrapó con sus dientes la suave piel de su labio inferior —. Ven a mi casa a la salida, te comentaré allí.
—No sé si pueda ir a tu casa, a mi padre ya se le hace raro que yo pase más tiempo en tu casa que en la mía. Ya ves que no ha dejado de perseguirme a donde voy —le dio una mordida sin ganas a lo poco que le quedaba de almuerzo en su mano —. Sigue dándome miedo decirle la verdad sobre mí.
—Mejor que lo hagas luego de terminar este año, si lo haces antes puede que corras el riesgo de que te saquen de clases —se apiadó de su amigo —. Mira que hasta esposa te estaba buscando.
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Querida Ámbar |SIMBAR|
Hayran Kurgu|NO ES «AL ESTILO CARTAS»| Simón es el chico nuevo en el colegio, tiene una infancia que lo ha dejado marcado y en sus momentos más débiles recuerda el cómo la pasó en aquellos tiempos. Cerrado consigo mismo y abierto a solo un exclusivo número de p...