Extra 2

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—Vaya, Jungkook se fue a Francia con Taehyung y ahora tú vienes más seguido. ¿Acaso tratas de llenar su vacío? —preguntó Jin, dejando el pedido que el rubio le había dado.

—¿Acaso puedo? —sonrió de lado, tomando un sorbo de su café — La presencia de esos dos no puede ser llenada, mucho menos la de Taehyung.

—A demás, eres muy enano, no das la talla, mucho menos la de Taehyung —un pelinegro apareció de la puerta trasera, colocando más pasteles en el mostrador.

—Sí, también. Gracias por la aclaración, Minmin —dijo con sarcasmo.

—No hay problema, somos multiservicio aquí.

Jin rió, llamando la atención de ambos.

—A ver el chiste.— dijo el rubio.

—Ustedes dos son el chiste —negó con la cabeza —¿cuánto más van a estar así?

—¿Así? —Yoongi no comprendió.

—Histeriqueandose, así —sonrió de lado y tomó el teléfono de línea —si les da mucha vergüenza, yo mismo puedo llamar a un hotel para ustedes —lo sarandeó en su mano.

—¡¿Pero qué dices?! —Jimin le arrebató el teléfono —¡Yo no necesito un hotel! —dijo avergonzado.

—Oh, perfecto, ¿en la casa de quién entonces? —preguntó burlon.

—¡En tu funeral! — Yoongi gritó en su oído, haciéndolo saltar en su lugar del susto. Es que muy pocas veces el chico alzaba la voz.

—¡Diablo! —tembló el alto —Otra de esas y será pronto —puso su mano en el pecho —Dios, Yoon, soy demasiado joven.

—Mira, allá viene tu mujer, ve con ella y deja de molestar aquí.

—¿Dónde? ¡Oh! Wheein. —dijo con ilusión —Digo, ella no es mi mujer —miró a Yoongi y después de nuevo a la chica que tomaba asiento — Aún así.. ¿qué tal me veo? —preguntó al par.

—¿Alguna vez te viste mal? —halagó Jimin.

—Es que cuando sé que vas a venir, me arreglo para ti ¡Auch! —sobó su brazo, mirando confundido a Min —¡Yoongi! ¿Por qué me pellizcas?

—No lo hice.

—¡Auch! —saltó Jin otra vez —¡lo volviste a hacer!

—¡Ve a trabajar de una vez!

—Ya, ya..— tomó el menú y se fue a la mesa de la castaña.

Yoongi volvió su vista a Jimin y éste sonreía.
—¿Qué?

—Entonces... —apoyó su cabeza entre sus manos —¿Cuánto más se tiene que  mover la montaña para que Mahoma se pare de una vez? —dijo picaramente y el rojo tiñó el rostro de Yoongi.

—Cállate. Eres igual de irritante que Jin.

Jimin abultó sus labios —Entonces me voy —hizo el intento de levantarse, pero Yoongi lo sujetó del brazo.

—¿Por qué te irías?

Jimin suspiró —Mirá, llevo ya un mes viniendo aquí y juro que nunca he tardado tantas horas en decidir cómo vestirme sólo para salir a desayunar, que por empezar, siempre desayuné en mi casa... —apretó los labios.

—¿Y eso qué?

—No es normal en mi, Yoongi, ¿sí? ¿No lo ves? No es fácil para mi admitirlo tampoco, pero no estoy vistiendome bien para mí o para alguna de estás personas, y eso no es normal. —lo miró a los ojos — y Mahoma sigue sin moverse, a pesar de que he hecho de todo para llamar su atención.

Los Matices De La Palabra Amor. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora