Voces Anónimas "OCULTO".

La eterna mirada de Clarita.

     El museo de Bellas Artes Juan Manuel Blanes, que se encuentra majestuosamente emplazado en el Prado, un pintoresco barrio de Montevideo, es uno de los edificios encantados más reconocidos de la ciudad. Dentro de las paredes de ese antiguo caserón, que fue construido en el siglo XIX, ocurrió una de las historias más crueles e injustas de Uruguay. Hoy, lo único que queda de ese oscuro pasado son los relatos de fantasmas que a diario se escriben en él y un cuadro que es el centro de todas las miradas de los visitantes.

     Cuentan que en 1886, Clara García de Zúñiga, propietaria de la casa donde hoy está el museo, fue víctima de una trampa planeada por su propia familia. Ella era considerada una mujer liberal para la época, ya que concurría seguido a fiestas y eventos sociales. Dicen que era muy hermosa y solía asistir sola a esos festejos, lo que, sumado a su imagen de mujer desenfrenada, llamaba la atención de los invitados. Esto preocupaba a su familia, ya que pertenecía a la alta sociedad y en aquellos tiempos esa clase de comportamiento era mal visto y atentaba contra su apellido. Así que sus propios familiares optaron por una solución drástica, fría y despiadada que, además de acabar con el comportamiento rebelde de Clarita, terminó beneficiándolos a todos. Fue así como en complicidad con un médico conocido y un abogado, la declararon loca. Luego, construyeron un altillo en la casa, disimulado bajo el mismo estilo arquitectónico del edificio, para encerrarla y aislarla de cualquier tipo de contacto social. Allí, adentro de aquella especie de cárcel, esta desafortunada mujer pasó un largo tiempo sola y abandonada mientras la familia disfrutaba de su inmensa fortuna.

     Los años transcurrieron y un buen día Clara García de Zúñiga murió. Pero con su muerte nació una leyenda que logró resistir una y otra vez el avance del tiempo.

     Cuentan los vecinos del barrio y los funcionarios del museo que su fantasma de resistió a abandonar la vieja mansión y suele aparecer en las inmediaciones del lugar. Hasta el día de hoy, se la puede ver adentro de las instalaciones del museo o en el hermoso jardín que domina la entrada. Algunos la han visto con su vestido blanco paseando por el parque o parada cerca de las estatuas que se encuentran al ingresar al predio. Otros, en cambio, aseguran haber divisado una sombra en el altillo, lugar que está directamente relacionado con su sufrimiento. Pero las historias y leyendas más importantes hablan de un cuadro que de exhibe en el museo, más precisamente el retrato de Clara García de Zúñiga. De esto último puedo dar fe, ya que en la primera temporada de Voces Anónimas sufrí un accidente al subestimar la leyenda más conocida sobre este cuadro.
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     Cuentan que no se debe descolgar el cuadro de Clarita de su lugar y que todo aquel que desobedezca esta advertencia se expone a sufrir un evento desafortunado.
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Pensando en filmarlo, lo descolgué y eso derivó en un accidente automovilístico que protagonicé en la entrada del museo. Pero esa no fue la última vez que vi de cerca esta pintura.

     La última vez que visité el Museo Juan Manuel Blanes fue a fines de 2007, cuando comenzaba a trabajar en un capítulo de Voces Anónimas 2 titulado “El cuadro de Clarita”. Este episodio estaba enfocado en el retrato que Blanes hizo de ella cuando tenía tan sólo ocho años de edad.

     En aquel episodio que estábamos produciendo, Rosana, una madre ejemplar, vivió una experiencia espeluznante junto a su hija, que en aquel entonces tenía cuatro años. En 2007, la niña visitó el museo con su escuela y al entrar, sufrió una crisis nerviosa que sorprendió a todos los allí presentes. Es que según le contó luego a su madre, cuando ella se encontraba sola en una de las salas del museo, sintió un llanto a sus espaldas; de dio vuelta y descubrió el cuadro de una niña. Pero no sólo vio el retrato, sino que además de dio cuenta de que la pequeña de la pintura estaba llorando... y comenzó a hablarle. Le decía que estaba triste porque la habían cambiado de lugar.