Mi nombre es Sharen Barzelli y vivo en el barrio Buceo. En primer lugar, quiero felicitarlos por el nuevo ciclo de Voces Anónimas y el tercer libro. Me gustaría también contarles esta historia, que me sucedió hace poco tiempo, luego de ver el episodio acerca de Rufina Cambaceres. Nunca me animé a contársela a nadie, excepto a mis padres, ya que entiendo que mucha gente podría pensar que no es cierto, que la estoy inventando, que la imaginé o, sencillamente, que estoy loca. Lo cierto es que desde ese momento, veo con otros ojos cada relato que aparece en su programa.Después de ver el programa y aunque era ya un poco tarde para estar levantada, se me ocurrió buscar en Google imágenes de Rufina, para ver si en realidad guardaba algún parecido con su escultura. Encontré una, del tipo de fotografías-retrato antiguas, que me llamó la atención y decidí hacer clic para poder verla con mayor detalle. Hasta ese momento, nada parecía extraño. Llamé a mi hermana, que estaba en la cocina, para que pudiera ver la foto conmigo. Recuerdo que las dos dijimos que no era exactamente igual, pero que sí tenía muchas semejanzas con la escultura.
Decidí luego ir hacia atrás en la búsqueda para poder ver alguna otra imagen, pero el sistema se trancó y no me lo permitió... allí seguía su foto, como si estuviese mirándonos. Lo intenté una y otra vez, pero fue en vano. En ese momento, no pensé que fuese algo raro; si bien no acostumbraba tener estos problemas, supuse que sería algún tipo de falla en la conexión a Internet o en la computadora. Finalmente, en vez de intentar ir hacia atrás una última vez, opté por cerrar la ventanas del explorador y volver al Escritorio.
Con mi hermana nos dijimos: "¡Qué raro! Estará muy congestionada Internet a estas horas...".
Como la curiosidad por Rufina aún era fuerte, abrí Google otra vez y, cuando únicamente había alcanzado a teclear "Rufi...", la computadora se apagó por completo. Me refiero a todo el equipo: el monitor, la torre, todo. A continuación, como por arte de magia, se encendió nuevamente, volviendo a Windows y al Escritorio, pero quedando todos los íconos desordenados.
Esto nos pareció muy extraño y nos asustó bastante, porque no es algo que pase frecuentemente en nuestra computadora. Hubo, además, otro detalle que aumentó nuestro nerviosismo. El disco duro se encuentra fraccionado, de modo que se comparte entre Windows y Linux; por lo tanto, cada vez que se enciende o reinicia la computadora, aparecen las dos opciones para elegir uno u otro sistema operativo. En caso de no seleccionar ninguno, pasados diez segundos se inicia Linux. Lo singular e impactante es que, en este caso, se encendió en Windows.
Nunca más me animé ni tuve ganas de buscar nada sobre Rufina, ni siquiera me gusta mucho pronunciar su nombre. Mi hermana optó por olvidarlo y no hablar de ello.
Cuando se lo conté a mí madre, que es una persona que no cree en nada sobrenatural, ella me dijo que no es bueno interrumpir el descanso de los muertos y que lo que me pasó fue una advertencia, una señal de que no debo inmiscuirme en determinados asuntos. Yo no sé si será así; lo único que sé es que no soy del tipo de persona que "se hace la cabeza" con estos temas o piensa que todo lo que pasa es causado por fantasmas. Intento ser racional. Sin embargo, esto me pareció inexplicable y puedo dar fe de lo que dice la consigna del tercer ciclo de Voces Anónimas: "Quedarás marcado".
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Voces Anónimas "OCULTO".
ParanormalVoces Anónimas Historias y leyendas del universo mágico El presente libro contiene historias, leyendas, experiencias y anécdotas del detrás de cámara que nunca fueron contadas en el programa televisivo Voces Anónimas, que se emite a través de la pan...