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Yoongi se ama a sí mismo.

Sin analizar realmente de quién se trataba la espalda tras el mostrador, di dos golpes con mis nudillos en la barra para llamar su atención

—Jin, dame mi expreso, ahora.

La figura se volteó hacia mi.
—Oh, hola, me llamo Kim Taehyung. —levanté una de mis cejas.

—¿Trabajas aquí?

—¡Sí! —sonó alegre

—Entonces dame mi jodido expreso.

—¡Ah! Sí. —se volteó.

—Min Yoongi, maldito desgraciado, podrías tratar mejor a mi nuevo empleado, ¿no? —Jin apareció.

—¿Tan rápido me reemplazas? Vuelvo en dos días.

—Es que estoy solo.

—¿Y Jung?

—¿Qué hiciste en tus vacaciones? ¿Viajaste o algo?

—Sí, fue muy emocionante.

—¡Pues, cuéntame! —se emocionó.

—De la cama al baño, del baño a la heladera, de la heladera a la cama. Toda una travesía.

—¿Estás estúpido?

—Hasta tenía mis propias actividades recreativas. ¿Cuánto tiempo duraba durmiendo bajo las sábanas? La respuesta te sorprenderá.

—Pedazo de anormal, debes salir de tu casa de vez en cuando.

—Yo era agorafobico —el nuevo volvió con mi expreso y un pedazo de pastel que no pedí.

—Oh, Taehyung, lo siento, sólo bromeaba, no quise ofenderte.

—No lo hiciste, sólo me pareció un buen dato —rió.

Bebí del café y me sorprendí. —¿Tú lo preparaste?

—Sí... —dijo con algo de temor y se acercó un poco a mí. —si esta feo, por favor, no lo diga en frente de mi jefe. —susurró.

—No, esto está bien. Está muy bien de hecho. —bebí de nuevo. —Jin, está mejor que el tuyo, carajo.

—Me ofendes. Así que el alumno superó al maestro.

—¡Es que me esforcé mucho en serio! —el nuevo parecía un niño.

—En fin, qué bueno que hayas superado tu fobia, porque me hubiera perdido de esto. —ya que estaba, comí el pastel —Yo no pagaré por esto.

—Come y engorda gratis, glotón.

El nuevo no dejaba de mirarme. —Sí lo voy a pagar, deja de verme.

—N-No, disculpe, no es eso... Es que... Tengo una pregunta que hacerle...

—¡Taehyung! Ni se te ocurra. —Jin advirtió.

—Sí, lo siento.

¿Qué sería?
En fin, estuvieron un rato ocupados atendiendo a la gente que venía a desayunar.

Cuando al fin todo se calmó, el chico se sentó a mi lado y habló bajo.
—Psss.

—Estás prácticamente encima mío, ya te noté. ¿Qué quieres?

—¿Puedo hacerte una pregunta?

—Ya la hiciste.

—... Bueno, ¿dos?

—Listo.

—Aggg... Digo... ¿Cuatro?

Reí corto. —Shoot.

Los Matices De La Palabra Amor. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora