Amor de hermanas (fanfic de Kill la Kill) [+18]

Especial #2: Creo que me enamoré, de nuevo

Los días comenzaron a pasar y Satsuki continuaba con su nueva vida junto a Ryuko. Para ese momento las dos vivían prácticamente juntas y no hace falta decir que la felicidad estaba a la orden del día en ese pequeño hogar, aunque a veces alguien afectaba el pensamiento de la pelinegra, ese alguien era la inocente Rei. Se puede decir que para buena o mala suerte para algunos, las muchachas no se habían visto desde aquella incómoda reunión en la biblioteca, al parecer había sido un pequeño momento cálido y fugaz. 

Como era usual Satsuki se despertaba temprano, mucho más antes que su dulce novia por la sencilla razón de que tenía que ir a organizar todo en el bar. Su rutina era simple, despertar y prepararse para salir, desayunar e ir caminando hasta su negocio. Aquel día inicio como siempre y antes de irse regresaba a la habitación para darle un beso de despedida a la aún dormida Ryuko y sin más se marchó. Tomó el ascensor como siempre y mientras estaba en él comenzó a pensar en todo lo que debía hacer ese día, sin darse cuenta se detenía en un piso y entraba al lugar ni más ni menos que Rei. Las dos muchachas se vieron por un momento y un leve sonrojo se hizo presente en sus rostros y el ambiente se hizo incómodo para ellas. La peli-naranja tratando de hacer menos incómodo el momento entró y se animó a entablar un pequeña charla

- Buenos... buenos días Satsuki... ¿Todo bien?

- S-si gracias y también buenos días para ti... eeeem y ¿Vas a algún lado?

- Pues si en realidad voy a mi trabajo, conseguí uno en un taller mecánico que está casi llegando al centro de la ciudad así que voy caminando a él...

Era como si la vida o el diablo estuvieran ideando la manera en la que esas dos terminaran en algo. Al principio Satsuki quiso mentir pero de manera inexplicable habló antes de pensar bien las cosas.

- Oh ya veo, yo trabajo en el centro y al igual que tú camino hacia él jejejeje

- Cierto que me dijeron que tenías una cafetería en la plaza central....

Sin darse cuenta las muchachas habían llegado a la planta baja y comenzaron a caminar juntas a la par de que seguían conversando. El ambiente entre las dos empezó a ser muy liviano y alegre también, en donde las risas iban y venían. Se puede decir que las dos eran felices cuando estaban juntas y todos quiénes las veían lo notaban. 

En cierto punto las chicas se separaron para ir cada una a su destino, pero antes de alejarse más las dos se dieron vuelta y se despidieron con una gran sonrisa y un sonrojo también. La pelinegra sentía que su corazón quería explotar de la emoción, pero también por la sensación de qué todo eso era incorrecto pero más era la alegría lo que inundaba su pecho. Tratando de controlar sus pensamientos se dirigió al local y empezó con su arduo trabajo.

Los días comenzaron a pasar nuevamente, pero esta vez había algo nuevo en la rutina de Satsuki, que era encontrarse con Rei e ir a sus trabajos. Los recorridos estaban llenos de sonrisas y sobre todo la alegría era infinita entre esas dos jóvenes. Un halo de felicidad se comenzó a formar entre esas dos jóvenes. Todo el mundo comenzó a notar de que Satsuki iba cambiando su carácter y de a poco iba dejando de ser fría y pensaban que se debía a que tanto Ryuko como las amistades que iba haciendo a lo largo de la ciudad y del tiempo le iba haciendo más que bien.

Cierto día mientras caminaban juntas, comenzaron a conversar de su primera vez que dieron un beso, la manera en que salió el tema de discusión fue tan inocente que ninguna de las dos esperó a que algo extraño sucediera. Por su lado Satsuki le contaba que fue con su novia en la sala de su apartamento y que había sido hermoso, ante esto Rei se sonrojó un poco y no pudo evitar dejar salir una frase que lo cambiaría todo.

- Ya veo, de seguro deben sentirse bien besarte...

Por un momento las dos muchachas callaron, un sonrojo notorio se mostró en sus rostros, pero lo más extraño fue que una idea extraña se colaba en la mente de Satsuki, algo que no era usual en ella: Dar rienda suelta a sus instintos.