Una guerra sin cuartel

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El pobre de Yukki veía con tristeza y asombro cómo su hogar familiar pasó de la tranquilidad al total caos. En su gran patio ya no solo estaba aquel árbol y la pequeña banqueta de piedra, ahora estaban varios militares con sus respectivos equipamientos, los cuales hablaban idiomas que él no comprendía, pero lo que comprendía era que aquellos desconocidos eran conocidos de sus huéspedes o al menos de dos de ellas. En el interior de la casa habían instalado una especie de centro de mando o algo parecido, aunque eso no le preocupaba mucho, lo que si le daba malas vibras era la actitud y estado de ánimo de absolutamente todos. Aunque no comprendía por completo el alcance de lo que estaba sucediendo, sabía que aquella emisión era la que había puesto a las mujeres en estado casi paranoico, era algo muy serio.

Llevado por la curiosidad se dirigió a la sala, encontrando a las hermanas, Ragyo y a Rei, hablando con algunos militares. El clima era muy pasado, pues los soldados les hacían preguntas a las féminas, para tratar de saber lo que estaba ocurriendo. Por su puesto la principal sospechosa era la lunática y si bien su antiguo escuadrón la respetaba, sabían de lo que ella era capaz de hacer, sin embargo les confesó que no sabía que había ocurrido y que estaba igual de impactada. Las siguientes fueron Ryuko y Satsuki, al igual que su secuestradora no sabían ni una pizca de la situación, aunque la pelinegra si estaba alterada al haber escuchado su voz salir de la televisión, pues en su mente no cabía pensamiento en cómo eso era posible. Sin embargo, al llegar el turno de Ragyo, de decir que era lo que estaba ocurriendo, todos pusieron especial atención y hasta guardaron silencio como unos pequeños infantes antes de escuchar una historia de fantasmas.

Ragyo: Creo que no hay necesidad de decir que soy un clon, es obvio pues en ese encuentro final mi verdadera yo, por así decirlo, se desvaneció... (Explicaba mientras se sentaba en un sofá y siendo rodeada por todos). A pesar de que tengo los recuerdos de esa Ragyo, no entiendo el por qué de sus acciones.

Satsuki: Por favor dinos qué ocurre...

Ragyo: A eso iba... (Toma uno de los cigarrillos que le ofrece uno de los soldados) bueno desde la aparente muerte de Ryuko al tratar de fusionarle con las fibras de combate se empezaron varios experimentos, dos de estos demostraron resultados prometedores. El primer experimento consistió en implantar de manera exitosa las fibras en un sujeto de pruebas mediante la infiltración de catalizadores y sustancias varias, provocando un cambio a nivel celular estable hasta cierto punto. La otra fue la clonación, pero lamentablemente este último programa no se pudo perfeccionar hasta semanas antes del intento de someter a toda la humanidad

Rei: Pero ustedes no trabajaron solos en eso ¿Verdad?

Ragyo: Pues no, el gobierno de este país y algunos inversores externos, nos ayudarin para perfeccionar nuestros estudios y demás. Aunque suene descabellado tenían el pensamiento y el sueño de crear las armas perfectas, es decir, soldados que se regeneran y no puedan morir un facilidad.

Rei: Y como parte de este "convenio" se les dio una muestra de mi sangre supongo...

Ragyo: Eso solo se hizo con el gobierno japones, las autoridades se hacían de la vista gorda si nosotros les ofrecíamos cosas buenas, tu sangre era una de estas cosas buenas

Rei: Por cierto ¿Qué sabes de esa tal Liv?

Ragyo: Muy poco, pero sospecho que es un híbrido entre tú ADN y el de un segundo sujeto, no sé si sea un clon o alguna pobre diabla a la cual le metieron una muestra de fibras arcaica, no sé la verdad...

Lucy: Ahora la pregunta del millón es: ¿CÓMO PUTAS VOLVISTE?

Por un momento la mujer guarda silencio, poniendo más tensos a los presentes y haciendo que varios de ellos murmurasen una posible razón o algo por el estilo. Antes de seguir hablando daba una pitada a su cigarrillo y soltando el humo hacia arriba prosiguió.

Amor de hermanas (fanfic de Kill la Kill) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora